Ordenados dos diáconos que quedan configurados con Cristo servidor

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Esteban Manuel Rodríguez Herrera y José Manuel Urbina Mérida han sido la tarde del domingo 18 de marzo ordenados diáconos en la Catedral por el obispo, Bernardo Álvarez. “Por la ordenación diaconal, son sellados con un don “que nadie puede hacer desaparecer y que les configura con Cristo que se hizo diácono, es decir, el servidor de todos” – les indicó el prelado nivariense.

El obispo en su homilía puso especial énfasis en la dimensión de servicio que este paso suponía para estos dos seminaristas que están en su proceso de cara a la ordenación presbiteral. “Ustedes al ser ordenados diáconos, están llamados a ser –para siempre- servidores en el servicio de Cristo, que no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por muchos. El diácono es ministro de un modo de ser de Cristo, el del servicio. Para que esto se cumpla plenamente, es necesario revestirse por la gracia sacramental de la imagen de Cristo diácono, la que Juan en su Evangelio nos muestra lavando los pies de sus discípulos – aseveró.

Hablando directamente a los ordenandos les reiteraba que “han nacido para ser memoria permanente de que el servicio a los demás, especialmente a los pobres y marginados pertenece a la esencia de la misión que Jesucristo a la Iglesia”.

Igualmente subrayaba la importancia de vivir siempre para que siga operante el anuncio gozoso de la persona y obra de Jesucristo. “De todos es sabido que la primera obra de caridad que hemos de hacer a nuestros hermanos será mostrarles el camino de la fe. Como dijo San Juan Pablo II: “el anuncio de Jesucristo es el primer acto de caridad hacia el hombre, más allá de cualquier gesto de generosa solidaridad”.

Álvarez resaltó, además, la dimensión que este ministerio tiene para el servicio al altar, el compromiso de la oración de la liturgia de las horas y la promesa de vivir el celibato.

Centrándose en el evangelio del V Domingo de Cuaresma, recordó el prelado nivariense que en la ordenación “no se trata de tener una capacitación para hacer determinadas funciones. No basta con responder a la pregunta sobre lo que qué puede hacer un diácono, sino también, sobre lo que es necesario para ser diácono”.

Para ello se valió de tres afirmaciones del evangelio: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere” (morir a sí mismo para dar frutos de vida eterna). “El que ama su vida, la pierde” (el que busca darse generosamente a Dios y a los demás, es quien conquista la vida eterna). Y “si alguno me sirve, que me siga (Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí).

La diócesis cuenta, en definitiva, con dos nuevos y jóvenes diáconos, lo cual implica para ellos un ser y un hacer.

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