Festividad del Santísimo Cristo de La Laguna. “La cruz para los cristianos es el signo del amor supremo”

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

La Catedral de La Laguna acogió este sábado 14 de septiembre, la celebración del día grande en honor al Santísimo Cristo lagunero.

La jornada de este día en que la Iglesia celebra la Exaltación de la Santa Cruz, se inició a las 10:15 horas, con la procesión cívico militar, con el pendón real, desde las casas consistoriales hasta el principal templo de la diócesis.

A las 10:45 h., en la puerta del templo catedralicio tuvo lugar el recibimiento de la representación oficial de Su Majestad, Felipe VI, que este año recayó en la presidenta del Parlamento de Canarias, Astrid Pérez. Seguidamente, se inició la solemne celebración de la Eucaristía.

Este año, la predicación en este día grande del Cristo, así como durante el quinario, corrió a cargo del obispo emérito de Santander, Manuel Sánchez Monge.

En la Eucaristía, cantada por el coro del Orfeón La Paz, se encontraban diferentes autoridades civiles y militares. Entre ellas, la consejera de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, Candelaria Delgado; el subdelegado del Gobierno, Jesús Javier Plata; la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila; el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez y el teniente general jefe del Mando de Canarias, Julio Salom. Asimismo, participaron en esta celebración, el esclavo mayor del Cristo, Francisco Túbal, junto a numerosos miembros de la Esclavitud y clero.

Monseñor Sánchez Monge centró su predicación en el significado de la cruz para los cristianos. “Hay dos maneras de mirar la cruz. Una, viendo en ella el ejemplo del suplicio más doloroso y cruel. Y otra, desde la resurrección. Es entonces cuando se convierte en cruz gloriosa porque nos trae la salvación”.

En este sentido, Monge hizo hincapié en que la cruz es el signo por excelencia. “Por eso nos honramos de llevarla en nuestro pecho, por eso la veneramos e incluso la adoramos. Pero se la adora, no por el madero, sino por quien estuvo clavado en él. La cruz para nosotros es el signo del amor supremo, de la entrega total. Es el signo del agradecimiento al Señor que ha dado su vida por nosotros y nos ha liberado de la muerte para llevarnos a la vida eterna”.

Monge continuó su homilía indicando que la cruz también es “respuesta”. “Algunas veces nos planteamos cómo es que Dios guarda silencio ante el mal del mundo que muchas veces se asoma por todas partes. La cruz es la respuesta de Dios. Él guarda silencio, pero es un silencio muy significativo, porque Jesús en la cruz, dentro de su silencio, nos da ejemplo de perdón. Él murió perdonando incluso a aquellos que lo crucificaban. Es un ejemplo de cómo, aún en medio del extremo dolor, todavía se puede ejercer el amor, la misericordia y el perdón”.

Por último, el obispo emérito de Santander expresó que la cruz nos recuerda que la vida es para entregarla. “Toda la vida del cristiano tiene que ser una donación. Salir de sí mismo para entregarse a Dios y a los demás, especialmente a aquellos que más lo necesitan”.

La Eucaristía concluyó con la bendición del Señor impartida por el obispo Nivariense a los presentes. Posteriormente, se inició la procesión de retorno de la venerada imagen a su Real Santuario.

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