Nuevo espacio expositivo en el Monasterio de Santa Catalina de Siena, un proyecto de TEA Tenerife

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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

Este lunes se presentó el espacio expositivo Monasterio de Santa Catalina de Siena, un proyecto de TEA Tenerife Espacio de las Artes que alberga el Centro TEA La Laguna (una sala dedicada al arte contemporáneo) y una sala de arte sacro.
El presidente del Cabildo, Carlos Alonso; el director insular de Cultura y Educación, José Luis Rivero; la subpriora del Monasterio de Santa Catalina de Siena, Sor María Cleofé; el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz; y los comisarios Israel Pérez y María Requena fueron los encargados de dar a conocer este nuevo espacio que, ubicado en el corazón de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, aspira a convertirse en un referente cultural de La Laguna. Y es que el Centro TEA-Monasterio de Santa Catalina de Siena reúne cuatrocientos años de historia a través del arte.
Carlos Alonso adelantó que la inauguración de este espacio tendrá lugar mañana [martes 4] a las 20:00 horas y destacó que con este centro “el Cabildo ha querido seguir contibuyendo al enriquecimiento cultural de La Laguna”. “Hemos querido que La Laguna tenga su Centro TEA, un espacio que refleja el proceso de diálogo entre el convento y las salas que el Cabildo ha restaurado y que, a través de sus exposiciones, va a enseñar la comunidad desde el punto de vista del arte”. Esta iniciativa, con la que se desea descentralizar la cultura, está enmarcada dentro de las líneas de actuación recogidas en la estrategia Tenerife 2030. “Abrimos esta casa para que todos los ciudadanos puedan maravillarse con su arte”, agregó el presidente de la Corporación insular, quien agradeció la acogida recibida por las monjas.
Por su parte, José Luis Rivero explicó que el Centro TEA Laguna -que está ubicado en el antiguo noviciado del Monasterio de Las Catalinas- es un espacio autónomo de trabajo creado por TEA cuando este centro de arte contemporáneo acaba de cumplir diez años. En él -detalló- el arte sacro y el arte contemporáneo se dan la mano. Fruto de un largo proceso de trabajo, el centro se estrena con dos exposiciones: Místico Jardín (que se podrá visitar en la sala de arte sacro, ubicada en la planta baja) y Tiempo, gestos y ficciones (que se presenta en el Centro TEA La Laguna, situado en la planta alta).
“Estas dos exposiciones hablan de los mismos temas aunque desde dos perspectivas y tiempos distintos. En ellas se habla de la comunidad, del tiempo y de la forma de ser y de estar en el mundo”, apostilló Rivero quien quiso dar las gracias también la comunidad dominica “por el amor, por la compresión, por la paciencia y por permitirnos entrar en su casa”.
Sor María Cleofé subrayó la importancia de que este recinto sacro se abra ahora a la ciudadanía haciendo con ello historia en la ciudad de La Laguna al ser un lugar único “para la contemplación del arte sacro y del arte contemporáneo”. “Ahora nuestra historia conventual se da un abrazo con el arte contemporáneo”, añadió. Mientras que el alcalde de La Laguna se mostró agradecido de que este espacio recientemente rehabilitado por el Cabildo y la apertura del mismo como espacio expositivo se dé a conocer a la sociedad. “Es una satisfacción que TEA tenga una parte suya en La Laguna. Estamos orgullosos de ser parte de este gran proyecto cultural”, indicó José Alberto Díaz.
Díaz recordó que “la apertura de este nuevo espacio expositivo coincide con el 19 aniversario de la distinción por parte de la Unesco como ciudad Patrimonio de la Humanidad a La Laguna”. Este nuevo espacio, que se incluye dentro del proceso de rehabilitación que ha llevado a cabo el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de La Laguna y el Obispado de Tenerife, estará abierto de martes a domingo, de 11:00 a 18:00 horas.
‘Tiempo, gestos y ficciones’
Israel Pérez y María Requena, comisarios de Tiempo, gestos y ficciones, explicaron que este espacio es un proyecto que atraviesa el tiempo y detallaron que esta muestra es un trabajo “de diálogo con el que se pretende entrar en este espacio y entender sus particularidades y especificidades”. Explicaron además que, durante el trabajo realizado, han encontrado muchas conexiones entre lo que se podrá ver en las dos plantas” y destacaron que en esta primera exposición hay obras de la Colección TEA, de la Colección Ordóñez-Falcón de Fotografía (COFF), del Museo de Bellas Artes de Tenerife y del Monasterio Santa Catalina de Siena.
La primera propuesta de este Centro TEA, en el que TEA Tenerife Espacio de las Artes programará diferentes exposiciones de arte contemporáneo, lleva por título Tiempo, gestos y ficciones y está comisariada por Pérez y Requena. Integrada por una veintena obras (fotografías, instalaciones, pinturas, esculturas y vídeos), la mayoría de ellas pertenecientes a la Colección TEA y a la Colección Ordóñez-Falcón de Fotografía (COFF) que se haya depositada en TEA, esta muestra se enriquece con dos piezas del Museo de Bellas Artes de Tenerife, con otras tres piezas propiedad del Monasterio Santa Catalina de Siena (un relicario, un telar y baúles), con obra de Eva Teppe (procedente de la colección de la empresa alemana SWR Media Services) y con dos obras nuevas de Diego Vites creadas ex profeso para esta propuesta.
