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Nuestra Señora de las Nieves retorna a su Santuario tras recorrer los 14 municipios de La Palma

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Ha sido una visita-peregrinación que ha dejado muchos momentos para la historia y la memoria colectiva de una isla.

Una presencia de la patrona palmera en cada uno de los municipios de la isla enmarcada en el Jubileo Universal que vive la Iglesia y para llevar consuelo y esperanza, sobre todo, a las zonas especialmente afectadas por el volcán Tajogaite.

Santa Cruz de La Palma la despidió con una eucaristía en la parroquia de El Salvador presidida por el vicario general, Víctor Álvarez, y un entrañable acto junto al barco de la Virgen. Después, camino ya del santuario, parada en el centro de mayores de la Dehesa y en Velhoco.

En el pórtico del templo mariano música de la tierra y breve acto oficial de bienvenida y para dar gracias por lo vivido.

La Virgen entró en su casa con la alegría y emoción de las personas que estaban presentes y de cuantos han hecho posible estos 22 días de peregrinación de consuelo y esperanza.

Para el delegado episcopal de la Visita y rector del santuario, Fernando Lorenzo Matías, todos los momentos han sido «especiales y bonitos», pero ha destacado el paso por Todoque, sepultado por el volcán de Tajogaite, y el cementerio de Las Manchas, parcialmente cubierto por las coladas: «Aquel fue un momento para mí tremendamente emocionante y para la gente», ha confesado, recordando las palabras de los habitantes que esperan reconstruir la zona.

Lorenzo ha subrayado la alegría como la «tónica general» de la visita, destacando que ha servido para cohesionar a los pueblos.  En sus palabras, «María no desune, María une«.

Foto: Iván Rodríguez

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ESPEJO COPE ALMERÍA: Hablamos con D. José Juan Alarcón, Delegado de la Causa de los Santos sobre el «mes de la Santidad»

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La diócesis de Almería es una sede episcopal sufragánea de la archidiócesis de Granada, en España. Su sede es la Catedral de la Encarnación de Almería y el Palacio Episcopal. San Indalecio, Varón apostólico y mártir según la tradición, es el Obispo fundador de la Iglesia de Almería, que comenzó siendo la Iglesia hispanorromana de Urci.

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Carta pastoral para el Día de la Iglesia Diocesana

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Carta pastoral para el Día de la Iglesia Diocesana

TÚ TAMBIÉN PUEDES SER SANTO

Queridos hermanos y hermanas en el Señor: En el Día de la Iglesia Diocesana, recordamos que todos estamos llamados a la santidad. No es algo reservado a unos pocos escogidos, sino el camino ordinario del cristiano. Cada uno, desde su propia vocación y estado de vida -en la familia, en el trabajo, en la vida consagrada, en el sacerdocio, en la enfermedad o en la ancianidad- está invitado a seguir a Cristo y a dejarse transformar por su gracia.

La santidad no es otra cosa que vivir unidos al Señor en lo cotidiano, con un amor que se hace servicio, con una esperanza que ilumina las dificultades y con una fe que se traduce en obras concretas. Es posible ser santo en medio de las tareas más sencillas: en el hogar, en la escuela, en el campo, en la empresa, en las parroquias… Allí donde cada uno está, puede brillar la luz del Evangelio.

Para recorrer este camino peregrino al cielo, no estamos solos. Lo hacemos en Iglesia. Nos preceden muchos hombres y mujeres que supieron vivir su fe hasta el extremo: santos y beatos que la Iglesia nos presenta como modelos, y también personas anónimas que, sin ser reconocidas oficialmente, vivieron con fidelidad y alegría el Evangelio. Su testimonio nos anima a no rendirnos, a confiar siempre en la misericordia de Dios y a poner nuestra vida en sus manos.

En nuestra diócesis de Guadix tenemos un motivo especial de alegría y de esperanza en este año jubilar: la apertura de la Causa de Canonización de don Avelino Aguilera Huertas y de 50 Compañeros Mártires en la Persecución Religiosa del Siglo XX en España. Estos hermanos nuestros entregaron su vida por Cristo y nos muestran que el amor es más fuerte que la violencia y el odio. Su fidelidad hasta el final es una llamada para todos nosotros a vivir con coherencia nuestra fe, también en las circunstancias sencillas y a veces difíciles de cada día.

