En el ámbito de la educación hay una pérdida de sentido. El segundo día del Congreso Fe-Cultura, acogió diversos talleres como el de cine, que dirigió Ninfa Watt, la cual expuso el séptimo arte como una herramienta educativa, un puente para una relación educativa. Además, la profesora Ángela Torbay disertó sobre la educación en contextos no formales.
Una de las ponencias centrales del día la desarrolló Antonio Rodríguez. Su intervención estuvo centrada en “la educación en búsqueda de sentido: la creatividad como sentido de la educación”. El profesor reconoció esta pérdida de sentido en el ámbito educativo, la cual tiene múltiples manifestaciones como la desorientación que nos hace estar viviendo en un cambio de época.
Esta realidad, para Rodríguez, tiene una serie de singularidades que sintetizó en tres: el propio cambio profundo, estructural, continuo, intergeneracional. Por otro lado, la complejidad del mismo, ya que tiene muchas fuentes, está amplificada, nos hace vivir en paradojas. Y, en tercer lugar, la desincronía que aumenta la vulnerabilidad humana.
Para el ponente, si esta sociedad quiere sobrevivir ha de aprender a pensar y sentir de modo diferente. Por todo ello, es preciso fijar – señaló- un objetivo educativo. El mismo sería que la educación cumpliera la misión de ayudar a aprender a ser felices. El instrumento para ello sería la “creatividad” que, para Rodríguez, es una facultad que todo ser humano puede desplegar y que permite trasformar, evolucionar.
El ponente, en otro momento, expuso la iniciativa de los llamados “maestropasión”, es decir, aquellos que intercambian experiencias para hacer posible que la educación sea realizada Con-Corazón, ya que el maestro es un mago que facilita el milagro de aprender. Pero también el maestro ha de ser un artista creativo, un referente para los que están en la otra orilla: los alumnos. Igualmente, ha de dar buen alimento y ser provocador del cambio socio-personal, precipitador que ayuda a desplegar las potencialidades humanas. Y todo ello, concluyó, con la humildad de saber que “la puerta del cambio sólo se abre desde dentro”.