Saludo de Fray Alexis González de León, Prior y Rector del Santuario de Nuestra Señora de Candelaria.
Una nueva década comienza en nuestra historia con la sucesión de los años. Y en ese mismo transcurrir del tiempo hemos descubierto lo perdido y lo logrado en nuestros caminos. Según sea la intensidad de nuestra mirada y su intención, esos caminos pueden estar llenos de la presencia de lo sagrado en nuestra vida.
María, en un silencio creativo, supo albergar en su corazón esa presencia de lo sagrado en sus días: Dios se hizo presente, a modo de vida engendrada, como una antorcha que ilumina los corazones de las gentes, y lo supo hacer con un abrazo materno.
¡Cuánto amor, cuánta generosidad, cuanto agradecimiento lleva consigo el abrazo de una madre! ¡Cuánto podemos sanar de la vida contrariada con un abrazo! Con él, los dolores son olvidados, el abandono y la soledad son más llevaderos, la precariedad deja de angustiarnos, y la amistad es fortalecida con el perdón brindado.
En la Festividad de la Virgen de Candelaria, que nos recuerda la vida que se presenta a Dios como símbolo de agradecimiento purificado, se concentra lo más entrañable de Dios y de la humanidad. A pesar de lo padecido, de lo olvidado o abandonado, el mensaje de quien porta la candela no es menos entrañable: Dios sigue confiando en nosotros. Lo hizo con la creación, lo hizo cuando nos envío a su Hijo, y lo ha hecho de generación en generación. Aún hoy, el mensaje de Dios es: “Sigo confiando en ti”.
Puede haber gente que pueda mofarse de la amistad, puede haber personas que el contenido del amor le pueda hacer brotar en su interior un sentimiento de burla o rechazo, haciendo de una experiencia vital y sagrada, algo reducido a la ridiculez. Sin embargo, lo que se presenta no es el valor de la amistad o del amor, sino la incapacidad de la persona para ver los testimonios que se desprenden ante nuestros ojos de quien es capaz de confiar, de amar, y abrirse a la experiencia de la vida con amistad. Porque la confianza, lo mismo que el amor y la amistad no son materia de publicación o divulgación, ni materia para la mofa. Tampoco están presentes en las relaciones contrariadas donde el poder, la manipulación, o la violencia sean el talante o el ámbito donde se desarrollen.
La vida confiada es vida creadora, es mensaje de escucha serena, y es diálogo continuado. Presentarlo en el templo, como María hizo con Jesús, es darle a esta forma de vida una dimensión sagrada, de respeto, y de agradecimiento. Es iluminar con la candela lo que de verdad merece la pena vivir. Pero sólo se puede comprender esa experiencia, cuando soy capaz de cambiar en mí aquella forma de mirar que oscurece mi propia comprensión de los testimonios que otros me brindan cuando han perdido el miedo y el recelo de dar o recibir un simple abrazo. Felices Fiestas a todos, y en estos tiempos de crisis recupera tu valor más genuino que pueda ser un claro testimonio de sentirte capacitado para confiar y recibir la confianza de Dios.
Fray Alexis González de León
Prior y Rector
Santuario de Nuestra Señora de Candelaria
