Comunicación de bienes

Carta del obispo de Tenerife, Mons. Bernardo Álvarez

Queridos diocesanos:

En este tiempo nuevo y complejo al que nos ha llevado el COVID-19, les tengo muy presentes a todos (enfermos, pobres, niños, adultos, ancianos, personal sanitario y seglares en su conjunto, religiosos/as, sacerdotes, autoridades civiles), especialmente en la celebración de la Eucaristía y en mi oración de cada día. Desearía poder hablar personalmente y animar en la esperanza a cada uno de ustedes en su concreta situación de dificultad.
Reconozco y agradezco inmensamente el trabajo que todo el Pueblo de Dios está haciendo en Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro; por un lado, orando para que Dios nos dé fortaleza en la situación que nos toca vivir y nos libre de todos los males; y, por otro, ayudando de modo efectivo, tanto de modo personal como a través de organismos e instituciones benéficas, a muchas personas que viven en dificultad.
Conscientes de que “es Dios quien activa en cada uno el querer y el obrar para realizar su designio de amor” (Filp. 2,13), reconocemos la fuerza de su gracia en muchísimas personas que –con gran generosidad- muestran su amor a los demás en innumerables gestos de entrega de tiempo, capacidades y recursos materiales. Cada día voy conociendo más y más datos que me conmueven y ponen de manifiesto una obra maravillosa, que visibiliza la grandeza de la fe y de la pertenencia a esta familia de Dios que es la Iglesia.
Les animo a seguir acompañando, especialmente a los más necesitados, a los enfermos, a las personas mayores y a cuantos a nuestro lado experimentan una quiebra en su esperanza o en su estado anímico. Les invito a que sigamos multiplicando esta corresponsabilidad, aportando fraternalmente cada uno lo que estime oportuno, teniendo en cuenta que estamos inmersos en una fuerte crisis económica y las necesidades de los hermanos nos van a acompañar con intensidad por un largo periodo de tiempo. Es hora de compartir, de practicar la “comunicación cristiana de bienes”.
Al respecto, ya me he dirigido a los sacerdotes de la Diócesis con indicaciones específicas, animándoles tanto a su compromiso personal, como a impulsar la colaboración de los fieles para que se realice entre nosotros uno de los ideales de la comunidad cristiana: “El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía” (Hech. 4,32), y esto, hasta el punto que entre ellos no había necesitados, pues compartían los bienes según la necesidad de cada uno (cf. Hech. 2,42-45 y 4,34-35). A todos les exhorto a estar atentos y a colaborar con las distintas iniciativas que se programen en cada lugar.
Ya saben que, además de multiplicarse las necesidades y el número de personas vulnerables -a cuyo servicio estamos en cada comunidad-, se ha limitado gravemente la principal fuente de ingresos de las parroquias que son las colectas de las misas. Por eso, a aquellos que buenamente puedan, les ruego que colaboren con sus bienes en el sostenimiento de las actividades, servicios y ayudas que, de diversos modos, la parroquia ofrece a todos. Lo podemos hacer llegar directamente a la parroquia y, también, mediante donativos entregados a través de la web: [www.donoamiiglesia.es]. Muchas pequeñas entregas y gestos de nuestro tiempo, talento y tesoro hacen posible en esta tierra multitud de milagros discretos y silenciosos. Siempre es verdad aquello de que “muchos pocos, hacen mucho”.
También, les recuerdo que estamos en los meses de la Declaración de la Renta y les animo a que -en nuestra Declaración- no olvidemos colocar expresamente la “X” en la casilla destinada a la Iglesia Católica y a la de Otros Fines Sociales. Así mismo, les invito a divulgar estas indicaciones entre nuestros conocidos y amigos, ya que la colaboración de muchos hace posible que este “hogar” pueda seguir acogiendo y sosteniendo a todo el que se acerca. Contamos con la generosa colaboración de cada uno, pues ya sabemos que “contigo hay presente, sin ti no hay futuro”.
Doy gracias a Dios por todos ustedes, Pueblo de Dios que vive y peregrina en estas canarias occidentales. Somos una gran familia contigo. Nuestra Madre, la Virgen María, nos acompaña en nuestro caminar. Pidamos a Dios que nos conceda tener, como ella, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en la caridad.

Que Dios bendiga a cada uno por su generosidad y le colme con toda clase de bienes.

† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense

Contenido relacionado

Enlaces de interés

ODISUR
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.