Caminamos en la fe de Jesucristo

Presentación del Plan Diocesano de Pastoral para este curso. Carta de Mons. Ramón del Hoyo López.

La Iglesia de Jaén ha conservado la fe en Jesucristo, Redentor del hombre, desde que llegó a estas tierras con San Eufrasio y los primeros evangelizadores. Entre persecuciones y tiempos de bonanza, altos y bajos, hemos de agradecer y destacar la fidelidad y creatividad misionera de los muchos cristianos, con sus pastores, que nos precedieron.

Al acercarnos a las celebraciones del Año de la Fe hemos de destacar, sobre todo la presencia continuada y viva entre nosotros del Evangelio de Jesucristo, y la fuerza de su Espíritu que ha conducido a los creyentes hacia la presencia de Dios Nuestro Padre. Demos, por ello, a lo largo del próximo curso y diariamente, gracias a Dios, con Cristo, por Él y en Él desde la Eucaristía y de manos de nuestra Madre, la Virgen María.

Nuestra respuesta de hoy, como cristianos, ante la situación de crisis y preocupación por el futuro que nos toca vivir, es recobrar nuevos ánimos, afianzar nuestra vida de creyentes y vivir el amor cristiano con renovada esperanza.

El Año de la fe al que el Papa nos convoca deberíamos aprovecharlo, como oportunidad muy personal y excepcional de gracia, para iniciar una nueva andadura como peregrinos creyentes, testigos de la fe en nuestra vocación concreta como laicos, consagrados y sacerdotes.

Advertía, hace años, el Cardenal Ratzinger: «La Iglesia es una realidad dinámica; sólo permanece fiel a su sentido, sólo cumple su misión, si no reserva para sí sola el mensaje de que se le hizo merced, sino que lo transmite a la realidad entera… El servicio al Evangelio es para ella una necesidad de amor (cf 2Co 5,14)». (El Nuevo Pueblo de Dios, Barcelona 1972, 399).

No caminamos solos. Nuestra vocación se desenvuelve y desarrolla, desde niños hasta el final de nuestras vidas en este mundo, junto a Jesucristo y al Pueblo de Dios, su Iglesia. Formamos parte de la gran familia diocesana, y, juntos, formamos parte también de la sociedad en que vivimos y por la que nos interesamos como los primeros.

Sabemos que Jesucristo que oró y ora ante Dios Padre para que seamos uno, por nuestra unidad, cortó siempre de raíz las desavenencias entre los Doce Apóstoles y destacó como primeros a los que más entregan y sirven a los demás. Dejó muy claro que sólo se construye desde la unidad y comunión y que de nada sirven los individualismos de quienes se buscan así mismos, para servirse y no servir. «Que todos sean uno, nos dice, como Tú, Padre, en mí y yo en Ti… para que el mundo crea que Tú me has enviado» (Jn 17,21)

Un Plan diocesano de Pastoral marca directrices y propuestas para caminar unidos. Luego, cada grupo y comunidad, asociación y movimiento, deberán ponerse ante la presencia del Señor, invocar su luz y la fuerza del Espíritu, para elegir lo posible, urgente y más necesario de ese camino. Una vez hecha suya la propuesta y compromisos, se trabaja sin decaer a lo largo del curso pastoral, desde la mano de Dios, para, al final, evaluar y dar gracias de lo poco o mucho conseguido junto con los demás.

En el año 2011 elaboramos juntos un Plan diocesano de pastoral para tres cursos, bajo el título: EVANGELIZAR CON NUEVO ARDOR». Señalábamos su significado y alcance y marcábamos la temática para cada curso, como recordareis, con dos ejes que denominamos transversales: La Palabra de Dios como pedagogía de la fe y la Nueva Evangelización.

Para este curso de 2012-2013 fijábamos el siguiente objetivo específico: LA FAMILIA CRISTIANA, PRINCIPAL ESCUELA DE LA FE.

Señalábamos como tareas básicas las siguientes:

La preparación de los futuros esposos.