En esta Jornada, en las parroquias se hablará de lo que somos y lo que hacemos como Iglesia diocesana, con datos que muestran lo que realizamos juntos como Iglesia local: las celebraciones, el cuidado del patrimonio, la acción caritativa, la vida parroquial, el servicio a los más pobres y necesitados. También se hablará de los recursos económicos con los que lo hacemos, fruto de la generosidad de tantos que colaboran y a quienes os sigo animando a ser generosos. Es hermoso saber que, entre todos, vamos sosteniendo la misión que el Señor nos confía.

Pidamos al Espíritu Santo que avive en nosotros el deseo de santidad, que nos haga testigos del Evangelio en el corazón de nuestra diócesis y que, con la intercesión de san Torcuato y los mártires de Guadix, sepamos caminar siempre como hermanos en la fe.

† Francisco Jesús Orozco Mengíbar
Obispo de Guadix

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La diócesis de Guadix en cifras: lo que hacemos y cómo lo hacemos

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La diócesis de Guadix en cifras: lo que hacemos y cómo lo hacemos

Este domingo 9 de noviembre se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, con e lema “Tú también puedes ser santo”. Esta jornada es la mejor ocasión para presentar cuentas, para hablar de lo que hacemos como Iglesia y de los recursos con los que lo hacemos.

En todas las parroquias se puede recoger una revista que ofrece todos estos datos y la carta que dirige el obispo a todos los diocesanos. También se habla de cómo podemos colaborar con la Iglesia diocesana mediante nuestro donativo: un donativo que, además, podemos desgravar al hacer la declaración de la Renta.

Pero también ponemos esos datos aquí. Y al final de este artículo hay un enlace para descargar esta revista.

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Beato Juan Duns Escoto

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Beato Juan Duns Escoto

Beato Juan Duns EscotoJuan Pablo II aprobó su culto el 20 de marzo de 1993.

Juan Escoto nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Completó los estudios entre 1291 y 1296 en París.

Luego enseñó en Cambridge, Oxford y París, como bachiller, comentaba las “Sentencias” de Pedro Lombardo.

Tuvo que abandonar la universidad, por no haber querido firmar una apelación al Concilio contra Bonifacio VIII, promovida por Felipe el Hermoso, rey de Francia.

Regresó allí el año siguiente para obtener el doctorado, con una carta de presentación del Ministro general de la Orden, Padre Gonzalo Hispánico, que había sido su maestro, en la cual lo recomendaba como plenamente docto “sea por la larga experiencia, sea por la fama que se había extendido por todas partes, de su vida laudable, de su ciencia excelente y del ingenio sutilísimo” del candidato.

A fines de 1307 Juan Duns Escoto estaba en Colonia, donde enseñó. Quizás no hay doctor medieval más sobresaliente que este franciscano escocés, que estudió en Oxford, enseñó en París, fue expulsado por Felipe el Hermoso porque no quiso firmar la apelación antipapal y murió en Colonia, a la edad en que los otros filósofos comienzan a producir, como si la llama del pensamiento le hubiese quemado la juventud.

El título de “Doctor Sutil” que le dieron, dice toda su sublimidad. Sus teorías sobre la Virgen y sobre la encarnación obtienen después de siglos la confirmación en el dogma de la Inmaculada Concepción y en el culto a la realeza de Cristo.

Elabora el misticismo pensante de San Buenaventura. Escoto es un metafísico y un teólogo.

Empleó su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima. La posteridad también lo ha llamado “Doctor del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.

Tuvo numerosos discípulos y muy pronto llegó a ser y siguió siendo el jefe de la escuela franciscana, que se inició con el Beato Alejandro de Hales, se desarrolló con San Buenaventura, doctor Seráfico de la Iglesia, y llegó a su culminación en el Beato Juan Duns Escoto.

Su doctrina está en perfecta armonía con su espiritualidad.

Después de Jesús, la Virgen Santísima ocupó el primer puesto en su vida. Duns Escoto es el teólogo por excelencia de la Inmaculada Concepción.

El estudio de los privilegios de María ocupó un puesto importantísimo en su vida. En una disputa pública, permaneció silencioso hasta que unos 200 teólogos expusieron y probaron sus sentencias de que Dios no había querido libre de pecado original a la Madre de su Hijo.

