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La Diócesis de Huelva promulga los Estatutos del nuevo Voluntariado Diocesano

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La Diócesis de Huelva promulga los Estatutos del nuevo Voluntariado Diocesano

La Diócesis de Huelva ha querido fortalecer y ordenar la acción del voluntariado como expresión visible de la caridad pastoral y del compromiso misionero de los fieles. Con este objetivo se ha constituido formalmente el Voluntariado Diocesano de Huelva, una estructura que contará con un marco estable para impulsar, coordinar y acompañar la labor solidaria en toda la Iglesia onubense.

El Obispo de Huelva ha promulgado los Estatutos del Voluntariado Diocesano, tras haber sido revisados y aprobados por el Consejo Episcopal, el Consejo del Presbiterio y el Consejo de Pastoral Diocesano. El texto, que ha sido examinado conforme a la normativa civil —especialmente la Ley Andaluza de Voluntariado— y a la legislación canónica, entrará en vigor un mes después de su publicación oficial. Además, las Delegaciones Diocesanas competentes velarán por su adecuada implementación.

La creación del Voluntariado Diocesano responde a la voluntad de articular un servicio que, inspirado en la caridad cristiana, actúa en los distintos ámbitos de la misión de la Iglesia: la enseñanza, la santificación y el servicio pastoral. Los voluntarios acompañan a personas en situación de vulnerabilidad, colaboran en tareas pastorales, promueven la solidaridad y contribuyen al bien común desde una identidad plenamente eclesial.

El contenido de los Estatutos regula la naturaleza de este voluntariado, su ámbito de actuación y las finalidades que lo animan: promover el compromiso cristiano, apoyar actividades diocesanas y fomentar la evangelización y la acción social. También se recogen los principios esenciales que inspiran esta misión: espíritu cristiano, servicio desinteresado, solidaridad, comunión eclesial, formación continua, responsabilidad, respeto y confidencialidad.

Asimismo, los Estatutos detallan los derechos y deberes de los voluntarios, garantizando su dignidad, formación, seguridad y participación, al tiempo que subrayan la responsabilidad en el servicio, la confidencialidad, el respeto a los destinatarios y la correcta integración en la vida diocesana.

La estructura organizativa del Voluntariado Diocesano se articula a través de una Oficina Diocesana presidida por un Director nombrado por el Obispo. Esta oficina contará con un Secretario, un Tesorero, un Equipo de Coordinación para las distintas áreas pastorales y una Asamblea de Voluntarios como espacio de participación, diálogo y discernimiento comunitario. Cada órgano tiene funciones claramente definidas para asegurar un funcionamiento transparente, eficaz y en comunión con los planes pastorales de la Diócesis.

Los Estatutos establecen también el proceso de incorporación de los voluntarios, basado en un compromiso formal y en la ausencia total de relación laboral, así como la obligatoriedad de una formación inicial y continua que garantice la calidad del servicio.

Con esta normativa, la Diócesis quiere seguir cuidando y promoviendo el compromiso de tantos hombres y mujeres que, desde la fe, dedican su tiempo y capacidades al servicio de los demás, convirtiéndose en un testimonio vivo de la caridad cristiana en la sociedad onubense.

Decreto y Estatutos del Voluntariado Diocesano de Huelva

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Retiro de Adviento para familias, en Guadix

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Retiro de Adviento para familias, en Guadix

 

Será este domingo 14 de diciembre y está abierto a todos, especialmente a las familias de la diócesis

El domingo 14 de diciembre se va a celebrar un retiro de Adviento para familias de toda la diócesis, en Guadix, aunque está abierto a todos los que quieran participar. Será en el Hospital Real de la Caridad, desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde, y está organizado por la delegación de Familia y Vida.

Dirigirá el retiro el consiliario de la delegación de Familia, el sacerdote Antonio Fajardo.

Despierta tu corazón a la esperanza, el Señor está cerca” es el título bajo el que se presenta este retiro espiritual, que servirá para preparar el Adviento y para prepararse personalmente para la celebración del Nacimiento del Señor.

