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«La vacuna me trae esperanza y tranquilidad»

Colichet, Buen Samaritano y el Hogar Pozos Dulces, entre los centros sociosanitarios de Málaga gestionados por la Iglesia Católica que ya han recibido las vacunas contra el Covid-19.

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La Iglesia católica cuida y atiende en la diócesis un gran número de centros sociosanitarios, que son los primeros designados por las autoridades sanitarias en el proceso de vacunación frente al coronavirus. En los primeros días del año, se administran en ellos las primeras dosis, una vez completado el protocolo pautado. Residentes y trabajadores están siendo vacunados en los propios centros.

De los centros sociosanitarios dependientes de Cáritas, se ha vacunado ya en Pozo Dulce (el 5 de enero), y el Buen Samaritano y Colichet, entre los días 10 y 12 de enero. Como explica Patricio Fuentes, director del Buen Samaritano, «hay que destacar el gran despliegue por parte de la sanidad pública, junto al compromiso de los trabajadores de los centros, que permitió vacunar a las personas residentes y a los trabajadores. En El Buen Samaritano se desarrolló todo con normalidad y gran alegría. Era casi como la llegada de los Reyes Magos. No hubo ninguna incidencia ni ha habido reacción posterior a la misma».

Es la primera de las dos dosis necesarias en esta vacuna; la segunda, será administrada en torno a tres semanas después de la primera. «Así, podremos adquirir eso que llaman «inmunidad» y que nos lleve a una cierta normalidad, en la que podamos abrazar, volver a la vida de antes. Esa es la esperanza que tenemos y por lo que damos gracias a Dios, que ha permitido que el ser humano desarrolle una vacuna en tan poco tiempo. De todos modos, la normalidad total incluía en nuestra residencia la entrada constante de alumnos en práctica, familiares, y eso, hasta que no haya inmunidad en toda la sociedad, es imposible ahora», añade Patricio.

Los mayores que viven en la casa son los últimos para la sociedad en muchos casos, pero los primeros para el Evangelio, y también para la vacuna. «Estaban nerviosos, pero se han vacunado sin problema, como un paso hacia el fin de esta pandemia tan tremenda. Ser los primeros en esto por ser los más vulnerables, es muestra de que la sociedad ha reaccionado bien, vacunando primero a los de más riesgo y ahora lo que estamos esperanzados es, una vez que todo pase, que no quede en nada. Me gusta recordar que partimos de una situación que esta pandemia ha puesto de manifiesto: que la sociedad ha dejado abandonado el sistema de cuidado de larga duración para las personas mayores, en las que las residencias están infravaloradas, infrafinanciadas, y se cuida muy bien a los mayores, en la mayoría de los casos, gracias a las aportaciones de la Iglesia, de las órdenes religiosas, de las diócesis, de las cáritas. Gracias a ellos se soporta, no por lo que aporta la administración pública. Igualmente ha quedado al descubierto una sanidad pública muy al margen de las residencias y nuestra preocupación es que todo esto quede en nada y que tanto dolor no quede reducido al ámbito familiar y cercano de los enfermos y fallecidos, sino que dé lugar a una transformación social hacia un modelo de cuidado mucho más humanizado y cercano a los valores del Evangelio», explica el director.

COLICHET

En el centro de personas con VIH Colichet, también se han adminsitrado las primeras dosis. Juan, uno de los residentes, afirma: «Me he tirado mucho tiempo esperando la vacuna, y tenía mucho miedo. Ahora que me la han puesto, no tiene efectos secundarios ninguno y es una esperanza de que todo vuelva a la normalidad. Así que por favor, nos la ponemos todos, y verás que esto lo ganamos entre todos. Y por fin cuando me pongan la segunda voy a poder salir y hacer vida normal». Como él, Isabel, otra miembro de la casa, confiesa que «estoy muy contenta de que haya podido llegar aquí a Colichet, para mi vida ha sido un regalo porque una quiere estar más tranquila y relajada ante esta enfermedad que se está llevando a tantas personas. Nosotros además, somos especialmente de riesgo y quiero dar las gracias por todo lo que han hecho las autoridades por hacerlo posible. Habéis traído esperanza y tranquilidad. Aunque hay que seguir cuidándose, pero ya con más tranquilidad».

Paqui Cabello, su directora, nos explica que personalmente, ella dudó al salir la vacuna. «Tenía miedo, pensé en no vacunarme, en un principio. Luego recapacité y me di cuenta de que esta enfermedad nos está matando, y tenemos que unirnos para luchar contra él: investigadores, científicos, sanitarios. Eso y pensar que no pensamos muchas veces otros productos que consumimos alegremente, me animó. Pediría calma y cautela a todos, y animaría a vacunarnos a todos. Es normal que nos pidan el consentimiento porque estamos ante algo nuevo, pero no debemos alarmarnos. Hay gente que quizás no tenga esa oportunidad que nosotros tenemos ahora. Yo la he recibido con alegría y mucha esperanza de que en poco tiempo podamos tener esta guerra ganada. A quienes hablan sobre esto, les pido que lo hagan desde el conocimiento y que no propaguemos el miedo».

Como supone la evidencia científica actual, esta vacunación es una actuación necesaria y de ella no solo se beneficia la persona, sino el conjunto de la sociedad.

Ana María Medina

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