Por último, después de todos, se levantó Juan Duns Escoto, tomó la palabra, y refutó uno por uno todos los argumentos aducidos contra el privilegio mariano; y demostró con la Sagrada Escritura, con los escritos de los Santos Padres y con agudísima dialéctica, que un tal privilegio era conforme con la fe y que por lo mismo se debía atribuir a la gran Madre de Dios. Fue el triunfo más clamoroso en la célebre Sorbona, sintetizado en el célebre axioma: “Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)”.

En Colonia, donde enseñaba, murió el 8 de noviembre de 1308.

Fuente: http://es.catholic.net/santoral/

http://www.santopedia.com/santos/beato-juan-duns-escoto

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Málaga acoge el Encuentro Interdiocesano de Cursillos de Cristiandad de Andalucía

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Cursillos de Cristiandad celebra en Villa Nazaret, la casa de espiritualidad de las Nazarenas, el Encuentro Interdiocesano de Andalucía, en el que han contado con la presencia del obispo malacitano, D. José Antonio Satué. 

El equipo de Cursillos de Málaga explica que «Mons. Satué nos ha acompañado en esta acogida a las diócesis hermanas de toda Andalucía y se ha reunido con el Secretariado informándose de nuestro carisma y nuestras actividades, mostrando un gran interés por todo ello».

Los representantes de Cursillos de Cristiandad de toda Andalucía han tenido la oportunidad de conocer al nuevo obispo de Málaga y compartir con él algunas reflexiones. D. José Antonio Satué «nos ha animado a seguir adelante. Es muy bonito y muy hermoso contar con nuestro Obispo, y también con nuestro consiliario, el sacerdote José Amalio González, y nuestro sacerdote colaborador Antonio Castilla. Estamos viviendo unos momentos de eclesialidad y sinodalidad preciosos», añaden desde el equipo de Cursillos de Málaga.

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La Jornada Martirial inaugura los actos preparatorios para la beatificación de los 124 mártires de la Diócesis de Jaén

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El Obispo, Monseñor Chico Martínez, presidió este primer encuentro celebrado en la Sacristía de la Catedral, espacio que fue lugar de prisión para muchos de los mártires reconocidos, en una jornada marcada por el recuerdo, el testimonio y la esperanza.

La Sacristía de la Catedral de Jaén acogió, este jueves 6 de noviembre, la Memoria de los Mártires del siglo XX, el primer acto enmarcado en la próxima beatificación de los 124 mártires de la Iglesia de Jaén, que se celebrará el 13 de diciembre.

La jornada, presidida por el Obispo de Jaén, Monseñor Sebastián Chico Martínez, reunió a miembros del Cabildo Catedral, los ,miembros de la Comisión; sacerdotes, seminaristas, religiosas, familiares de los mártires y numerosos fieles que quisieron participar en este encuentro de oración, reflexión y gratitud.

Durante el acto, el Prelado jiennense estuvo acompañado por el Delegado para la Causa de los Santos en la Diócesis, D. Andrés Nájera, y por su homólogo en Madrid, D. Alberto Fernández Sánchez, encargado de la primera ponencia. El Obispo inauguró oficialmente la jornada subrayando la relevancia de este momento y el profundo simbolismo de celebrarlo en la Sacristía, “lugar donde muchos de los hoy reconocidos como mártires estuvieron encarcelados por confesar su fe”.

El ambiente de la sesión estuvo enmarcado por la presentación del cuadro oficial de la beatificación, obra del pintor baezano Fernando Curiel Palomares.

“Testigos de Esperanza”

En su intervención, Monseñor Chico Martínez expresó su gratitud a los asistentes y recordó que “esta tarde queremos dejarnos iluminar por el testimonio de quienes dieron la vida por Cristo y por su Iglesia; y por ello nos reunimos para reflexionar, para escuchar, para orar… y, sobre todo, para dejarnos tocar por su testimonio”.

El Obispo destacó que la beatificación es “un anuncio de gracia y de profundo gozo”, y que el testimonio de los mártires “no es una mirada nostálgica al pasado, sino una confirmación de que la fe sigue dando fruto en nuestra tierra”.

Añadió que este acontecimiento llega providencialmente en el contexto del Año Jubilar de la Esperanza, y por ello “los presentamos como Testigos de Esperanza. Ellos vivieron la amenaza, el miedo y la violencia, pero no dejaron que el odio entrara en su corazón. Su esperanza fue una esperanza en Cristo Resucitado, más fuerte que cualquier oscuridad”.

