“La Virgen de Candelaria no visita solo en un vis a vis, sino que viene para quedarse siempre en nuestros corazones”

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

La candela de la Virgen de Candelaria encendió la esperanza este martes 21 de octubre en el Centro Penitenciario de Tenerife. Difícilmente, los reclusos de la prisión olvidarán este día junto a la patrona. Un acontecimiento sin precedentes y sin certeza de volver a realizarse en el futuro.

La comitiva partió de madrugada, en la grúa que la transportó desde Candelaria a Santa Cruz. En esta ocasión, la imagen no llevó las andas de baldaquino, sino una base con cuatro varales perteneciente a la Virgen del Rosario, en Machado. Lució un mano azul real y portó un rosario de pasión que quiso simbolizar la redención.

El trayecto se realizó más rápido de lo previsto, aun tomando todas las medidas de seguridad oportunas y yendo a una velocidad moderada. La imagen recorrió la autopista TF-5, llegó hasta la glorieta del Padre Anchieta y luego subió hasta La Esperanza.

A las 8 de la mañana, los participantes en la visita accedieron al centro penitenciario. Entre ellos se encontraba el obispo de la Diócesis Nivariense, Eloy Santiago; el vicario general, Antonio Pérez; el delegado para la Visita, Juan Manuel Yanes; los padres dominicos de Candelaria y el delegado diocesano de Pastoral Penitenciaria, Domingo Marrero; además de los responsables de la prisión, resto de capellanes y voluntarios.

Marrero se mostró muy ilusionado al comienzo de la jornada. «La cárcel, aunque algunos la pinten como un hotel, es un lugar de soledad, de desolación, donde reina la tristeza. Así que esto es una visita agradable, que habla de ternura, de cariño, de cercanía».

El delegado de Pastoral Penitenciaria añadió que, tal y como reza el lema de la visita, la madre de Dios lo que viene a traernos es consuelo y esperanza. «María nos hace mirar hacia adelante. Para los presos, el horizonte más inmediato es el día a día, pero después también siempre tienen la perspectiva de salir un día a la calle, y yo creo que la Virgen de Candelaria va a avivar la llama de esa esperanza. De salir un día de aquí y empezar una vida diferente, una vida nueva».

Estos días previos a la visita, los internos se han esmerado en decorar la prisión con números elementos ornamentales. Globos en verjas y en las rejas de las ventanas, cintas ondeando con la brisa, ramos de colores, numerosos elementos florales realizados con papel de celofán, etc. Algunos reclusos también dejaron patente su arte mediante la elaboración de un cuadro al óleo de Cristo crucificado, un panel con un dibujo de la aparición de la Virgen a los guanches o la confección de flores con migas de pan. Además, el módulo de mujeres elaboró una columna de cartulina con manos de papel en la que escribieron sus oraciones a la Virgen.

La imagen fue recibida en la zona donde acceden los vehículos con cantos y aplausos. Un grupo de internos fue el encargado de cargar a la patrona hasta la cancha de baloncesto, donde se realizó el acto con los diferentes módulos. “Esto es una vez en la vida y hay que vivirlo al máximo”, expresaron los elegidos para transportar a la Virgen. “No nos importa que pese porque lo hacemos por ella y estamos muy contentos. Llevamos esperando este momento desde hace mucho tiempo”.

Durante la pequeña procesión con la imagen se pasó por fuera de la cocina, la panadería y la enfermería. En las paredes del exterior colgaban varios carteles con frases como: “Tú eres nuestra luz”, “Bienvenida Virgen” o “Tú nos visitas con amor, danos tu bendición”. Al tiempo que se sucedían los gritos de “Viva la Virgen de Candelaria”, algunos de los presentes ya no podían contener las primeras lágrimas.

Al llegar al recinto deportivo al aire libre, los reclusos colocaron a la imagen en una tarima construida también por ellos. Momento que fue secundado por un caluroso aplauso. “Buen trabajo, chicos. Cargar a la Virgen tiene premio”, les decía una voluntaria a los reclusos encargados de esta responsabilidad.

A partir de este momento, los internos participaron libremente en un sencillo acto con la Patrona de Canarias, que se repitió con una estructura similar con cada módulo. Tras el saludo de Domingo Marrero, el obispo Nivariense quiso compartir un mensaje de esperanza. “Estamos viviendo un momento histórico. Con María podemos seguir luchando. Mirémosla y pongamos a sus pies nuestras preocupaciones. Una madre siempre mira con ternura a sus hijos. Ella no nos juzga. Si nos fijamos, veremos como bajo la candela lleva también un ancla que simboliza la esperanza. La Virgen no viene solo a visitarnos como si fuera un vis a vis, sino que viene a quedarse para siempre en nuestros corazones”.

Tras las palabras del obispo y varios cantos a María, se finalizaba el acto con una oración. Una de estas fue realizada por un recluso: “Santísima Virgen, te rogamos que ilumines nuestros pasos hacia Dios, que es camino, verdad y vida. Que tu luz, representada por el fuego de estas velas, nos haga ver la luz del amor que nunca se apaga”.

Los reclusos y reclusas, antes de regresar a su módulo, mostraron su afecto a la Patrona de Canarias de diversas formas. Algunos besaban el trono, otros tocaban el manto o le lanzaban un beso volado. Asimismo, tuvieron la oportunidad de depositar sus cartas en la urna de cristal a los pies de María. Todo bajo un alto clima de respeto.

El obispo se despidió de cada grupo de internos con tres “vivas a la Virgen” y un “viva” hacia cada módulo concreto. Los internos respondieron con gran energía y algunos alzaban los brazos en signo de victoria.

Por último, una de las subdirectoras del centro penitenciario dio las gracias por el esfuerzo de haber traído a la Virgen hasta la prisión. “Esto es algo que va más allá de lo religioso. Agradezco de forma especial al obispo y a los voluntarios que están presentes, no solo por venir hoy, sino siempre. Recordaremos este día el resto de nuestras vidas”.

La salida de la imagen también despertó muchas emociones. Algunos se resistían a dejar de mirarla desde las ventanas de las celdas.

Igual que ocurriera a la entrada, un grupo de reclusos transportó a hombros a la imagen hasta la puerta. Allí tomó el relevo un grupo de funcionarios que la llevaron hasta la grúa donde se había congregado un grupo de devotos. Una de ellas, Lourdes Hernández, perteneciente a la parroquia de Llano del Moro, se arrancó con una emocionante malagueña, no sin tragar algunos nudos: “Eres la Madre, de verdad. Madre de gran corazón. Eres la madre, verdadera. La que visita a sus hijos. Los privados de libertad, dando consuelo y cariño”.

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