Intensa alegría y emoción en Tenerife, con jornada de puertas abiertas todo el fin de semana. En dos palabras quiero resumir este día: “satisfacción y gracias”. De esta manera se expresaba el Obispo, D. Bernardo Álvarez, en el mediodía del viernes 19 de junio, durante el acto de reapertura y bendición de la Sede del Obispado. Satisfacción por lo realizado y gracias a miles de personas, instituciones, empresas, parroquias, obispados etc. que fue recordando el prelado nivariense en el patio central del Palacio de Salazar en un emotivo acto que se inició con un minuto de silencio y un Responso por el inspector de policía asesinado pocas horas antes en el País Vasco.
En el acto participaron, entre otros, la Consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes, Milagros Luís Brito – por problemas de última hora en la agenda del jefe del ejecutivo autonómico -, el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro, el presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior y el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo. También se encontraba presente el Obispo de la Diócesis Canariense, Francisco Cases, junto a un buen número de sacerdotes y una importante representación de la sociedad de estas islas.
El Alcalde de Aguere fue el primero en intervenir, recordando aquel día de enero de 2006 en el que, el hoy alcalde, era Concejal de Seguridad Ciudadana. Fue, indicó, “uno de los instante más duros que he vivido como político” pero, prosiguió Clavijo, el pueblo lagunero y de otros lugares, “se volcó desde el principio” y “este es un día para felicitarnos todos, porque hemos conseguido, juntos, lo impensable…haciendo buena la máxima de que la unión hace la fuerza”.
La representante del Gobierno de Canarias, la Consejera Milagros Luis Brito, hizo referencia al importante bien patrimonial que se recuperaba. Se culmina, dijo, “una obra bien hecha”, y el esfuerzo y cariño de tantas personas e instituciones. “Obras como éstas nos sirven para recordar, en momentos como este – sostuvo la Consejera – que los hombres y mujeres de Canarias, cuando queremos, somos capaces”. Es un magnífico augurio, concluyó, para comenzar a festejar los diez años del reconocimiento de La Laguna como Patrimonio de la Humanidad.
Por su parte, el presidente insular, Ricardo Melchior, además de dar las gracias a todos, mostró su satisfacción por ver concluida una obra emblemática, no sólo para La Laguna sino para Tenerife y Canarias. Desde el incendio “todos empeñados en un objetivo común”- indicó- hemos podido recuperar este inmueble. Un factor esencial, reconoció, ha sido la participación común y coordinada de las instituciones y de los ciudadanos. Ello ha permitido, según Melchior, contemplar ahora “una obra ejecutada con diligencia y respeto” por lo que significa este inmueble. En otra parte de su intervención, el Presidente del Cabildo recordó otro reto que hemos de afrontar: la restauración de la Catedral. En relación a este asunto, quiso enfatizar que con tenacidad, unión y fuerza, también lo conseguiremos.
Por su parte, el Obispo, antes de bendecir las instalaciones recordó, visiblemente emocionado, los momentos del incendio de aquel mediodía de enero de 2006. Quiso ir citando a las principales instituciones, empresas, organismos de la Iglesia y a miles de particulares sin cuyo apoyo y solidaridad no habría sido posible finalizar esta obra.
Igualmente, Álvarez informó que tanto la rehabilitación del edificio, como las indemnizaciones, el equipamiento, proyectos, etc. han alcanzado un coste de siete millones ochocientos mil euros. Aún tiene pendiente la diócesis de recaudar algo más de 600.000 euros. Por último, el Obispo señaló que se espera que en un mes se inicie el traslado de las oficinas de la diócesis al edificio restaurado de modo que en septiembre, con el comienzo del nuevo curso, se esté ya trabajando en la Sede Oficial del Obispado.
Desde ahora el edificio estará dedicado íntegramente a los servicios diocesanos para atender a las personas y realizar las tareas propias de la Iglesia Católica en esta provincia, para ello durante los próximos meses se iniciará el traslado de los distintos departamentos al inmueble de la calle S. Agustín, 28. Además, el edificio restaurado tiene sus instalaciones actualizadas en materia de seguridad, salud laboral, accesibilidad, etc.
