XXXII Semana de Franciscanos por la paz: Cuidar la tierra, cuidar personas.

Los recursos de la Tierra deberían servir para las necesidades de todos los seres humanos, presentes y futuros: no podemos derrocharlos irresponsablemente, pues estaríamos cercerando las posibilidades de sustento y desarrollo para nuestros hermanos más necesitados.

No podemos perder de vista que la degradación ambiental produce impactos sociales, y que son las poblaciones más vulnerables (los pobres, los excluidos de la sociedad) lo que sufren las más graves consecuencias. Por eso para solucionar los problemas ambientales requieren una aproximación integral para devolver dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar de la madre tierra y de la naturaleza.
No hemos de perder de vista que existe una ecología humana, que lleva a respetar la verdad de última de la toda persona, su dignidad intrínseca, por encima de toda su condición, edad o situación social. Cuando no se reconoce la realidad vital de cada persona, difícilmente se escucharan los gritos de la misma tierra.
El cuidado de la tierra atañe a todos los seres humanos independientemente de los credos o filosofías particulares. Las causas y las soluciones depende de la todas las visiones del mundo y de las personas que lo habitan, porque es desde ahí desde donde podemos reorientar nuestro modelo de progreso. El Papa Francisco en la encíclica Laudato Si dice: …”esto debería provocar a las religiones a entrar en un diálogo entre ellas orientando el cuidado de la tierra, a las defensa de los pobres a la construcción de redes de respeto y de fraternidad” (201).
Cuidar la tierra aparte de dar calidad ambiental afecta también a la salud de las personas, cuidar personas, en los ruidos y los materiales de construcción. También hay motivos de índole económico: buenas prácticas ambientales, a medio y largo plazo, siempre llevan consigo ahorros, en la energía, el agua o los materiales que se consumen.
Los principios que fundamentan una buena gestión para cuidar la tierra, el ambiente y las personas tendrá que tener en cuenta las bien conocidas cinco R.
La primera Reducir todo lo innecesario en todos los ámbitos practicando un consumo responsable que da preferencia a unos productos frente a otros más dañinos, utilizando aquello que se menos tóxico y cause menor huella ecológica y menor gasto de agua, menos emisiones de CO2 a la atmósfera.
La segunda Reutilizar todo lo que sea posible, tantas veces como sea factible. Vivimos en la “cultura del descarte” lo cual es dañino para la tierra y las personas. Podemos reutilizar mucho nuestros recursos antes de caer en la tentación de “usar y tirar”.
La tercera Reutilizar materiales, sobre todo lo más dañinos para la recta generación de bioenergía. Evitando nuevos frentes de explotación de la hermana madre tierra y de las criaturas todas.
La cuarta Restaurar los daños causados. Se trata de ayudar a la recuperación de lo que hemos alterado intentándolo retornar a su estado original, recuperar el daño hecho a las personas y una parte de los ecosistemas originales.
La quinta Re-educar para una nueva visión de la Tierra y de las personas que la habitan. El papel educativo puede tener un gran alcance formando en valores de vida que sean permanentes y que lleven a la conversión personal y ecología de la madre tierra a la que cuida Francisco de Asis en el Cantico de las Criaturas.
Los Franciscanos de Granada (cf. www.franciscanosgranada.es) estamos celebrando la XXXII Semana de Franciscanos por la Paz, del 8 al 14 de mayo de 2017. Creemos que esta solo se alcanza cuando cuidamos de la tierra y de las personas. Caminamos cantando que la Paz se alcanza cuando cuidamos y cultivamos lo mejor de lo que hemos recibido del Poverello de Asis haciendo un canto de esperanza para encontrar nuevos caminos de Fraternidad Universal, cuidando de la tierra y de las personas.

Severino Calderón Martínez, ofm
Grupo San Francisco. Granada

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