La apertura del curso 2016/17 en el Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias y el Seminario se desarrolló en la tarde de este jueves. En la misma estaban presentes los dos obispos de las diócesis del archipiélago, los directores de ambas sedes del ISTIC, los rectores de los seminarios de archipiélago, el vicedecano de la facultad de teología de Burgos, así como el rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid.
El acto comenzó con la Eucaristía votiva del Espíritu Santo en la capilla del Centro, presidida por el Obispo Nivariense. Celebramos la apertura de dos instituciones que son pilares de la diócesis, el Seminario el Instituto Superior de Teología – señaló Álvarez, al tiempo que subrayaba la importancia del estudio de la teología para la tanto para el servicio pastoral como para la madurez de la propia fe. Ahora bien, subrayó, no basta con saber, es preciso creer y vivir conforme a lo que se cree.Por otro lado, señaló el obispo la permanente necesidad de invocar al Espíritu, ya que sin él no es posible llevar adelante ningúna obra en la Iglesia.
En el transcurso de la Misa los profesores realizaron la profesión de fe. El canto del Veni Creator marcó el comienzo de la Sesión Académica. La memoria del curso pasado fue leía por el secretario del ISTIC Sede de Tenerife, Quinidio Guerra.
Posteriormente, la lección inaugural estuvo a cargo del doctor Javier María Prades López, rector de la Universidad Eclesiástica S. Dámaso de Madrid. “El testimonio como conocimiento existencial de la fe” fue el título desarrollado por el mismo.
He pretendido presentar un interés doble, como dos caras de la misma moneda. Por un lado, mostrar que la comunicación cristiana de la fe es testimonial, que la revelación de Jesucristo, su presencia en el mundo, es por el testimonio que da del Padre, por el testimonio del Espíritu Santo. Es lo típicamente cristiano: comunicar la fe a través del testimonio- sostuvo.
Por otro lado, subrayó que “tiene el interés de que el testimonio es un modo de relación humana que implica la confianza. Éste es un aspecto interesante, continuó, puesto que para muchos expertos la grave crisis que vivimos es una crisis de confianza. Ahora bien, la dificultad es que nadie sabe cómo se genera la confianza en los distintos niveles. Todos comprendemos que hace falta, pero no sabemos del todo cómo construirla y regenerarla.
Para el profesor Prades, este hecho “viene a coincidir con la realidad de que la fe como experiencia vivida, al ser testimonial, es precisamente un ejercicio de confianza. De confianza en el otro y en Dios”. Por eso, aseveró, “si nosotros vivimos la fe que hemos recibido y la transmitimos, no solo incrementamos la vida de la Iglesia, sino que servimos a la propia sociedad aportando ese bien escaso, pero tan precioso e importante como es la confianza para las relaciones humanas”.
Un momento especialmente emotivo de la tarde fue la entrega del “Botón de Oro” un reconocimiento público del ISTIC., al presbítero y profesor del centro Norberto Vicente García, por su destacado trabajo y generosa dedicación como profesor de Alemán. Igualmente, a título póstumo se concedió este reconocimiento al doctor Ricardo Acirón Royo, profesor de “comunicación” e importante colaborador del Instituto de Teología y de la propia Diócesis.
El obispo Canariense, Francisco Cases, en este trienio presidente del ISTIC, tomó la palabra para destacar la sitonía de los planes pastorales de ambas diócesis canarias. Puso de relieve la importancia de avanzar en la conversión pastoral en una Iglesia en salida misionera, que practica las obras de misericordia.
Las intervenciones de los directores de ambas sedes del ISTIC, Cristóbal Déniz y Víctor Álvarez, así como del rector del Seminario Diocesano, Juan Pedro Rivero, dieron paso a la del obispo Nivariense.
Bernardo Álvarez en su alocución hizo también referencia al PDP y al presente curso dedicado al discipulado. Señaló algo que viene repitiendo en sus intervenciones: Ser discípulo es pensar como Cristo, sentir como Cristo, actuar como Cristo y morir como Cristo. «digo pensar, sentir, actuar y morir como Cristo. No que sepamos cómo piensa o siente Cristo, que hay que saberlo, sino que tengamos los mismos pensamientos, sentimientos y comportamientos de Cristo. Todo lo que hacemos tiene la finalidad de conocer – expuso- El conocimiento implica estudio, ya que el conocimiento, tratándose de teología, nos viene por el testimonio, el cual implica confianza e implica fe, que es un don de Dios. El iter es, por tanto, conocer para creer; creer implica amar; y el creer y amar implica el seguimiento. El objetivo último, «es que seamos mejores discípulos misioneros de Jesús. A trabajar todos en esta misma dirección»- aseveró.
El obispo Álvarez Afonso dio por inaugurado el curso. La parte musical del acto estuvo a cargo del «Ara-pon Brass Quintet», grupo de música de cámara. Para finalizar, los presentes compartieron un brindis en los salones del centro.