Para facilitar la organización, se pide que los que vayan a asistir que lo confirmen es el teléfono 647995512. Aquí también pueden recibir toda la información que precisen. Como está incluida la comida, el precio por participar es de 15€ por persona.

Ya son varios los años que se viene haciendo este retiro de Adviento en el mes de diciembre, con la asistencia de un buen grupo de matrimonios, y es tan grata la experiencia que se ha vuelto a convocar un año más.

 

Antonio Gómez

Delegado diocesano de MCS. Guadix

Familia retiro de adviento familias 14 12 25 cartel

 

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Manos Unidas de Guadix presenta sus actividades solidarias de Navidad

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Manos Unidas de Guadix presenta sus actividades solidarias de Navidad

Manos Unidas de la diócesis de Guadix presenta las actividades que ha organizado para este mes de diciembre, en torno a la Navidad. Son actividades que van a tener carácter solidario, para ayudar en el proyecto que Manos Unidas de Guadix tiene comprometido en África, o ayudan a tomar una mayor concienciación. Algunas de estas actividades se organizan en colaboración con otras instituciones diocesanas o de la ciudad.

Estas son las propuestas que nos hace Manos Unidas para el mes de diciembre

* Mercadillo Solidario: del 4 de diciembre al 5 de enero ( de 11-13,30h y de 17-20h).

* Conferencia de la psicóloga educativa Amaya Prado Piña, con el título “¿puede una máquina tener empatía? La Inteligencia Artificial y el acompañamiento humano”, el día 11 de diciembre, en Liceo Accitano, a las 19,00 h.

* Concierto de Navidad con la participación del coro Accichorus, Coro Santa Cecilia de Granada y el guitarrista Juan Carlos, de Guadix, el 22 de diciembre, en el Teatro Mira de Amescua.

* Las Velas de Adviento que Manos Unidas enciende en distintas parroquias de #Guadix en las 4 semanas de este tiempo litúrgico que nos prepara para la Navidad. La 1ª fue en Cristo Redentor, la 2ª en el Sagrado Corazón de la Estación, la 3ª será en Nuestra Señora de Fátima y la 4ª en el Sagrario.

Todas estas actividades están enfocadas a la consecución del proyecto de este año destinado a la ayuda de mujeres madres que van a dar a luz o en los primeros momentos del nacimiento de sus hijos, para mejorar sus condiciones sanitarias y de esperanza de vida, beneficiándose de un pequeño centro materno-infantil en Lisaka, República Democrática del Congo.

Se hace un llamamiento desde Manos Unidas Guadix a la reflexión y solidaridad en un tiempo en el que ‘Compartir es y será nuestra mayor riqueza’, para con los que más lo necesitan.

Manos Unidas. Guadix

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La parroquia de la Paz y Cáritas arciprestal de San Patricio atraviesan la puerta santa de Cotolengo

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La parroquia de Nuestra Señora de la Paz, en Málaga, y el grupo arciprestal de Cáritas de San Patricio peregrinaron hasta la Casa del Sagrado Corazón, Cotolengo, el 9 de diciembre, para ganar el Jubileo.

Es una de las ultimas peregrinaciones jubilares antes de la clausura del 28 de diciembre. «Una tarde llena de buena compañía, buenos sentimientos y deseos de ser «peregrinos de Esperanza»», afirma Damián Ramírez, párroco de Nuestra Señora de la Paz. 

Los peregrinos encaminaron sus pasos desde la Paz e hicieron dos paradas en el camino, para orar con los salmos 25 y 26. 

Al llegar a Cotolengo celebraron la Eucaristía, que concluyeron con la oración del Jubileo:

«Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu reino.

Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.

La gracia del Jubileo reavive en nosotros, peregrinos de esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor

A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén».