El Obispo animó a que esta beatificación marque también un camino pastoral para toda la diócesis, “un camino de oración profunda, reconciliación sincera, obras concretas de caridad, catequesis renovada, impulso vocacional y compromiso misionero”.

El martirio, espejo y motor de fidelidad

A continuación, D. Alberto Fernández Sánchez, Delegado para la Causa de los Santos de la Archidiócesis de Madrid, ofreció una conferencia sobre el proceso martirial a lo largo de la historia del cristianismo. En su intervención, recordó que la persecución por causa de la fe “sigue siendo muy real en muchos lugares del mundo”, e invitó a los presentes a vivir la dimensión interior del martirio: “Cuando se da testimonio coherente de la fe, se muere al egoísmo, al conformismo y a la mediocridad”.

Concluyó afirmando que la figura del mártir es “espejo y motor”: espejo de la fidelidad radical a Cristo y motor que impulsa a la comunidad cristiana a vivir hoy esa fidelidad en lo concreto. “La muerte del mártir no es un fin, sino una siembra que invita a la esperanza, la coherencia y la misión.”

Mesa redonda sobre el proceso diocesano

Posteriormente tuvo lugar una mesa redonda con tres canónigos de la Catedral directamente vinculados al proceso martirial: el Deán y Doctor en Historia, D. Francisco Juan Martínez Rojas; el postulador de la causa en su fase diocesana, D. Rafael Higueras Álamo; y el teólogo y sacerdote D. Luis María Salazar, miembro de la comisión histórica.

Martínez Rojas ofreció una panorámica de la situación eclesial y social de España a finales de los años veinte, permitiendo entender el contexto en el que se forjó el testimonio de los mártires jiennenses.

Por su parte, Rafael Higueras explicó cómo el proceso se inició a finales de la década de los noventa, impulsado por el entonces Obispo García Aracil, y cómo, tras una larga investigación y recopilación de más de 10.000 folios de documentación, se cerró la fase diocesana durante el episcopado de Monseñor Amadeo Rodríguez Magro.

Finalmente, D. Luis María Salazar ofreció la reflexión más teológica, invitando a contemplar el martirio como “muerte-acción”, en palabras de Karl Rahner, y como expresión eucarística de la entrega total. Recordó el gesto heroico de los sacerdotes que, presos en esa misma Sacristía, se configuraron con Cristo en la entrega de su propia sangre.

Testimonios que conmueven

La parte final de la jornada estuvo dedicada a los testimonios personales, momento de especial emoción.

La clarisa Sor María Alicia, de la comunidad de Jaén, relató el martirio de Sor Isabel María de San Rafael Aranda, única religiosa incluida en la causa.

Después intervino el sacerdote D. Enrique Cabezudo, sobrino del mártir Manuel Melero Luque, de 24 años, miembro de la Acción Católica de Martos, asesinado en 1936.

“En mi familia se practicaba una auténtica ascesis del perdón y de la misericordia —recordó emocionado—. Lo único que brillaba era el testimonio glorioso de quien había dado su vida por Cristo.”

El acto concluyó con un vídeo enviado desde Madrid por la sobrina centenaria del sacerdote José Marín Acuña, de Bailén, que compartió sus recuerdos y el cariño hacia su “tío Pepe”.

Clausura y reconocimiento

Monseñor Chico Martínez cerró la jornada con una oración y un gesto de gratitud: la entrega de la Medalla de la Diócesis de Jaén a los sacerdotes Rafael Higueras Álamo y Antonio Aranda Calvo por su labor y dedicación a la causa martirial.

La Jornada Martirial concluyó en un clima de emoción, oración y esperanza, marcando el inicio de los actos que conducirán a la beatificación de los 124 mártires jiennenses, testigos luminosos de la fe y la fidelidad a Cristo.

Galería fotográfica: Jornada martirial

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«Tú también puedes ser santo»: Jaén celebra el Día de la Iglesia Diocesana

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Este domingo, 9 de noviembre, Jaén celebra el Día de la Iglesia Diocesana, bajo el lema «Tú también puedes ser santo». Una invitación a descubrir la santidad en lo cotidiano y a vivir con alegría la corresponsabilidad en la misión.

