La congregación religiosa Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús deja la Diócesis Nivariense este próximo domingo 9 de junio. La comunidad lleva 56 años en Tenerife atendiendo principalmente a niños y personas adultas con discapacidad intelectual.
Las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús llegaron a Tenerife en 1969. En un primer momento, trabajaron en colaboración con la Asociación ASPRONTE, en un centro situado en Finca España, en La Laguna.
Posteriormente, en 1974 fundaron, en el barrio de San Miguel de Geneto, el Centro de Educación Especial Acamán. A lo largo de este tiempo, la congregación ha ido sumando proyectos como el Centro Especial de Empleo, el Centro de Día, la Residencia de Arona, la Unidad de Día de Daño Cerebral Adquirido, el Servicio de Promoción a la Autonomía Personal o los diversos hogares funcionales.
Sor María Ángeles Perdomo, superiora del Complejo Acamán destacó que estos años en la isla siempre han estado envueltos en un espíritu familiar. “Valoro, sobre todo, el compromiso por las personas. Desde la llegada de las tres primeras hermanas, algo que siempre nos ha caracterizado es crear un ambiente de alegría, de familia, de cercanía, de verdadera acogida a las personas. Siempre se ha colaborado con el barrio, con la parroquia y con la sociedad en general”.
Perdomo añadió que el objetivo de todos los proyectos siempre ha sido poner a la persona en el centro. “Siempre hemos creído en sus posibilidades. Nuestra labor ha sido la de favorecer la autonomía y el crecimiento. Estoy segura que hemos plantado semillas de hospitalidad y de inclusión. Con nuestra vida hemos mostrado que el Cristo compasivo y misericordioso del Evangelio está vivo y presente en nuestro mundo. Estamos muy satisfechas del recorrido realizado, de tantas personas a las que hemos podido ayudar a desarrollarse y de tantos amigos que hemos encontrado en el camino”.
Aunque las tres hermanas que componen la congregación dejan la diócesis, la obra que iniciaron en Tenerife continuará con la Fundación Hospitalaria compuesta por diferentes profesionales con especialización multidisciplinar.
Perdomo indicó que ante la escasez de vocaciones debemos plantearnos seriamente el compromiso en la oración. “Para la Iglesia diocesana, la pérdida de carismas supone un empobrecimiento porque es la variedad la que da de color y vitalidad en nuestro camino eclesial. Cada carisma da un matiz particular del Evangelio. Como dice San Pablo, somos un cuerpo y cada miembro tiene su función. Por eso, debemos pedir con insistencia al Señor que siga enviando obreros a su mies”.
A pesar de la marcha, las hermanas están convencidas que esta obra no es suya sino de Dios. “Él la seguirá alentando y guiando. La hospitalidad que hemos transmitido y vivido en nuestra Iglesia Nivariense seguirá estando presente a través de la Fundación Hospitalaria y en tantas personas que han entrado en contacto con nosotras. Seguiremos acompañando la obra desde el patronato y con visitas periódicas”.
Este viernes 6 de junio, en la sede de la fundación se celebrará el acto de homenaje a las personas usuarias y sus familias, personal, entidades públicas y privadas que en estos años han establecido una estrecha relación con la congregación.
Asimismo, este pasado 4 de junio, las hermanas llevaron a cabo un acto de acción de gracias por todos estos años compartidos y vividos en Tenerife, con una misa presidida por el obispo Eloy Santiago, en la Santa Iglesia Catedral de La Laguna.