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El Obispo bendice el nuevo Centro parroquial de Arjonilla

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En el II domingo de Adviento, tiempo de espera y esperanza, la comunidad de Arjonilla vivió un acontecimiento que quedará guardado en la historia de esta villa. Nuestro Obispo, Don Sebastián, presidió la Eucaristía en la parroquia de la Encarnación, que se hizo cercano a todos con su palabra y su presencia de padre y pastor; y concelebrada por el párroco, D. Ángel, y su secretario, D. Francisco Javier. También, se contó con la presencia del alcalde de la localidad, D. Luis Miguel Carmona. Esta celebración está especialmente dirigida a los niños y jóvenes de catequesis. Asistieron numerosos padres, madres y fieles en general, que llenaron por completo el templo.

En su homilía, Monseñor Chico Martínez bajó del presbiterio y se acercó a la grey infantil y juvenil, formulándoles preguntas sobre las lecturas de este «II domingo de Adviento». Analizó con ellos las palabras clave de los textos proclamados hasta llegar a la idea principal: la conversión. “Así, el Adviento es una llamada constante a mantenernos despiertos y a preparar el corazón para un Dios que viene y que no se cansa de buscarnos”, afirmó Don Sebastián.

El Prelado comenzó sus palabras explicando el motivo que lo había llevado hasta allí: “Mi presencia entre vosotros, en este día, tiene un motivo muy especial: al concluir la Eucaristía bendeciremos el nuevo Centro Parroquial, un espacio que nace para servir a la evangelización, a la comunión, a la formación y a la vida pastoral de este pueblo que tanto quiere a su Iglesia. Aprovecho este momento para saludar al equipo de arquitectos y constructor que habéis llevado a cabo esta hermosa obra…”

En su homilía y sobre la Palabra de Dios, reflexionó: “Vivir el Adviento significa escuchar esta llamada personal a la conversión. Preguntémonos sinceramente: ¿Qué tengo que dejar? ¿Qué me aparta de vivir en gracia de Dios? ¿En qué debo crecer para parecerme más a Jesús: ¿en la piedad, en el amor a los pobres, en su pasión por anunciar el Evangelio? ¿Qué debo mejorar en mi vida familiar, en el trato con los hijos, en la relación con los enfermos, en mi trabajo, en mi parroquia, en mis amistades?

Al finalizar la Santa Misa, el obispo, acompañado por el párroco don Ángel Sigüenza Fuentes y varios seglares, se dirigió al nuevo Centro Parroquial «San Roque» para proceder a su solemne bendición y al descubrimiento de una inscripción que deja constancia del acontecimiento, con la fecha y los nombres del prelado y del párroco.

Este centro parroquial ha sido realizado con el aporte de todo el pueblo, especialmente gracias a importantes donativos y a la venta de un inmueble perteneciente a la parroquia. Se trata de un edificio diáfano y moderno. Don Sebastián expresó su alegría, elogiando tanto la construcción como la finalidad pastoral del nuevo espacio.

Al concluir la celebración, el Obispo se dirigió al nuevo Centro de Pastoral Parroquial “San Roque”, donde tuvo lugar el acto de inauguración y bendición. En sus palabras, el Obispo expresó: «Hoy celebramos que el Señor sigue escribiendo su historia en Arjonilla. Lo hace a través de este espacio acogedor y digno, en el que se forjarán corazones, se acompañarán procesos y se formará en la misión evangelizadora. Que este centro sea taller de fe, escuela de fraternidad y hogar de caridad».

No faltó un agradecimiento sincero a “Segado Arquitectos”, cuya labor ha unido la belleza con la funcionalidad, así como a los numerosos benefactores y voluntarios que, con su tiempo, esfuerzo y generosidad, han hecho posible este sueño anhelado.

Al bendecir este centro parroquial al servicio del Evangelio, se renueva también el compromiso de una comunidad que desea seguir siendo sal y luz en medio de su pueblo. Arjonilla abrió un nuevo capítulo en su vida parroquial, iluminado por la certeza de que toda obra nacida de Dios y destinada al bien común es una bendición para el presente y una promesa de esperanza para el futuro.

