En la solemnidad del Corpus Christi y la semana de la Caridad, el delegado episcopal de Cáritas Española, Vicente Martín, nos anima a estar cerca de aquellos con quienes Jesús se identifica.
La Solemnidad del Corpus Christi nos recuerda, en tiempos de crisis, que la Eucaristía nos introduce en la dinámica del amor y la unidad. La unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que Él se entrega, de manera especial a los más pobres. La Eucaristía nos ofrece el don de poder amasar la caridad y la vida de los pobres ¿Cómo vivir la Eucaristía sin estar cerca de aquellos con quienes Jesús se identifica?
Esa comunión es una llamada a tejer una comunidad de vida y amor, en una sinfonía que se va creando en el encuentro, el vínculo y la comunicación. Comunidad samaritana que es portadora del cuidado de la vida, empeñada en acompañar, sanar y cargar con el dolor y el sufrimiento de nuestro pueblo.
Ser comunidad nos lleva a salir al encuentro de los hermanos y hermanas más vulnerables en la projimidad, la cercanía y la esperanza que brotan de la Eucaristía, alimento para la fraternidad y el compromiso. Por ello, nuestra manera de celebrar la Eucaristía ha de ser transformadora de una realidad que clama cuidados y justicia. La adoración lejos de alejarnos de la realidad se hace luz que abre nuestros ojos, levadura que fermenta nuestra compasión y profecía que nos convoca y provoca trabajar por un mundo mejor.
Este tiempo de pandemia está poniendo a prueba nuestra creatividad en la caridad. Es tiempo de respuestas osadas, de acciones en red, en comunión, en inventiva de nuevas formas de relación, de nuevos estilos de vida en búsqueda de un mejor servicio al bien común. Es tiempo de colaboración desde nuestros lugares de misión en el cuidado y protección de la vida. Compromiso que nos hacer ser tejedores de justicia en el amor y el servicio, como Jesús, el Pan partido.