A pesar de todo esto, la Navidad llega como el tiempo favorable en el que Dios se hace presente en medio de nuestra historia para igualarse a nosotros como lo que somos, hombres y mujeres, humanidad y barro, fragilidad y posibilidad. Y al igual que Él se hizo presente en el pesebre de un portal a las afueras de una pequeña aldea, en medio de una sociedad convulsa y dividida, hoy también se hace presente en la vida de las personas que están sufriendo pobreza y desigualdad en las orillas de los caminos, en las víctimas de los discursos de odio, de trata y de abuso.
Hoy, al igual que hace más de 2000 años, Dios sigue naciendo en el corazón de cada persona y espera ser acogido en el pesebre de nuestras pobrezas y anhelos, en el portal de nuestras casas y de nuestros sueños. Sigue haciéndose presente en medio de las más de 250 millones de personas migrantes que cuestionan nuestras fronteras y nuestro modelo de sociedad globalizada, en la que todo está conectado, pero en la que los valores humanos y éticos se diluyen y la transforman en sociedad líquida, desvaída y fugaz.
Reconstruir una sociedad distinta
Esta Navidad nos trae una nueva oportunidad para dejar nacer lo mejor que somos y compartirlo con el resto de las personas para celebrar y agradecer, pero, también, para tener presentes y muy cerca a quienes no llegan a fin de mes ni saben si podrán reunirse y brindar por nuevas oportunidades.
Cáritas invita a dedicar esta Navidad a reconstruir una sociedad distinta, con sabor a fraternidad, en la que aprendamos a mirar a los demás como personas, dignas de los mismos derechos humanos y de la misma capacidad de amar y de ser amadas.
Interpelación personal
Para ello y ahora que comienza el Adviento, la Campaña de Navidad de Cáritas, además de hacer un llamamiento a la colaboración económica con las personas y familias en situación de mayor precariedad, nos lanza estas preguntas:
– ¿Qué puertas tengo que abrir para dejar entrar el amor y la esperanza a mi vida? ¿Quiénes están llamando hoy a mi puerta, a las puertas de los portales que frecuento, y qué me quieren decir? ¿Con quiénes estoy dispuesto a sentarme a cenar, a escuchar, a acompañar?
– ¿Cómo quiero dejarme alcanzar por ese Jesús del pesebre que hoy quiere encontrarse conmigo desde su ser de niño que es amor y ternura vacío de juicios y condiciones? ¿Cuáles son las señales que hoy nos están hablando de fragilidad, pequeñez, necesidad a nuestro alrededor y cómo puedo yo, nosotros, responder a ellas?
– ¿Cómo podemos ser buena noticia hoy para quienes no tienen empleo, o vivienda, o viven una vida precaria, sin esperanza, o con enfermedad? ¿Cómo podemos estrechar nuestras relaciones, hacer que los demás nos importen un poco más, y poner en práctica la generosidad de los pastores que acudieron al portal sin saber lo que iban a encontrar?
Captación de recursos
La Campaña de Navidad es, junto a la del Día de Caridad (Corpus Christi), una de las dos ocasiones del año en las que Cáritas lanza a toda la sociedad una invitación expresa a la colaboración económica para sostener el trabajo de lucha contra la pobreza que realizan las 70 Cáritas Diocesanas de todo el país.
La colaboración privada es uno de los pilares que permiten a Cáritas desarrollar su misión y ofrecer oportunidades de vida digna a millones de personas en situación de gran vulnerabilidad dentro y fuera de nuestro país. En el último ejercicio, Cáritas destinó más de 386 millones de euros para apoyar a 2,8 millones de personas con problemas crecientes de desempleo, ingresos, vivienda y salud mental. Este importante esfuerzo económico fue posible gracias a la generosidad de miles de socios, donantes y colaboradores privados, que aportaron más de 273 millones, lo que supone más del 70 por ciento del total de recursos invertidos.