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No tener hogar acorta la vida alrededor de 30 años

La crisis sanitaria ha puesto de relieve cómo la vivienda ha sido la primera línea de defensa para protegerse del coronavirus. Cuando el mensaje más escuchado era “Quédate en casa”, miles de personas que no tenían acceso a un hogar, o aquellas que lo han perdido durante este tiempo, se han visto en una grave situación de indefensión.

El 47,1% de las personas en situación de sin hogar refiere un incidente o delito durante su historia de sinhogarismo
En pleno estado de alarma, pudimos observar en nuestra ciudad cómo muchas personas se encontraban en la calle porque no podían acceder a recursos que les protegieran ante la pandemia. Una realidad invisibilizada que se hizo palpable cuando la mayor parte de la sociedad quedó confinada en sus domicilios, pero que, irónicamente, siguió estando oculta para quienes sí pudieron protegerse en una vivienda y no frecuentaban los espacios públicos.

En Málaga, aunque se aumentó el número de plazas de emergencia y se habilitaron cuatro centros (la residencia estudiantil “El Convento”, la residencia “Casa Betania”, el Albergue Juvenil Inturjoven de Torremolinos y un centro habilitado en calle Cuarteles de la capital malagueña) fueron insuficientes porque en mayo de 2020 se contabilizaron más de 175 personas en situación de calle.

Preocupa muy especialmente a los integrantes de las distintas entidades de la Agrupación de Desarrollo el deterioro personal y relacional que sufren quienes padecen esta realidad durante espacios muy prolongados de tiempo, ya que el 28% de las personas sin hogar en mayo de 2020 llevaban más de tres años en situación de sinhogarismo, y un 18% entre uno y tres años.

En España se estima que cerca de 800.000 hogares y 2,1 millones de personas sufren situaciones de inseguridad en la vivienda (VIII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en España) mientras en Andalucía, el 17,3% de la población presenta dificultades en este ámbito, incrementándose el porcentaje hasta el 46,4%, en la población en situación de exclusión social. (Informe FOESSA Andalucía).


EL CARTEL

La similitud del cartel con las cajetillas de tabaco quiere llamar la atención de la ciudadanía. Lejos de pretender caer en alarmismos o sensacionalismos, se pretende destacar esa función vital y social de la vivienda como espacio de protección, donde cuidarnos, acceder y disfrutar de los derechos, donde realizarnos como personas, etc. Y es que la esperanza de vida de las personas sin hogar se encuentra entre los 42 y los 52 años, aproximadamente 30 años menos que el resto de la población.

Además de esto, las personas sin hogar están mucho más expuestas a sufrir delitos de odio. Según el Observatorio Hatento, el 47,1% de las personas en situación de sin hogar refiere un incidente o delito durante su historia de sinhogarismo.

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