Con motivo de la IX Jornada Mundial de los Pobres que celebramos este próximo domingo 16 de noviembre bajo el lema “Tú, Señor, eres mi esperanza”, hemos hablado con el director de Cáritas Diocesana, Juan Rognoni, sobre la atención a los más vulnerables y desfavorecidos.
P.- Recientemente, se ha presentado el IX Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social en España. ¿Qué realidad describe este informe?
R.- El informe FOESSA es un trabajo iniciado por Caritas Española en la década de los 60. Cada cinco años se realiza este seguimiento para conocer cuál es la situación de aquellos que más sufren la exclusión en nuestra sociedad. Este informe ha sido a nivel nacional, pero en febrero conoceremos el informe FOESSA exclusivo para Canarias.
En este estudio, algunas de las cosas que más preocupan son la vivienda y el trabajo. Hoy día, incluso teniendo trabajo se hace muy complicado mantener un hogar. Además, cada vez es mayor el alejamiento entre las personas que están en una buena situación y las que se consolidan en un contexto de pobreza o en riesgo de exclusión.

P.- Esta próxima Jornada de los Pobres invita a las comunidades cristianas a sensibilizarse con los que peor lo pasan. Pero, ¿hasta qué punto los cristianos nos vemos influenciados por esta sociedad del consumo y del descarte que nos hace mirar para otro lado?
R.- Todos estamos imbuidos por una sociedad que nos hace asumir criterios que nos alejan de cuál debería ser nuestro compromiso o nuestra vocación. Un aspecto que me ha gustado mucho del mensaje del Papa es que ha querido recordar que los pobres están en el centro de toda la acción pastoral de nuestras comunidades. No sólo en su dimensión caritativa, sino en todos los ámbitos; anuncio, celebración, etc. Dice el Santo Padre que Dios ha asumido su pobreza para enriquecernos a través de sus voces, de sus historias y de sus rostros. Toda forma de pobreza, sin excluir ninguna, es un llamado a vivir concretamente el Evangelio y a ofrecer signos eficaces de esperanza. A mí esas palabras me llenan el corazón y me hacen cuestionarme dónde estoy y qué puedo hacer.
P.- El Papa León XIV también ha afirmado que una forma de pobreza además de la material, es no conocer a Dios.
R.- Sí, es algo que ya comentaba mucho el papa Francisco. Al final, la ausencia de esperanza, de Dios, de saber que hay un Padre que te ama, es la mayor de las carencias que puede tener una persona. Las dificultades se pueden afrontar de forma diferente si uno se siente amado por Dios. Por eso, a nosotros los cristianos, como mensajeros del Evangelio, nos toca esa tarea. En este sentido, en Cáritas creo que lo tenemos muy claro. Al final, de lo que se trata es de anunciar al Señor y de acompañar a las personas que sufren.