Esta jornada, promovida por el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, coincide con la Dedicación de la Basílica de Letrán, jornada establecida por el Papa Francisco para conmemorar a partir de 2025 a los santos, beatos, venerables y siervos de Dios en las Iglesias particulares. Una fecha, por tanto, que invita a mirar con gratitud los ejemplos de fe y entrega que han florecido en nuestra tierra.

En su carta, el Obispo de Jaén, Don Sebastián Chico Martínez, recuerda que “todos somos necesarios en la misión de la Iglesia”. Asimismo, ha querido subrayar la importancia de la corresponsabilidad: colaborar con el tiempo, los dones y también con los bienes materiales, como expresión concreta de la fe y del amor a la Iglesia.

La revista Nuestra Iglesia, editada con motivo de esta jornada, refleja la vitalidad quelate en el corazón de la Iglesia de Jaén: más de 200 parroquias, 1.800 catequistas, 126 misioneros y 1.462 voluntarios de Cáritas, que cada año atienden a cerca de 30.000 personas en situación de necesidad. Un testimonio de Iglesia sinodal, misionera y cercana, que sigue siendo fuente de esperanza en la provincia de Jaén.

Además, en poco más de un mes, el 13 de diciembre, la Diócesis de Jaén vivirá la beatificación de 124 mártires jiennenses, testigos de la fe que entregaron su vida por Cristo. Este acontecimiento, como ha señalado el Obispo, “renueva el corazón de toda la Diócesis y nos recuerda que la sangre de los mártires siempre es semilla de vida nueva”. Un signo providencial que invita a mirar la santidad no como algo lejano, sino como una vocación posible y cotidiana.

Con esta jornada, la Iglesia de Jaén anima a todos los fieles a sumarse activamente a la vida diocesana, colaborando con sus dones, con su tiempo y también económicamente, para que la misión evangelizadora continúe creciendo y transformando vidas.

Porque, como recuerda la campaña, «Tú también puedes ser santo», allí donde el Señor te ha puesto.

Descargar revista Nuestra Iglesia

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Carta pastoral con motivo del Día de la Iglesia Diocesana

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Carta del arzobispo de Granada, Mons. José María Gil Tamayo, con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, que se celebra el 9 de noviembre.

Queridos hermanos y hermanas en el Señor: La celebración del Día de la Iglesia Diocesana, el próximo domingo 9 de noviembre, nos ofrece este año una ocasión singular.

Coincide con la fiesta de la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán y se convierte también en jornada de memoria agradecida por los santos, beatos y testigos de nuestra Iglesia particular. Ellos nos recuerdan que la santidad no es un ideal lejano, sino una posibilidad real: una fe encarnada en la vida de cada día. La santidad es la vocación común de todos los bautizados. No se trata de una perfección abstracta, sino de vivir conscientes de haber sido amados gratuitamente por Dios. Desde ahí brota también la misión: no evangelizamos porque seamos mejores, sino porque hemos recibido un don inmerecido. Como enseña el Evangelio: «Gratis habéis recibido, dad gratis» (Mt 10,8). La misión no nace de la iniciativa personal, sino de una respuesta agradecida al amor primero de Dios. Ese don recibido nos convierte en deudores del mundo entero, pues lo que hemos recibido de Cristo no puede quedarse guardado. Con esta conciencia caminamos como diócesis en este curso pastoral, cuyo tema central es el anuncio del Evangelio.

Queremos hacerlo desde el horizonte del camino sinodal: como Iglesia que sabe escuchar, discernir y dejarse guiar por el Espíritu. Más que una estrategia, es una conversión del corazón para reavivar la alegría de creer y el deseo de compartir la fe. Este testimonio adquiere hoy un valor profético. En un mundo marcado por la lógica del consumo y la instrumentalización de las personas, la Iglesia existe para mostrar otro modo de vivir: una comunidad que responde gratuitamente al Dios que se nos dona. Desde esa gratuidad, proclamamos que las personas no son objetos y que la vida encuentra sentido en el amor compartido.

Nuestra tierra ha sido fecundada por ese Evangelio hecho vida en muchos rostros: san Juan de Dios, que convirtió el hospital en casa de misericordia; san Cecilio, primer testigo de nuestra fe; el beato Leopoldo de Alpandeire, sencillo hermano limosnero; y la beata Conchita Barrecheguren, que desde la enfermedad se ofreció totalmente a Cristo. Sus vidas muestran que la santidad es posible aquí y ahora.