Aurelio Ortega
Parroquia de la Encarnación de Arjonilla

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Conferencia sobre la conservación y restauración de la imagen de Santa María de la O de Sanlúcar de Barrameda

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Conferencia sobre la conservación y restauración de la imagen de Santa María de la O de Sanlúcar de Barrameda

La Parroquia Mayor de Santa María de la O organiza una interesante conferencia sobre la conservación y restauración de la imagen titular de este templo histórico de Sanlúcar de Barrameda, Santa María de la O, que tras la restauración por parte de Salvador Guzmán Moral, ha permitido recuperar el esplendor original de esta valiosa imagen del siglo XVIII.

El acto tendrá lugar el viernes 12 de diciembre a las 20:00 horas en el Museo de la Parroquia Mayor de Santa María de la O, al que se entra por el Patio de los Naranjos. El conferenciante de esta cita es Salvador Guzmán Moral, Doctor en Bellas Artes y conservador-restaurador, el cual bajo el título «Conservación y Restauración de la imagen de Santa María de la O», acercará a todos los asistentes al proceso de conservación y restauración de esta imagen mariana de gran valor artístico y devocional.

Desde este templo histórico de Sanlúcar de Barrameda se invita a asistir a esta actividad que permitirá conocer un poco más sobre la imagen de Santa María de la O. Asimismo, cabe destacar que este evento será de entrada libre hasta completar el aforo.

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“Vamos a acudir a Ella”

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Queridos sacerdotes concelebrantes;
querido diácono;
queridos niños;
queridas familias;
queridos amigos;
queridos miembros también de la hermandad más joven de Granada, la de Nuestra Señora de la Granada, la Santísima Virgen de la Granada, que nos preside en esta celebración, tan bellamente, con todo lujo del cariño de sus hijos;
queridos hermanos todos:

Estamos celebrando una fiesta grande, en medio de este tiempo de Adviento, que nos va preparando para la Navidad del Señor, recobrando ese sentido de esperanza que tenemos que tener en un mundo tan triste muchas veces, aunque sí, muy divertido, tan triste muchas veces, pero con mucho espectáculo, pero falto de esa alegría profunda que nace de los valores y de las realidades en definitiva de Dios.

El tiempo de Adviento nos prepara para ese encuentro con el Señor en la Navidad en nuestro corazón, recordando Su primera venida, pero, al mismo tiempo, nos recuerda que todos estamos de camino, y como nos decía el Papa Francisco “somos peregrinos de esperanza”, en este año jubilar.

Luego, vamos caminando hacia el final de nuestra propia vida, o hacia el final de la historia, en que el Señor se manifestará gloriosamente vencedor del pecado y de la muerte como Rey y Señor del Universo, Señor de la Historia. El mal no tiene, por tanto, la última palabra. Y aunque lo pasemos mal, aunque veamos dificultades, sabemos que Dios ha vencido, que Dios no nos va a dejar, que el Señor está a nuestro lado. Y esa cercanía de Dios es la que celebramos en la Navidad, y para ello preparamos nuestro corazón.

Pero tenemos un modelo, tenemos a quien padecernos. Y ese modelo es la Virgen. ¿Cómo esperaría Ella a Jesús, queridos niños? Con qué cariño esperaría Ella, no haciendo un Belén, como lo hacéis vosotros, sino en su corazón. ¿Con qué cariño Ella prepararía que llevaba a Cristo en sus purísimas entrañas el nacimiento de Su Hijo? Ella sí que pondría todo de su parte, para ir preparándose como nadie, recordando todas las promesas del Antiguo Testamento, de cómo Dios no abandona a su pueblo, aunque eso fuese y estuviese a la vez acompañado de motivos que podrían llevarle a la tristeza, como era la falta de medios, como era la pobreza, incluso puntos de contradicción: cómo Dios nace en la pequeñez y en un pesebre.

