La revista de información religiosa nacional, Vida Nueva, dedica en su último tema la portada y un amplio espacio a la Fundación Canaria Buen Samaritano. Igualmente informa sobre el proyecto diocesano de atención personas migradas, Sansofé.
«Pepe no tiene ni tenía vocación de fundador. Pero se dio de bruces con la realidad. Tal cual. Cuando hace 18 años fue destinado a la Parroquia Santa María de Añaza, en la periferia de Santa Cruz de Tenerife, se topó con lo que él mismo define como “el ‘Bronx’ de aquí, un barrio bastante estigmatizado al que nadie quería venir, un gueto que se había levantado a las afueras de la ciudad y donde se iban ubicando en viviendas sociales a los más vulnerables”. Al contemplar la escena, no se amedrentó.
A José Félix Hernández López (Icod de los Vinos, 1969) le bastó pasear por las calles y por los bloques de vivienda para constatar las heridas en las familias estructuradas, en las jóvenes con embarazos no deseados, en el absentismo escolar de niños y jóvenes. “Aquello era un campo de batalla, pero me marcó especialmente ver a mujeres colgadas en las ventanas de las casas, mirando al infinito, como si no pudieran hacer nada por cambiar su destino”, comparte con ‘Vida Nueva’…
En cuanto a Sansofé, la publicación recoge como Ante la negativa de muchos municipios y autonomías a acoger a menores migrantes que están solos, llevados por “discursos xenófobos”, la realidad es que “hasta 5.500 de estos chicos están en Canarias, donde han llegado jugándose la vida en cayucos y ahora se ven hacinados en centros. Todo para, en cuanto cumplen los 18 años, ser expulsados de los mismos y verse vagando en muchos casos por las calles, sin ningún tipo de apoyo institucional”. Esta es la denuncia de Suso González Concepción, delegado de Migraciones de la Diócesis de Tenerife. Aunque este laico de 60 años destaca cómo, lejos de sumarse a esa ola de indiferencia, la Iglesia local trata de abrir sus brazos a quienes han llegado de fuera y se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Y lo hacen de muchos modos, empezando por involucrarles en sus parroquias: “Pese a que tenga mucho más eco mediático el rostro más dramático de la migración, que es el del africano que viene en cayuco, la mayoría provienen de Arica Latina y llegan en avión.
Muchos son católicos y, poco a poco, se comprometen en las comunidades eclesiales.