Una jornada intensa la vivida este viernes con el comienzo de la Visita de la imagen de la Virgen María de la Candelaria a los municipios de Santa Cruz de Tenerife y de La Laguna.
El día se había iniciado con la eucaristía de las 6 de la mañana en la Basílica y finalizó poco después de las 11 de la noche, cuando la imagen quedaba que instalada en el presbiterio de la parroquia santacrucera de La Concepción.
El prior Daniel Mirón, recordó al alba que la Virgen llevaba cerca de uno de sus hombros la medalla de la Misión diocesana. No en vano esta iniciativa pastoral se programó como un pregón anunciador del bicentenario de la diócesis y está, por ello, enmarcada en las acciones de la llamada a vivir en salida misionera.
En plena peregrinación se supo el fallecimiento del sacerdote Cristóbal Pérez Vega, en cuya parroquia de los Gladiolos se iba, precisamente, a comenzar la procesión litúrgica de entrada de la Virgen en la ciudad.
con las luces del día, el municipio de Candelaria y el arciprestazgo de Güímar despedían a la patrona de Canarias. Su alcaldesa contaba que una de sus sobrinas le había comentado por el camino que allí iba María la Reina y su hijo que es el Rey. Posteriormente, fue el municipio del Rosario y la parroquia del Chorrillo, a la que siguió el de Santa Cruz de Tenerife y la parroquia del Cristo de La Gallega y el Pilar.
Con un sol radiante, en la rotonda de la conocida churrería de Taco, este arciprestazgo volvió a tener presente la Misión diocesana, en un acto en el que también dio la bienvenida el municipio de La Laguna. Eran ya momentos de intensa presencia de peregrinos y de fervor popular.
La comitiva se dirigió hacia el hospital de La Candelaria. Después del cambio de la imagen para las andas procesionales se vivió, sin duda, un especial momento de cercanía con los enfermos, sus familiares y el personal de dicho centro sanitario. Los capellanes, junto con la gerencia prepararon un sugerente acto.
Miramar, García Escámez, Tío Pino…los habitantes de los distintos barrios acogieron con cariño y alegría a la comitiva mariana. El arciprestazgo de Ofra le dio la bienvenida. En Los Gladiolos, el obispo Álvarez realizó un responso por el fallecido párroco D. Cristóbal Pérez.
En la esquina del antiguo hospital militar, un grupo de mayores aguardaba el paso de la imagen, en otra de las estampas entrañables del día. La parroquia del Pilar, por su parte, organizó una alegre pañolada el paso de la Virgen peregrina. Así, la morenita, siempre escoltada por los voluntarios con sus camisetas amarillas, se fue dirigiendo hacia la alameda del Duque de Santa Elena. Allí iba a tener lugar el recibimiento oficial y una liturgia de la Palabra.
Una coral de rondalleros dirigidos por Israel Espino solemnizó el acto con el canto del Magnificat, y lo cerró con el himno de la Virgen de Candelaria. El alcalde Bermúdez saludó a la patrona y a los peregrinos, tal y como hicieron también niños, jóvenes, familias, adultos y miembros de la vida consagrada de las parroquias de la ciudad.
La lectura del evangelio de la Visitación de María dio paso a la homilía del obispo, Bernardo Álvarez. “Salúdanos María”- enfatizó. De este modo podremos proseguir la vida con palabras y gestos de alabanza y alegría, como le ocurriera a Isabel después del saludo y la visita de la María.