Pero ahí la fe de la Virgen se nos muestra como ejemplo, para nosotros. Pero esa fe de la Virgen, que está limpia de todo pecado y de toda mancha, que es la creyente primera, el modelo de toda creyente, Ella pasa también por las dificultades. Por eso, nos entiende, queridos amigos. Por eso sabe lo que nos pasa. Y sabe que a veces nosotros también tenemos que vivir ese claro oscuro en medio de las dificultades. Mirar a la Virgen. No podemos sólo destacar que es limpia de pecado, pero tenemos que ir a lo positivo, que es la llena de todas las gracias, de todas las virtudes, de toda santidad. En Ella sí se cumple realmente lo que San Pablo en la Carta a los Efesios nos describe en ese bello himno cristológico de su comienzo. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que es la persona de Cristo, el nuevo Adán. Nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Hice cosas preciosas en Él, nos eligió antes de la constitución del mundo, para que seamos santos y reprochables ante Él por el amor.

Luego, eso que en nosotros se ha de producir, se produce ya por la salvación, por la Redención de Cristo en la cruz, a María se le aplicó de manera anticipada, en previsión de los méritos de Cristo en Su pasión, muerte y Resurrección. Y Ella ya sí es la llena de gracia. En Ella no hay mancha alguna. Ella está llena de toda santidad. Ella es como quería Dios que fuésemos, hubiésemos sido todos los seres humanos desde el comienzo.

Pero, hemos escuchado esa historia, con ese bello lenguaje del libro del Génesis, pero cargado de contenido y de realidad, al mostrarnos la realidad del pecado, el abandono de Dios, la suplantación de Dios. Pero, al mismo tiempo, la historia humana no se cierra con la desesperanza, sino que Dios promete un Salvador. Es Jesús, el Hijo de Dios. Y al mismo tiempo, una mujer nueva. Esa mujer nueva es María, la que no está tocada por el pecado, la que no está tocada por la serpiente. María es nuestro modelo, pero podéis decir, ‘pero qué modelo más altísimo, nos será imposible’.

Queridos amigos, ciertamente, no podemos imitarla en todas sus virtudes y privilegios. Pero sí podemos parecernos y pedir al Señor que nos dé la fe de la Virgen, la fe que sepa sobreponerse en medio de las dificultades y las contrariedades.

Sí, podemos pedirle al Señor que nos ayude a hacer lo que Ella hizo mejor que nadie, hacer lo que Dios le pedía, vivir como Dios manda, cumplir Su voluntad, en nuestras circunstancias, en nuestra vida de familia, en nuestras relaciones sociales y, sobre todo, podemos pedirle que nos ayude a vivir y parecernos a Jesús, haciendo realidad en nosotros su mandato, el mandato de la Virgen, de las pocas veces que escuchamos las palabras de la Virgen en la Sagrada Escritura, que, cuando dice a aquellos criados en las bodas de Cana, “hacer lo que él os diga”, pues, hagamos nosotros también, en nuestra vida, lo que Jesús nos dice. Seamos mejores cada día. Vivamos en nosotros esas consecuencias de la salvación de Jesús, esa santidad a la que estamos llamados para vivir nuestra vida ordinaria, y así nos iremos pareciendo a la Virgen –“quien a los suyos parece, honra, merece”, dice el dicho castellano-.

Pues, vamos a parecernos a Ella. Y vamos a acudir a Su intercesión de madre. Ella no se olvida de nosotros. Y por eso le rezamos, por eso la queremos, por eso es tan fácil vivir esa realidad y acogerla en nuestro corazón y ponerla en el centro, junto a Jesús, porque María es esa palabra del Misterio cristiano.

Vamos a acudir a Ella. No pase ningún día sin que nos dirijamos a Ella con las mismas palabras que nos ha recordado el Evangelio y que pronuncia el Ángel. Vamos a acudir a Ella, pidiéndole que nosotros también aceptemos la Voluntad de Dios. Seamos coherentes en nuestra vida con nuestra condición de cristiano y perseveramos en el bien obrado, que María, la Madre de Jesús, la Inmaculada Concepción, a la quien quiere tanto Granada, pues que Ella nos ayude.

