La diócesis Nivariense ha acogido con «corresponsabilidad y comunión eclesial» la llamada que el Papa Francisco ha realizado a las parroquias, comunidades eclesiales y santuarios de Europa para que acojan a una familia de refugiados.
En este sentido el obispo, Bernardo Álvarez, ha indicado que «haremos todo lo que esté en nuestra mano para secundar el llamamiento del Papa. Las parroquias están formadas por fieles cristianos bajo la guía del párroco, y estoy seguro de que con la colaboración de todos podremos responder a esta emergencia por exigencias de nuestra fe cristiana y por razones humanitarias. Estaremos siempre en coordinación y comunicación con las distintas administraciones públicas para garantizar las exigencias legales de esta acogida – indicó.
Además, el pasado miércoles el obispado comunicó todos los sacerdotes la petición del obispo para que en las parroquias de la provincia, durante las misas de este mes de septiembre, se pidiera por los emigrantes y prófugos, se ofreciera la Misa por esta intención, así como vigilias de oración, y se emprendiera cualquier otra iniciativa de sensibilización de los fieles y de la propia sociedad
Como obispo de las canarias occidentales recibo el llamamiento del Papa como un acicate más para vivir y recordar «que el evangelio nos llama a ser prójimos de los más pequeños y abandonados». En las reuniones que este lunes iniciaré en cada uno de los 17 arciprestazgos de la diócesis, insistiré a los sacerdotes en este tema, en la seguridad de que todos apoyaremos decididamente, en la medida de nuestras posibilidades, esta propuesta y la llamada que Dios mismo nos hace a través de la situación que viven miles y miles de hermanas y hermanos nuestros–explicó.
Precisamente, en la carta que el obispo dirigió a los diocesanos con ocasión de las fiestas del Santísimo Cristo de La Laguna, ya indicaba Álvarez que «a Cristo le honramos y hacemos verdadera fiesta en su honor cuando nos preocupamos y ocupamos en ayudar a todos los que sufren por cualquier causa. Lo que hacemos por ellos a Cristo se lo hacemos». «Humildes hermanos de Cristo que son azotados con el hambre y la miseria, con las guerras y las múltiples formas de violencia; que son coronados con las espinas del destierro, de la emigración forzosa, de la falta de trabajo. Humildes hermanos que, como Cristo, son literalmente crucificados..». «Es Cristo quien habla» y dice: «Lo que hicieron con el más humilde de mis hermanos, lo hicieron conmigo».