La tarde de este sábado, por vía marítima, retornó al santuario de Puntallana la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de la isla de La Gomera.
A las 13 horas en la parroquia de la Asunción se celebró la eucaristía presidida por el obispo, Bernardo Álvarez, quien en su homilía comenzaba recordando que “la alegría es el estado natural que Dios quiere para todas las personas”. Y es que, precisamente, la Iglesia celebra el III domingo de Adviento, conocido como “gaudete o de la alegría”, ante la proximidad de la Navidad.
Siguiendo el evangelio, Álvarez invitó a los fieles que llenaban el templo a preguntarse ante la imagen de la gomerita de Puntallana: “Qué debemos hacer” para acoger y preparase para vivir auténticamente la Navidad. De entre los diversos modos de abrirse a estas fiestas, el prelado Nivariense destacó la atención y generosidad ante las necesidades ajenas de cualquier tipo.
Posteriormente, el obispo invitó a hacer personal el lema de esta Bajada: Gracias Madre. Recordando su carta pastoral, dio gracias a Dios y, al final de esta cita lustrar, a María “por acogernos como tus hijos y cuidar de nosotros; por el testimonio de tu vida, que nos enseña a ser verdaderos cristianos; porque estimulas nuestra fe, nos muestras a Jesús y nos atraes hacia Él; por llevarnos en tu corazón y escuchar las súplicas de tus hijos; Gracias, Madre, porque nos consigues consuelo en la tribulación, alivio en la enfermedad y fuerza liberadora contra el pecado. Con toda seguridad, a poco que nos paremos a pensar, cada uno de nosotros puede descubrir en su vida personal y en la de otras personas, muchos motivos para decirle a La Virgen María: “Gracias, Madre” – enfatizó.
Por su parte, el arcipreste de la isla, Juan Ramos, dio también las gracias a cuantos colaboraron para llevar adelante esta cita pastoral con un talente misionero. También pidió perdón por si hubo algún error en este casi mes y medio de Bajada y subrayó que María de Guadalupe “está viva en el corazón de los gomeros”.
Al finalizar la Misa la imagen fue sacada en procesión, acompañada de fieles, chácaras y tambores, hasta el muelle. Allí fue embarcada en el “Halcón del mar” para llegar por vía marítima hasta el pequeño muelle de Puntallana desde el cual fue conducida hasta su morada habitual.
La cofrade Mayor, Sofía Brito Díaz, al igual que decenas de gomeros, han acompañado a la imagen por todos los rincones y, por lo tanto, han sido testigos de excepción sobre la devoción que ha despertado la imagen a su paso por las distintas parroquias. Lo que más destaca de esta edición es que “la gente se ha involucrado más que nunca en arreglar y decorar las calles del pueblo e implicarse en su recibimiento”.
Pedro Rodríguez Santos, mayordomo de la ermita quiso subrayar que la isla “se ha volcado con ella. Aún me asombra la devoción que despierta, sigo maravillado por el traslado que puedo calificar de apoteósico y desde luego muy bonito”, indica.
El obispo Álvarez, valoró positivamente lo vivido, subrayando “algo que siempre digo, lo más importante es lo que no se ve”.
Hasta la próxima cita lustral, en 2023, ¡Viva la Virgen de Guadalupe!
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