Así sea.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispado de Granada

S.A.I Catedral de Granada
8 de diciembre de 2025

Conversión, como preparación en Adviento

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Homilía de D. José María Gil Tamayo, arzobispo de Granada, en la Eucaristía del II Domingo de Adviento, celebrada en la Catedral el 7 de diciembre de 2025.

Queridos hermanos sacerdotes concelebrantes;
queridos seminaristas, especialmente los que venís de Camerún;
querido diácono;
queridos hermanos y hermanas;
queridos fieles de las parroquias de Cónchar y Cozvíjar, que habéis venido con vuestro barco, con don Felipe;
queridos amigos, hermanos todos:

Sed bienvenidos, como os decía, en este segundo domingo de Adviento.

Los primeros cristianos se preparaban al Adviento como si fuese una cuaresma. Por eso, resonaba muy fuerte la Palabra de Dios de la conversión, para recordar la primera venida del Mesías, para preparar un corazón bien dispuesto. Vivían con penitencia esos días, para que después estallaran en alegría, en gozo, en compartir los días de la Navidad del Señor. Es más, los Padres en sus homilías, especialmente San León Magno, habla de este espíritu de conversión, de este espíritu penitencial, de esos días de penitencia dentro del Adviento.

Nosotros, queridos hermanos, hemos olvidado esto. Nos ha comido el terreno los grandes almacenes, incluso la política. Nos ha comido el terreno esa llamada al consumismo, esa llamada a tener y celebrar los días de Navidad como si fuesen unas fiestas de invierno. Todo lo más, sí, un sentido fraterno, claro que lo tiene, ¿cómo no lo va a tener? De preocuparnos de los demás. Lo malo es que tiene fecha de caducidad y del día siguiente al Día de Reyes ya la solidaridad se acabó hasta el año que viene. Esos días nos ponemos como más tiernos, volvemos a ser como niños, pero no tanto. Esos días también, claro que sí, son días de familia, de juntarnos, de echar de menos a quienes están lejos. (Nosotros en mi casa esperábamos a mi padre que estaba en Alemania). Son días en que se encuentran las familias. Son días también en que se echa de menos, especialmente viene una nostalgia y un recuerdo de quienes nos han dejado y otros años han compartido esas fiestas con nosotros.

Pero hemos ido perdiendo los grados de consideración de la Navidad. Por eso, es muy bueno cómo San Pablo hoy nos advierte en la Segunda Lectura de que la Palabra de Dios ilumina nuestras vidas, nuestras circunstancias. En esa Palabra de Dios, San Pablo invitaba a la paciencia. Invitaba – y ha repetido también en la Carta a los Filipenses- a tener los sentimientos de Cristo. De eso se trata, queridos amigos.

Todo el año cristiano es una configuración con Cristo. Es vivir la presencialidad de Cristo, la actualidad de Cristo, la contemporaneidad de Cristo en nuestras vidas en lo que es, por esencia, la obra de Dios, que es la liturgia. Y entonces, hacemos presente al Señor. Se hacen realidad esas palabras con las que nos alude el sacerdote: “El Señor esté con vosotros”. Claro que está con nosotros. Está en su Palabra que hemos escuchado, está en su cuerpo y en su sangre que compartimos y es ofrecido. Y están los hermanos que se hacen presente.

Vamos a prepararnos a las fiestas de Navidad y vamos a recuperar ese sentido. No digo de esas penitencias que vivían nuestros hermanos los primeros cristianos, pero sí de conversión como nos habla el profeta Isaías en la Primera Lectura. Nos hace una llamada a la conversión, pero sobre todo esa llamada a la conversión para prepararnos a esos tiempos mesiánicos que describe el profeta de paz, de concordia. Esos tiempos que hemos de hacer aquí, anticipar aquí, haciendo realidad esa petición del Padrenuestro, “venga a nosotros tu Reino, así en la tierra como en el cielo”; que se haga Tu Voluntad: “Venga a nosotros tu Reino”.