La celebración del día de la familia en todas las parroquias.

Organizar encuentros con los padres de niños en la catequesis parroquial y de otras edades.

Implantar en las Parroquias y otros grupos la Lectio divina.

Celebrar con actos especiales el 50º aniversario del inicio del Concilio Vaticano II.

Se proponían, además, siete sugerencias, posibles, con el fin de llevar a cabo las tareas anteriores. (cf. Plan Diocesano de Pastoral, 32-34).

4. No andábamos descaminados cuando hace ya dos años nos fijábamos en un aspecto crucial para nuestra Iglesia: Evangelizar con nuevo ardor, y señalábamos al laicado y la familia como agentes imprescindibles para la transmisión de la fe en nuestra sociedad.

Sabemos que Su Santidad, Benedicto XVI, presidirá el próximo 11 de octubre la solemne apertura del Año de la Fe, que concluirá el 24 de noviembre de 2013. (cf. Motu propio Porta Fidei).

Antes, el día 7, del próximo mes de octubre también, tendrá lugar la apertura del Sínodo de los Obispos que se celebrará en Roma hasta el día 28 del mismo mes, bajo el título «La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana».

En coincidencia con este importante acontecimiento eclesial al que deberemos prestar mucha atención, el día 7 declarará el Santo Padre a San Juan de Ávila: Doctor de la Iglesia universal, momento deseado y esperado en nuestra Iglesia diocesana en forma muy especial.

También la Conferencia Episcopal Española acaba de aprobar un nuevo Plan Pastoral, bajo el título: «La Nueva Evangelización desde la Palabra de Dios: por tu Palabra echaré las redes». Caminemos de la mano con las Iglesias en España.

Finalmente otros dos acontecimientos eclesiales coincidirán en el presente curso pastoral: El cincuenta aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, al que aludíamos ya en nuestros Plan pastoral diocesano, y el vigésimo aniversario de la aprobación del Catecismo de la Iglesia Católica.

Tantas riquezas de nuestra Madre la Iglesia, que camina en el tiempo con Jesús Resucitado, lejos de dispersarnos, deben suponer para todos nosotros un verdadero estímulo para hacer camino unidos, fijos nuestros ojos en el Señor y echando la red en Su Nombre, como verdaderos creyentes que seguimos al Buen Pastor.

Por todo ello la presentación y aprobación, por mi parte, de las actividades propuestas a nivel diocesano, arciprestal, parroquial, en la Vida consagrada y Colegios de la Iglesia, así como los servicios que ofrecen las Delegaciones y Secretariados diocesanos para, en su conjunto, vivir nuestra fe, esperanza y caridad con nuevo ardor, a nivel comunitario y personal, estoy seguro que gozan del beneplácito del Señor y de que su gracia nos llevará de su mano.

Apruebo así mismo las propuestas sobre los textos bíblicos para la Lectio divina en el Año de la Fe, formuladas desde la Vicaría Pastoral.

Es el Señor quien nos anima con Palabras del Apóstol San Pablo: «Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir» (Fl 2,2).

Como trabajadores en su Viña no nos corresponde inventar nada nuevo, sino seguir la voz de nuestro Maestro, que no descalifica a nadie, sino que ofrece su salvación a todos y va el primero tras de la oveja perdida. En nuestras manos pone su salvación, su Evangelio. Nuestra respuesta lejos de cruzarnos de brazos, será acercarnos a lo alejados y a quienes no conocen a Jesucristo para mostrarles su camino, verdad y vida (cf. Jn 14,6), sin olvidarnos de la comunidad, para vivir juntos nuestra fe y ser sus testigos en medio de nuestra sociedad.

Así lo encomendamos a la intercesión de nuestros Patronos: San Eufrasio, Santísima Virgen de la Cabeza, y de forma también, muy especial, a San Juan de Ávila.

Con mi saludo agradecido y bendición en el Señor.

+ Ramón del Hoyo López

Obispo de Jaén

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