
Las vacaciones de verano nos invitan a pasar más tiempo en familia, con los amigos y también al encuentro con Dios, a tener unos días de calma que nos permitan volver a la rutina con más fuerza. En este tiempo de ocio tenemos oportunidad para visitar el patrimonio cultural de la Iglesia, viajar para conocer otros modos de vida, alimentar el espíritu con lectura y películas, recorrer exposiciones, entretenernos con juegos en familia… o detenernos, sin prisas, en la contemplación de la naturaleza. También son un espacio para mirar en nuestro interior y dedicar algunos momentos del día a la oración.
En este apartado, apuntamos algunas propuestas para vivir este tiempo libre con un sentido cristiano. La Iglesia ofrece en sus diócesis y, muchas veces con materiales en sus páginas web, numerosas posibilidades. Además, siempre está abierta para quien necesite ayuda durante el tiempo estival.