Uno de los arquitectos encargados de la obra, Sebastián Matías, ha señalado que a falta de concluir ciertos retoques, sobre todo, relacionados con la carpintería del inmueble, “el grado de satisfacción por parte de los técnicos que han trabajado en la rehabilitación es bastante alto. Ahora son ustedes, los ciudadanos, los que tienen que juzgar si la obra cumple con las expectativas” –indicó Matías. Para ello, desde hoy mismo y durante todo el fin de semana se están realizando una jornada de puertas abiertas para que la ciudadanía pueda visitar todo el edificio y comprobar el estado en el que ha quedado el Palacio Salazar. Las mismas se realizan en horario de 10 de la mañana a 20 horas.
HACIENDO MEMORIA
La mañana del 23 de enero de 2006, el cielo de La Laguna quedó inundado de una marea de humo negro proveniente de las llamas del Palacio Salazar. Un edificio del barroco canario y uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura típica de esta tierra. Se trató de un lamentable día en el que la Sede del Obispado quedó reducida, en pocas horas, a cenizas tras un incendio originado en la planta superior del inmueble.
Las pérdidas no sólo fueron patrimoniales. Los servicios diocesanos sufrían un duro golpe en sus medios materiales y todo el personal, primero en distintos enclaves de la ciudad de La Laguna y, posteriormente, en la cedida por el Ayuntamiento “Casa Anchieta”, tuvo unos meses de intensísimo trabajo y dedicación para recuperar la marcha habitual de la Curia Diocesana. El propio Obispo infundía esperanza la misma jornada del siniestro recordando que “esto comenzó en Belén y aquí estamos”. Bernardo Álvarez resumía en la prensa lo vivido en aquellas fechas afirmando que “te entra una sensación de irrealidad. La primera noche fue tremenda porque me despertaba y pensaba que todo había sido una pesadilla. El día del incendio no hablé con nadie porque tenía interiormente un nudo y al intentar hablar me echaba a llorar…, pero, lo que más me emociona y me bloquea es ver la sensibilidad y la respuesta y generosidad de la gente y los gestos de ánimo que me hacen llegar”.
Las casualidades de la vida hicieron que estuviera en Tenerife el ya Obispo Emérito, Felipe Fernández, que fue desalojado de la contigua residencia sacerdotal. El mismo recordó posteriormente que, “ciertamente, fue una Jornada muy dura. Un trago muy amargo. Un sufrimiento tremendo. Ver pasto de las llamas el lugar en que uno ha vivido catorce largos años, saber que el mismo Sagrario sería pasto del fuego y ver desaparecer algunas obras de arte de un cierto relieve es más que doloroso y triste para quien nada puede hacer por evitarlo”.
Ya han pasado más de tres años de aquel severo siniestro. Afortunadamente, los trabajos ya han concluido y el aspecto que luce el Palacio Episcopal es, prácticamente, el mismo que antes del incendio.
Desde el día siguiente del incendio, se inició la solidaridad de personas e instituciones para apoyar económicamente la rehabilitación del inmueble. La Diócesis comenzaba a trabajar en una triple dirección: restauración del edificio, funcionamiento de los servicios del obispado y obtención de recursos.
El dieciséis de octubre de 2006, con una celeridad notable, el Obispo Bernardo Álvarez presentaba el proyecto básico de restauración de la Sede del Obispado a los representantes de las instituciones públicas que se habían comprometido en la co-financiación de dicha obra. El 29 de Junio de 2007, era colocada la primera piedra y comenzaba la empresa “Víctor Rodríguez e Hijos”, a llevar adelante la rehabilitación de la Casa Salazar. Por otro lado, tal y como ha consta en el Convenio firmado con las instituciones públicas, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Laguna han aportado el 40% de la financiación de la obra. El 60% restante lo ha recaudado la Diócesis Nivariense, a través de los fondos que ha ido recibiendo de empresas, particulares, otras instituciones, organismos eclesiales de dentro y fuera del archipiélago etc.
Al final, han sido poco más de 23 meses de obras, unos tres años y medio desde el incendio, hasta llegar a este 19 de junio de 2009, donde las lágrimas de entonces se tornaron en alegría y esperanza hoy.