La Villa Mariana de Candelaria celebró este 15 de agosto de 2021, el día grande en honor a la Patrona de Canarias. Un año más, debido a la pandemia, la estampa de miles de peregrinos en torno a la Basílica no se pudo contemplar. Un amplio dispositivo de seguridad veló por la correcta organización en el entorno del templo para evitar aglomeraciones.
La jornada comenzó en el pórtico principal de la Basílica donde el obispo saludó y recibió a la representante de S.M. el Rey, que este año recayó en la persona de Mari Brito, alcaldesa de Candelaria.
En la Misa estuvieron presentes diversas autoridades públicas, entre ellas, el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres; el presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos; el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana; el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Pedro Manuel Martín; la alcaldesa de la villa mariana, María Concepción Brito; el Teniente General Jefe del Mando de Canarias, Carlos Palacios y el alcalde de Teror, municipio hermanado con la Villa de Candelaria, Sergio Nuez.
El obispo inició su homilía haciendo un símil utilizando el ejemplo de las recientes olimpiadas. “Los atletas corren y se esfuerzan para conseguir una medalla. Nosotros, los cristianos, nos esforzamos por conseguir una corona que no se marchita y siempre con el objetivo de llegar a la meta, que no es otra que la felicidad de la vida eterna”.
Seguidamente, monseñor Álvarez expresó que la Asunción de María es el anticipo y la confirmación de lo que Dios quiere hacer con nosotros: salvarnos plenamente. “La Asunción nos recuerda la importancia de la unión del cuerpo y del alma”. Al hilo de esta idea, el obispo recordó las palabras del Padre Espinoza cuando en su libro expresaba que “la imagen de Nuestra Señora de Candelaria fue medio para que los guanches vinieran a la fe y tuvieran conocimiento del único y verdadero Dios”.
Posteriormente, el prelado hizo referencia a que ser creyente no es solo admitir la existencia de Dios. “La fe lleva consigo –añadió-, la convicción de que todo lo bueno viene de Cristo y, por tanto, debemos reconocerlo y darle gracias, como hizo la Virgen María”.
En este sentido, Álvarez también resaltó la idea de la interdependencia de los seres humanos. “Ojalá esta pandemia nos haya ayudado a descubrir la importancia de la dependencia de los unos con los otros. No vamos solos. Dios no nos va a librar de la pandemia por arte de magia. El Señor ilumina, fortalece a los enfermos y a todos nos da ‘cabeza’ para hacer lo que nos corresponde. Dios actúa, sí, pero por medio de nosotros”.
Por último, monseñor Álvarez deseó que todos los cristianos, tal y como nos enseñó María cuando visitó a su prima Isabel, tengamos ojos para ver la realidad como la ve Dios, corazón sensible y manos disponibles. “Ella sigue visitándonos, por eso, como Isabel, la seguimos proclamando dichosa. Ella no es una mujer del pasado, es una persona viva que cuida de nosotros con amor materno”.
La celebración finalizó con el canto de “Santa María del Camino” y la lectura de la oración final ante la Virgen de Candelaria.