Se cumplirá ciertamente en la llegada final del Señor al final de los tiempos. Pero Cristo ya ha vencido. Y ese recuerdo de su primera venida tiene que ayudarnos a recordar y a movernos, a espabilarnos para instaurar aquí en nuestro mundo un reino de paz y de concordia. Máxime cuando vemos tanta división, tanta zozobra, tanta inquietud, tanta falta de cariño, tantas guerras abiertas, tanta violencia, tantas diferencias sociales. Y al mismo tiempo, tanta opulencia, tanto consumismo, tanto lujo, tanto desenfreno. Y la voz del profeta tiene que resonar en nosotros, pero, sobre todo, la voz de Juan el Bautista, que es la gran figura de este segundo domingo de Adviento.

Y nos invita precisamente a la conversión. Pero para no andarnos con teoría o por las nubes tenemos que preguntarnos ‘¿en qué tengo yo que cambiar para preparar una verdadera Navidad?’. Sí, ciertamente, se está preparando, se compran productos, y a ser posible anticipándose en los precios. Si es verdad se compran regalos; si es verdad nos preparamos con mejor ropa.

Pero, ¿nuestro corazón se prepara para vivir la Navidad? ¿Para levantar tanto esa hondura de nuestros egoísmos? ¿Esa hondura de pensar sólo en nosotros mismos? ¿Esa hondura de nuestras divisiones y esas brechas que nos separan de Dios y de los demás? ¿Estamos dispuestos a allanar ese terreno como nos pide el profeta, como nos pide Juan el Bautista? ¿Estamos dispuestos a bajar nuestra soberbia? ¿A ser humildes, a reconocer que nos equivocamos y que necesitamos ser mejores? ¿Estamos dispuestos a rebajar muchas veces nuestros lujos? ¿Estamos dispuestos a rebajar muchas veces nuestras ansias de poder? ¿Estamos dispuestos realmente a cambiar?

Nada mejor para vivir la Navidad que se acerque a ese espíritu de conversión que una buena confesión; que una buena reconciliación con el Señor, para vivir al menos con un sentido cristiano elemental nuestro acercamiento a Dios y preparar -haciéndonos eco de las palabras de Juan el Bautista- un corazón bien dispuesto al Señor. Para que la Navidad nos haga ser mejores, pero no en lo exterior, no en una sensiblería que caduca, no en un sentimiento de fraternidad pasajero, sino, fijo, firme, de compromiso cristiano, por hacer un mundo mejor, por acercarnos a los pobres y a los necesitados, por reconocer a Cristo en quien está lejos de nosotros y puede pasar hasta en nuestras propias familias.

Queridos hermanos y hermanas, el Adviento es un tiempo para espabilarnos. Para ponernos en la actitud de vigilancia. Para ponernos, sobre todo, en la actitud de conversión y de vuelta a Dios. Esto es lo que nos pide y esto no está reñido con la alegría, con la esperanza de este tiempo. Esto no está reñido con la verdadera alegría que es encontrarnos con el Señor. Esto no está reñido con la verdadera alegría que es la paz y el gozo. No sólo tener cosas, sino tener razones y sentido por el que vivir.

Vamos a pedirle ayuda a la Virgen Santísima. Estamos esperando esta tarde la Vigilia, por eso no está aquí la Virgen que iba a incensarla. Y no está para dar espacio a la Virgen de la Granada, que viene esta tarde a la Catedral, para la Vigilia de la Inmaculada. Ella es la limpia de todo pecado, pero Ella es la llena de santidad. Nadie como Ella preparó la Virgen del Señor.

Vamos a pedirle a Ella, a la Virgen Santísima, a la Virgen de la Esperanza, a la Virgen de la Espera, que nos ayude a esperar a Jesús y a recibirlo como Dios quiere, así sea.