Por eso, queridos hermanos, os invito a redescubrir vuestra vocación bautismal a la santidad y a vivir con alegría vuestra pertenencia activa a esta Iglesia que camina. La misión se transmite de persona a persona, con respeto y gratuidad, desde quien sabe decir: «Hay un espacio para ti en Cristo». Y si tu fe se ha debilitado, si una herida te apartó, no temas volver.

La santidad comienza con pequeños pasos dados con confianza. La puerta está abierta, tu parroquia te espera y Dios sale de nuevo a tu encuentro, porque Él nos amó primero. Con todo mi afecto y bendición en el Señor.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispo de Granada

Tú también puedes ser santo

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Día de la Iglesia Diocesana

Nuestra Archidiócesis de Sevilla ha celebrado con alegría las beatificaciones de 20 mártires en el contexto de la persecución religiosa española del siglo XX, y también del sacerdote José Torres Padilla, cofundador de la Compañía de la Cruz. La Iglesia, nuestra Madre, se alegra con los mejores de entre sus hijos que, soportando la prueba con amor, alcanzaron la gloria del cielo. La beatificación de los mártires Manuel González-Serna Rodríguez y diecinueve compañeros, entre los que hay diez sacerdotes, un seminarista y nueve seglares (ocho hombres y una mujer), hijos de esta Archidiócesis de Sevilla, nos revela la dimensión comunitaria de la santidad de la que hablaba el papa Francisco. Demos gracias a Dios por el testimonio que nos dejaron estos hermanos nuestros que nos enseñan cómo el amor de Cristo trasforma profundamente la historia, convirtiendo el suplicio de la cruz en camino de redención y de perdón. La tortura que padecieron nuestros mártires se convirtió en ocasión de un amor más grande, incluyendo el perdón a los enemigos. Murieron perdonando a los que les quitaban la vida.

 

Estamos llamados a vivir la dimensión martirial de la vida cristiana auténtica, que aspira a la santidad, a la entrega total y a dar la vida si fuera preciso, contribuyendo a la renovación de la Iglesia y de la sociedad. Su testimonio martirial nos hace sentir que formamos parte de una gran familia que camina unida en santidad siguiendo la huella de tantos testigos santos que coronan nuestra Archidiócesis. Pedimos a Dios, en el Día de la Iglesia Diocesana y por intercesión de nuestros beatos mártires, que la fe de nuestras comunidades cristianas sea fortalecida y reavivada, haciendo de ellas espacios de justicia, de amor y de paz, también de convivencia y reconciliación, porque los mártires son una riqueza espiritual para todos. Ellos son la mejor escuela de reconciliación en la sociedad y artífices de comunión en la Iglesia en España.

 

También animo a conocer la vida del beato José Torres Padilla. Fue confesor y director espiritual de muchas personas en diversos lugares de España, haciendo gala de una gran capacidad de escucha, dedicándoles tiempo y energías, sabiéndolas acompañar, en su circunstancia y su historia, por caminos de santidad, con extraordinaria prudencia. En Sevilla se le llamaba popularmente el «santero» porque tenía fama de santidad y porque introducía por el camino de la santidad a las personas que dirigía. Entre las almas que acompañó espiritualmente destaca santa Ángela de la Cruz, canonizada por san Juan Pablo II en 2003, con la que colaboró en la fundación de las hermanas de la Compañía de la Cruz. Compartía con santa Ángela el carisma de “hacerse pobre con los pobres para atraerlos a Cristo”. El beato Padre Torres proyecta una gran luz en la vida de nuestra Archidiócesis, en la vida de la Iglesia y de la sociedad, por su ejemplo como persona, como cristiano y como sacerdote.

 

La celebración de la Iglesia diocesana es la ocasión para tomar más conciencia de la familia santa a la que pertenecemos por el bautismo. No dejes de participar y colaborar, tu aportación es muy necesaria para seguir creciendo. Tú también puedes ser santo con el testimonio de tu vida sencilla y fecunda. Que Nuestra Madre la Virgen de los Reyes y nuestros santos intercesores de la Iglesia de Sevilla nos sigan regalando frutos de santidad.

 

+José Ángel Saiz Meneses

Arzobispo Metropolitano de Sevilla

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