Recuperamos esta reflexión del diplomático y escritor francés Paul Claudel (1968-1955), converso al catolicismo, que expresó de manera bellísima la potencia transformadora de la Palabra de Dios y su impacto en nuestras vidas
Es cosa infinitamente asombrosa que Dios haya hablado a los hombres en lenguaje humano y que esa Palabra de Dios haya quedado grabada para siempre en documentos escritos. No basta recorrer esa palabra con los ojos o con los labios: hay que encariñarse con ella, hay que pararse a pensarla, hay que empaparse de ella y no por curiosidad sino por devoción, hay que vivir a su cobijo, hay que almacenarla en nuestra alma; hay que descansar en ella, soñar con ella y despertarse con ella: hay que persuadirse de que ella y solo ella es pan, y de que, en último análisis, sólo de ella tenemos hambre.
PAUL CLAUDEL