Una procesión claustral celebra la solemnidad del Corpus Christi en la ciudad.
El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha oficiado la misa en el templo principal de la Diócesis junto a la Custodia de Arfe.
La solemnidad del Corpus Christi es una fiesta grande en el seno de la Iglesia que cada año reúne en nuestra Diócesis a miles de fieles en torno al Santísimo Sacramento por las calles de la ciudad. En esta ocasión, la celebración ha sido diferente a lo habitual y la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo ha traído consigo una procesión claustral en el interior de la Santa Iglesia Catedral y el Patio de los Naranjos, el domingo 14 de junio. Debido a que aún no se pueden celebrar actos en la calle, la Custodia de Arfe ha procesionado así, mostrando una estampa inusual, por el templo principal de la Diócesis que ha engalanado la fachada exterior del Patio de los Naranjos con numerosos tapices y lonas en honor a Jesús Sacramentado.
Previamente, el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, ha presidido la santa misa en la que ha recordado al inicio de la homilía que «la fiesta de hoy arranca del Jueves Santo» y en ella «es Jesús mismo el que viene a estar hoy con nosotros». El Obispo ha manifestado como una de las más grandes privaciones que el pueblo ha experimentado durante el tiempo de confinamiento en estos últimos meses ha sido el no poder acceder a la celebración de la eucaristía y poder tomar el cuerpo de Cristo. «En estas circunstancias -ha seguido Mons. Demetrio Fernández- hemos podido experimentar qué cercano está Dios en los sacramentos». El Obispo ha incidido en la cercanía de Dios en todo momento, especialmente cuando sufrimos.
A continuación, el prelado ha indicado que las fiestas como las del Corpus Christi son celebraciones que nos abren las puertas del cielo; la misma eucaristía es el cielo en la tierra, que viene para divinizar nuestra vida y avivar en nosotros el deseo del cielo. «Pensemos en el cielo y deseemos el cielo», ha continuado el Obispo a modo de exhortación, indicando que esta esperanza nos hace comprometernos en la actividad de cada día, «sostiene nuestra tarea de cada día», porque «nadie puede quitarnos la esperanza del cielo».
Finalmente, Mons. Demetrio Fernández ha recordado que celebramos el día de la caridad, en donde «Cáritas tiende su mano para que la caridad de Cristo, que brota de la eucaristía, llegue a todos». El Obispo, al mencionar el lema de la campaña de Cáritas de este año, ha indicado que en las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) no hay término medio, hay que llegar hasta el extremo; y en la caridad hay que llegar siempre hasta el extremo. Por eso, ha animado a los asistentes a no dar sólo de lo que les sobra, sino incluso de lo que te hace falta. Por lo que ha recordado la iniciativa de sacerdotes de la Diócesis que han donado un mes de su sueldo para los pobres y ha animado a los asistentes ha hacer lo mismo.