Presidida por Mons. Álvarez en el Santuario de la Candelaria. El Obispo D. Bernardo Álvarez preside, en el momento de emitir esta Nota, en la festividad litúrgica de la Virgen de La Candelaria, la solemne eucaristía en el Santuario de la villa mariana. Con él concelebra el Obispo emérito, D. Felipe Fernández y el Padre provincial de la Bética de la Orden de los dominicos y un nutrido grupo de sacerdotes.
En la homilía que acaba de pronunciar el Prelado Nivariense hizo hincapié en la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo, cuyo misterio refleja la imagen de la Virgen de Candelaria, puesto que Cristo ha venido a salvarnos e ilumina a todos por dentro “para enseñarnos el camino del bien, para ayudarnos a decidir lo más correcto, para ponernos en la búsqueda de la verdad.
Además, prosiguió Álvarez, en esta jornada celebramos la Purificación de María. Esta fiesta nos invita a “purificar el corazón, porque el verdadero culto a Dios está en el corazón, en la propia vida, en las obras cotidianas, en ofrecer toda la existencia para el bien”. La fuente de los peregrinos que está a la entrada de la basílica, continúo el obispo, es una reminiscencia de que “para entrar en el templo de Dios hay que estar limpios por dentro”. Por ello, todo lo que es odio, rencor, deprecio por los demás, desinterés por el que sufre…debe desaparecer de nuestro corazón cuando venimos al templo, al encuentro con Dios, con la Virgen, para que el Señor nos regenere, nos salve. Sólo El, proclamó, puede hacerlo.
Posteriormente, D. Bernardo Álvarez, dedicó la parte final de su homilía a algunas reflexiones éticas sobre la actual situación de crisis, señalando que “no es malo acudir a Dios cuando estamos en apuros; es bueno”. Pero la fe no es sólo para los momentos de “apuros”. “Hemos de tener presente a Dios todos los días, aunque las cosas nos vayan bien, puesto que un corazón “saneado” sólo nos lo puede dar Dios”. Para el Obispo, el problema de la crisis no es sólo económico, también lo es de valores. No detectamos –dijo – la cantidad de tramposos que han jugado con la economía de todos y nos venden lo que no tienen. “Los problemas estructurales del mundo no se resolverán si no cambian los corazones”. Y eso lo aporta Jesucristo: un corazón y un espíritu nuevo, remarcó.
La situación económica en la que vivíamos hasta hace poco, enfatizó, no era la ideal, puesto que una gran mayoría de ciudadanos del mundo estaban en la miseria y eso Dios no lo quiere. El Señor nos ayuda en este momento difícil, afirmó, “pidiéndole inteligencia y acierto”, sobre todo para los responsables de los pueblos. También deseó que Dios “nos dé fortaleza y ayuda para vivir más austeramente, con moderación en el consumo, preocupados de atender al que lo necesita, velando por el planeta”. El Obispo terminó su homilía pidiendo que “la Virgen nos ayude a vivir conforme” a la voluntad de Dios.
En cuanto a la representación institucional, junto al alcalde de la Villa estaban, entre otros, el presidente del Gobierno de Canarias, el presidente del Cabildo de Tenerife, el Subdelegado del Gobierno en la provincia, la vicepresidenta primera del Parlamento, Dª Cristina Tavío, el Senador D. Aurelio Abreu y la diputada nacional, Dª Ana María Oramas. Por su parte, la representación militar la encabezaba el Teniente General jefe del Mando de Canarias D. José Luis Vega.