Este es el día en que actuó el Señor, la solemnidad de las solemnidades y nuestra Pascua: la Resurrección de nuestro Salvador Jesucristo según la carne. La Misa del día de Pascua se celebró en la Catedral con la máxima solemnidad. Presidía el administrador diocesano, Antonio Pérez, con quien concelebró el obispo emérito, Bernardo Álvarez. Estaban presentes el alcalde de la Laguna y otros miembros de la corporación municipal, así como representantes de distintas Cofradías y Hermandades.
En la homilía el celebrante focalizó la atención en el verbo «correr» que aparecía en el evangelio para indicar la rapidez con la que los apóstoles se movieron para confirmar la resurrección de Jesús. Una rapidez que también se manifestó en el deseo de comunicar la vida de Jesús un vez tuvieron la experiencia de la Pascua.
Pérez citó como ejemplo de este gozo pascual al santo lagunero José de Anchieta. «No le tuvo miedo a la alegría. Eso inflamó de tal modo su corazón, movilizó de una manera extraordinaria sus cualidades y dones que cruzó océanos, se adentró en selvas, se entregó como mediador en conflictos, escribió poesía, teatro y tantas cosas, porque tenía la llama de amor vivo en su vida». «Corramos, pues, juntos como hermanos miembros de la Iglesia, al encuentro con el Señor y a proclamar al viviente en nuestras casas, puestos de trabajo, con nuestras amistades, en el servicio a los pobres, migrantes, enfermos, implicándonos en la edificación de la civilización del amor»- invitó Pérez a los presentes.
En el momento de las ofrendas fue presentado por el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías el cartel del próximo jubileo de estas asociaciones de fieles. El mismo se realizará entre los días 16, 17 y 18 de mayo.
Al finalizar la Misa se produjo la tradicional procesión con el Santísimo hasta la parroquia de la Concepción. Desde uno de los balcones de la torre, el administrador diocesano impartió la bendición con Jesús Sacramentado, dando así por concluida esta jornada pascual.
El Domingo de Pascua, también conocido como Domingo de Resurrección del Señor, Domingo de Gloria o Domingo Santo, es la fiesta más importante para los cristianos de todo el mundo. Es tiempo de alegría y de gozo porque Jesús ha resucitado.
El tiempo pascual comenzó con la Vigilia Pascual. Este tiempo litúrgico son los cincuenta días que van desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés, que «se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo, como un gran domingo» (Normas Universales del Año Litúrgico, n 22).