Glaisys Carbonell: «La Iglesia en Cuba es una Iglesia que evangeliza contra todo pronóstico y a pesar de muchas dificultades»

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) viene desarrollando desde el pasado mes de septiembre la campaña “La Iglesia en Cuba, donde contigo nada es imposible”.  El objetivo de la misma es hacer frente a la falta de medios materiales para la pastoral, la necesidad de formación de los laicos, el apoyo a los sacerdotes y religiosos para su supervivencia o el acompañamiento de las vocaciones.

En Cuba, la energía eléctrica experimenta inestabilidad, con cortes de luz durante varias horas al día en todo el país. No hay apenas combustible y escasean las medicinas, así como otros bienes de primera necesidad. La Iglesia no escapa a esta realidad, por ello ACN aporta ayuda material para la evangelización, con la financiación de combustible y del mantenimiento de vehículos de uso pastoral.

En nuestra diócesis, la campaña se ha venido presentando en diversas parroquias y ha contado con el testimonio de la periodista Glaisys Carbonell, natural de Cuba y miembro del departamento de Comunicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada, en Madrid.

P.- ¿Cómo es la Iglesia en Cuba? ¿Cuál es tu experiencia?

R.- La Iglesia en Cuba es una Iglesia que evangeliza contra todo pronóstico y a pesar de muchas dificultades. Por ejemplo, tenemos pocos sacerdotes, pero fieles. También tenemos presencia de religiosas y, sobre todo, de laicos, que son la fuerza mayor de la Iglesia cubana. Cristianos que siguen llegando a todos los rincones de la isla para anunciar a Jesucristo, para acompañar y para dar esperanza. Hoy día, en ciertos lugares rurales o alejados donde no hay iglesias o capillas, hay laicos que brindan sus casas para celebrar la fe de la comunidad.

P.- ¿Nos podrías hablar de algunos testimonios concretos de cubanos que hayan puesto su granito de arena en la evangelización del país?

R.- Sí, por supuesto. Te podría hablar, por ejemplo, de Rosa que viene compartiendo su vivienda como casa de misión desde hace más de 10 años. Allí se han celebrado bautizos, comuniones, celebraciones de la Palabra, encuentros de matrimonio…En definitiva, su casa es el centro de la vida de fe de esa comunidad. También te podría hablar de Jorge, que es un diácono permanente. Casi toda su familia ha emigrado, pero él, su mujer y sus hijos han hecho opción por Cuba. De hecho, el lema de su ordenación diaconal fue “Mi familia y yo serviremos al Señor”. Por otro lado, es significativo el testimonio del padre Leandro, que celebra Misa a la sombra de un árbol de mango porque no tienen capilla. Aún con esas dificultades, no hay mayor fiesta para la comunidad.

También tendremos siempre en el recuerdo el testimonio de Luis Ramírez, que recientemente ha fallecido. Por muchos años fue responsable de la pastoral penitenciaria en una de las diócesis del centro de Cuba. Él evangelizaba en las cárceles con las biblias de Ayuda a la Iglesia Necesitada. En definitiva, con esta campaña lo que queremos es dar un empujoncito más, una ayuda a todos esos pastores y a todos los laicos que están evangelizando en medio de dificultades como la falta de transporte y material catequético.

P.- Hablando de obstáculos en la evangelización, ¿existe algún tipo de miedo en la sociedad cubana a la hora de expresar la fe en Cristo?

R.- Ahora mismo no existe miedo, más bien al contrario. Nos han llegado testimonios incluso de familias que están conociendo la fe por medio de sus hijos que, tras recibir el bautismo, han iniciado un proceso catequético. La gente está feliz de encontrarse con Jesucristo, feliz de ese proceso de conversión que están viviendo y feliz porque han encontrado a quien verdaderamente está sembrando esperanza en medio de un contexto difícil, Jesucristo. Es verdad que hay muchos problemas y retos, pero la Iglesia está empeñada en formar a los laicos para que sigan llegando donde los sacerdotes y las religiosas no pueden hacerlo.

P.- ¿Qué necesidades materiales demanda la Iglesia en Cuba?

R.- Los medios de transporte que tiene la Iglesia en Cuba son muy antiguos. Es difícil y costoso encontrar las piezas para repararlos. Y sin transporte todo se complica mucho ya que los sacerdotes se tienen que desplazar por zonas que están muy distantes unas de otras. Por ejemplo, el padre Adriano, que es italiano y tiene 74 años, ha ido a Cuba voluntariamente a misionar y atiende siete comunidades rurales muy distantes entre sí. Sin medios de transporte no puede ir con la frecuencia deseada a estas zonas. En cualquier caso, a pesar de las dificultades, no abandonamos la alegría. Ayuda a la Iglesia Necesitada quiere sostener esta labor de evangelización a través de la campaña “La Iglesia en cuba, donde contigo nada es imposible” que se puede consultar en la web: https://www.ayudaalaiglesianecesitada.es/

P.- A día de hoy, ¿cómo está la convivencia entre Iglesia y Estado?

R.- Ahora mismo hay diálogo, que es importante. Ese diálogo permite que la Iglesia tenga libertad para evangelizar, para hacer actividades, desarrollar encuentros, para ser una Iglesia en salida, como nos pide el Papa Francisco. Ese diálogo le está permitiendo a los sacerdotes, a los obispos, a las religiosas y a los laicos, salir al encuentro y acompañar a la sociedad cubana.

P.- Por último, ¿cuál es tu testimonio personal? ¿Cómo te encontraste con Jesucristo y cómo conociste a Ayuda a la Iglesia Necesitada?

R.- Yo siempre digo que la Iglesia cubana me hizo libre en Jesucristo. Yo empecé a ser feliz cuando conocí al Señor y eso se lo debo a la Iglesia cubana. Pertenezco a la diócesis de Guantánamo, la más al este en Cuba. Allí fui responsable de pastoral juvenil, me formé, recibí mis sacramentos y tuve muchos momentos importantes en mi vida de fe. Uno de ellos fue el 26 de marzo de 2012, en la visita de Benedicto XVI, cuando me seleccionaron para que él me diera la comunión en su misa en Santiago de Cuba. Creo que aquel fue un momento de inflexión en mi vida de fe.

Y luego, a España, vine también por obra y gracia del Espíritu Santo, porque Ayuda a la Iglesia Necesitada quería a alguien de Cuba para conocer mejor la realidad del país. Así que me dieron una beca para estudiar aquí Periodismo Social, un máster dirigido por el Padre Manuel María Bru.

Aquí, en España, también supe que Ayuda a la Iglesia Necesitada apoyó a la Iglesia cubana para que celebráramos la primera Jornada Nacional de la Juventud en Cuba. Como no podíamos viajar, nos unimos todos los jóvenes de las diócesis cubanas en Santa Clara. Aquello fue una auténtica pasada. Me acuerdo que nos regalaron el “Youcat”, que también es una publicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada. O sea, que Dios siempre ha tenido un proyecto de vida para mí y en ese proyecto estaba escrito Ayuda a la Iglesia Necesitada. Así que estoy feliz y muy agradecida. Creo que Dios me está haciendo su instrumento para contar lo que Él ha hecho a través de la Iglesia cubana en mí.

(*En la foto: A la izquierda, Glaisys Carbonell y a la derecha, Nieves Barrera, responsable regional en Canarias de Ayuda a la Iglesia Necesitada)

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