La muestra reúne en este espacio el arte de Carmela García, Tacita Dean, Jaroslav Fabinger, Lorna Simpson, Ana Mendieta, Bernard Plossu, Graciela Iturbide, Jorge González, Samuel Beckett, Eva Teppe, Diego Vites, Fernando Pérez y Pedro Garhel.
Esta exposición -detallan sus comisarios- parte de la oportunidad que han tenido de trabajar y pasar tiempo dentro del convento con las monjas de clausura. “A la espera de encontrar otras formas organizativas de emancipación y liberación, hemos hecho un ejercicio de convivencia y observación que nos ha permitido profundizar en las prácticas cotidianas que suceden detrás de los muros del monasterio. De este espacio de autonomía y autosuficiencia que es, a la vez, un lugar de confinamiento y segregación, subyace una realidad de colectividad y pertenencia que dirige nuestra mirada, casi sin darnos cuenta, hacia un análisis de los modos de hacer, de sus rutinas y rituales”.
Lo que sucede -agregan- “cuando estamos dentro es que la percepción del tiempo y el espacio se deforma. Se amplifican los sonidos a priori imperceptibles y, en los pasillos, resuena el ir y venir sobre los mismos pasos. Comenzamos a sentir las evidencias de una decisión de vida, la de aislarse y confinarse en un marco, como una forma de estar posible. Durante el recorrido por las diferentes estancias, se nos desvela el especial protagonismo que han tenido los talleres y espacios de trabajo en el convento. Encontramos en las labores artesanales que se llevan realizando desde hace siglos en el interior del convento, un lenguaje del mestizaje y unos gestos que perduran a través de las costumbres. En todo esto, descubrimos la forma en la que iniciar un diálogo con los procesos de algunos artistas contemporáneos que investigan acerca del tiempo, el trabajo artesanal y la comunidad. Se trata de proponer aproximaciones y reflexiones explorando otras formas de estar y de articular de forma colectiva el espacio, buscando un diálogo horizontal en diferentes tiempos y con múltiples ficciones”.
La planta baja del Monasterio de Santa Catalina de Siena albergará exposiciones temporales destinadas a poner en valor el patrimonio de la comunidad dominica. En este espacio, el visitante podrá descubrir gran parte de la riqueza artística que se conserva tras los muros de ese monasterio, piezas únicas que no habían sido expuestas antes. Esta primera muestra, Místico jardín -comisariada por Carlos Rodríguez Morales- presenta medio centenar de piezas (pinturas, esculturas, documentos, reliquias, estampas, herramientas, biombo, rosarios, escapularios, cruces, un nacimiento…) que datan entre el S.XVII y el S.XIX y que pertenecen al patrimonio del monasterio. Una talla de madera policromada de Santo Domingo de Guzmán, un óleo de Santa Catalina de Siena, un procesionario de la Orden de Predicadores o un retrato de Sor María de Jesús son algunas de las obras que se podrán ver en esta sala.
Esta exposición aparece estructurada en tres ámbitos. El primero, está dedicado a La orden y el monasterio. La Orden de Predicadores, fundada en 1216 por Santo Domingo de Guzmán, tiene tres órdenes o ramas: la primera, masculina; la segunda, femenina; y la tercera, a la que pertenecen seglares de ambos sexos. El Monasterio de Santa Catalina de Siena de La Laguna fue fundado por iniciativa de Juan de Cabrejas y su esposa, María de Salas. Construido entre 1606 y 1611 las primeras cuatro religiosas, llegadas desde Sevilla, entraron en clausura el 23 de abril de 1611. El monasterio es una ciudad dentro de la ciudad, aislada y a la vez conectada con ella a través de su iglesia y de la puerta reglar. Su solar es el mismo que ocupó hasta entonces la casa de los Adelantados de Canarias, en la plaza principal de La Laguna. En este ámbito se exponen obras vinculadas a la iconografía de la orden: sus principales devociones -encabezadas por el propio santo fundador y la santa titular del monasterio-, junto a otros testimonios de la vida en clausura.
El segundo ámbito es el dedicado a La Sierva de Dios. Sor María de Jesús de León Delgado ingresó en este monasterio en 1688 y vivió aquí hasta su muerte el 15 de febrero de 1731. Virtuosa y humilde, optó por profesar como religiosa lega a pesar de que podría haber satisfecho la dote propia de las monjas de coro o de velo negro. Su biografía, incluso antes de entrar en clausura, estuvo marcada por señales maravillosas, penitencias y prodigios. A su fama de santidad colaboró la circunstancia de que su cuerpo fue hallado incorrupto cuando tres años después de haber fallecido se exhumó para depositarlo en el sarcófago en el que permanece en el coro bajo. Se exponen aquí, además de algunas pinturas y esculturas que ilustran sobre la vida de la Sierva de Dios, diversas reliquias suyas.
Místico jardín es además el título del tercer ámbito. La imagen del monasterio como un jardín ameno ha tenido éxito y difusión desde antiguo en la literatura religiosa. El claustro se asemeja a un jardín cerrado –hortus conclusus– en el que crecen y florecen las monjas virtuosas y es también un pequeño laberinto que simboliza la búsqueda de la verdad y de la gracia. La exposición temporal Místico jardín parte de esta idea y muestra algunas expresiones de cómo la naturaleza proporciona a la iconografía cristiana un amplio repertorio de escenarios, imágenes y metáforas: el árbol de la Cruz, las flores alusivas a virtudes, el rezo del rosario -devoción dominica- como rosas ofrecidas a la virgen.

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