+ José María Gil Tamayo
Arzobispado de Granada
S.A.I Catedral de Granada

7 de diciembre de 2025

Homilía en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María

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8 diciembre de 2025, Catedral de Murcia

Los cristianos celebramos la fiesta más hermosa de toda la humanidad. No es solo el recuerdo de una mujer, María de Nazaret, que fue concebida sin pecado porque iba a ser la Madre del Mesías, sino que es «el feliz comienzo de la Iglesia» (Marialis Cultus, de Pablo VI), la fiesta de todos los que nos sentimos de alguna manera representados por ella: es la fiesta del «comienzo absoluto», cuando Dios tomó la iniciativa de elegir a María como la Madre del Salvador. Y la quiso libre del pecado desde el primer momento. Prestad atención a los textos de hoy y veréis que están llenos de alegría y de alabanza a Dios, porque en verdad, como dijo la misma Virgen en el Magníficat, «el Poderoso ha hecho grandes obras en mí».

 

Desde el comienzo de la historia, Dios tomó la iniciativa y anunció la llegada del Salvador, el que llevaría a término la victoria del bien y la derrota del mal. Y junto al anunciado Salvador aparece la mujer, su madre, asociada a esa victoria. San Pablo nos ha dicho cuáles son los planes de Dios: él nos ha elegido, nos ha destinado a ser hijos suyos, nos ha nombrado herederos de su reino, como hermanos de Cristo Jesús. Estamos celebrando con gozo la salvación que nos ha traído Jesús, pero reconocemos que la primera salvada por su Hijo fue su Madre, como lo hemos expresado en la primera oración de la Eucaristía: «Preparaste a tu Hijo una digna morada y en previsión de su muerte, preservaste a María de todo pecado».

 

Lo que estamos celebrando es el sí absoluto que Dios ha dicho a la humanidad, ya desde el principio, y ahora de modo más cercano en el misterio de la Inmaculada Concepción de María, porque ha sido «por pura iniciativa suya», como ha dicho Pablo. Pero también nos alegramos del sí que María de Nazaret supo dar a Dios de alguna manera en nombre de toda la humanidad. Es la respuesta de tanta gente, que a lo largo de la historia ha sabido decir, como ella: «Hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). La Virgen María, la mujer creyente, una mujer sencilla de pueblo, una muchacha, novia y luego esposa de un humilde trabajador. Ella fue la elegida por Dios para ser la Madre del Mesías, y ella, desde su vida diaria, sencilla y pobre, supo decir sí al plan de Dios. Esto es lo que celebramos hoy, la fiesta de esta mujer y nos alegramos con ella.

 

Hoy es también nuestra fiesta, porque la Virgen María, es como diremos en el prefacio de acción de gracias, «comienzo e imagen de la Iglesia». Ella es la primera cristiana, la primera salvada y por tanto el primer miembro de la nueva comunidad de Jesús. María es la nueva Eva, y la podemos mirar como modelo de fe, motivo de esperanza, Madre de los vivientes, porque nos dio a Cristo, y ella misma acogió con gozo la salvación de su Hijo.

 

Mientras nos preparamos para acoger a Cristo en este Adviento con mayor profundidad en nuestras vidas, miramos hacia ella, y nos llenamos de confianza y de esperanza. Ella será la que nos enseñe y nos anime a vivir este tiempo de gracia. Proclamemos nuestra alabanza diciendo: «¡Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales!», porque en la Virgen María se han cumplido nuestras esperanzas más profundas y nos ha mostrado en ella cómo quiere actuar con nosotros y cómo quiere que respondamos en esta Navidad a su iniciativa de gracia y salvación.

 

Felicidades a todas las personas que hoy celebráis vuestro santo, os confiamos a la protección de nuestra Madre Inmaculada.

 

+ José Manuel Lorca Planes

Obispo de Cartagena

Inmaculada, sin pecado original

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Semanario Fiesta digital de Granada y Guadix, del 7 de diciembre de 2025.

En el número de esta semana dedicamos el Semanario Fiesta a la fiesta de la Inmaculada Concepción, que se celebra en su vigilia el día 7 y la Solemnidad el 8 de diciembre.

Recorremos la actualidad diocesana de Granada y Guadix. Conocemos la intención de oración del Papa para este mes de diciembre y el compromiso de Manos Unidas por las personas con discapacidad.

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