Queridos diocesanos:
De nuevo, Manos Unidas nos llama a participar en la “lucha contra el hambre en el mundo”. Desde hace 63 años, esta Asociación de la Iglesia Católica en España, trabaja por concienciarnos sobre el grave problema de la pobreza y miseria en que viven millones de personas en todo el mundo y, a su vez, recauda fondos para llevar adelante -en los países más pobres- proyectos de promoción humana en orden al desarrollo integral de las personas más necesitadas.
Los datos de la pobreza en el mundo son demoledores. Según la FAO, 800 millones de personas pasan hambre en el mundo y 2.300 millones no tienen acceso a una alimentación adecuada. Se estima que, cada 9 segundos, muere una persona de hambre en el mundo.
La clave de esta situación está en la desigualdad. Mientras una parte de la humanidad vive en la opulencia, otra –la mayoría- ve su propia dignidad pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados y violados. El resultado son millones de personas viviendo en situación límite.
Este año 2023, con el lema “Frenar la desigualdad está en tus manos”, se nos quiere hacer ver que la superación del hambre y la miseria en el mundo depende de cada uno de nosotros. Sobre el tema en cuestión puede encontrarse amplia información en la Web: https://www.manosunidas.org/
Es verdad que, individualmente, no es mucho lo que podemos hacer. Pero, si nos unimos con otros y participamos en esta lucha, apoyando a instituciones como Manos Unidas, muchas personas podrán salir adelante y llevar una vida digna. Siempre es verdad aquello de: “muchos pocos, hacen mucho”.
Como nos dicen desde Manos Unidas: “Necesitamos tus manos. Todas las manos suman, todas cuentan y todas pueden ayudar para hacer de este mundo un lugar más humano, equitativo y justo para todos. Combatir la desigualdad no es un reto imposible. Es hora de actuar”.
Como cristianos, no podemos olvidar las palabras de Jesús: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme… En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 35-36.40). No podemos ser indiferentes ante nuestros hermanos necesitados. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado (cf. Rom. 5,5) y es ese amor es el que nos impulsa a ser instrumentos de Dios en favor de los demás.
En cualquier momento podemos colaborar, bien como voluntarios en Manos Unidas o en otras instituciones que luchan contra el hambre en el mundo. También, como viene ocurriendo desde hace 63 años, el segundo fin de semana de febrero, en todas las parroquias se hace la colecta para ayudar a los proyectos que Manos Unidas realiza en los países más pobres del planeta. Proyectos orientados a la producción de alimentos, a la salud, a la promoción del empleo, a la formación de las personas, a la protección de las personas más vulnerables…
También se nos invita a que el viernes día 10 de febrero, o cualquier otro día que elijamos, pongamos en práctica el “Día de ayuno voluntario”. Una expresión mediante la cual se nos invita a llevar una vida más austera, a no gastar en cosas superfluas, y a destinar lo que ahorramos para ayudar a quienes carecen de lo necesario para vivir.
Manos Unidas trabaja todo el año contra el hambre en el mundo. En cualquier momento podemos unir nuestras manos con otros y luchar contra el hambre, la pobreza y la desigualdad. Podemos hacerlo directamente en: [bizum 33439]. El trabajo por la justicia nos incumbe a todos. Sí, “Frenar la desigualdad está en tus manos”.
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense