A las doce del mediodía en todo el mundo, cada día, un momento de silencio y oración por la paz.
Es la propuesta de María Voce ‐Presidenta del Movimiento de los Focolares‐ a los trescientos cincuenta dirigentes juveniles de los Focolares provenientes de varios países, reunidos en Castelgandolfo; pero dirigida a todos los miembros del Movimiento y a todas aquellas personas que deseen participar. La adhesión ha sido inmediata. A las pocas horas ya existía un evento en Facebook desde el que hacer patente este deseo de paz.
Empujada por las noticias llegadas a través de algunas cartas de los miembros de los Focolares en Medio Oriente, Maria Voce expresó a la asamblea su deseo: ante «estas guerras absurdas, solamente Dios puede responder a la necesidad de paz que hay en la humanidad. Se necesitaría realmente una oración fuerte, potente (…) Con una fe renovada en que Dios puede hacerlo, que si se pide en unidad, Dios responde».
Entonces, la propuesta es: «¿Por qué no retomar el time‐out a mediodía?». En la jerga deportiva es una suspensión temporánea del juego, el tiempo muerto del baloncesto. «Chiara Lubich lo había lanzado –prosigue Maria Voce‐ durante la guerra del Golfo en 1991; esa vez Dios escuchó las oraciones de todos».
Cercanos al uno de enero en que se celebra la Jornada Mundial de la Paz, el Movimiento de los Focolares vuelve a lanzar el Time out, un momento de silencio y oración por la paz en el que se pide, en palabras de Maria Voce, que se done a la humanidad esa «paz justa, que permita a todos, de cualquier credo y condición o país, vivir serenamente la vida; y que comparta este don de la paz con todos los hombres».