En una catedral es preciso «ver lo que no se ve»

Diócesis de Tenerife
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El Obispado de Tenerife está situado en San Cristobal de La Laguna. La jurisdicción de la diócesis comprende Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro.

A mediodía de este 25 de enero ha tenido lugar el acto institucional de finalización de las obras de reposición de las cubiertas de la Catedral. En el interior del templo estuvieron presentes el Obispo, Bernardo Álvarez, el Presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, el Ministro de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España, José Ignacio Wert, el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Carlos Alonso, el Alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, la Delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, así como un gran número de autoridades civiles, militares, miembros del clero y representantes de instituciones y asociaciones.

En nuestro portal podrán encontrar el sonido íntegro del acto. Ahora tan solo sintetizamos la intervención del Obispo:

El prelado nivariense comenzó su disertación dando gracias a los presentes e indicando que esta Catedral, como tantas otras, es un monumento histórico y artístico. «Pero, no es sólo eso» – puntualizó el Obispo. Recordando palabras del Papa Benedicto XVI, expresó que «las catedrales son lugares de vida, donde nos sentimos en casa. En ellas encontramos a Dios y nos encontramos los unos con los otros». En la catedral, más allá de la apariencia y la estética, es necesario «ver lo que no se ve».

Esta Catedral –prosiguió- es un ‘patrimonio vivo’ de generaciones de creyentes que han contribuido al esplendor del culto divino; es la fe del pueblo, expresada en las distintas manifestaciones del arte (arquitectura, escultura, pintura, música…).

Para el prelado, «más que ser un patrimonio histórico-cultural, es sobre todo un patrimonio catequético-evangelizador. Un patrimonio de amor y de fe que alienta nuestra esperanza y contribuye a la instauración de la nueva civilización que Cristo introdujo en la historia de la humanidad: la civilización del amor y de la fraternidad universal».

Después de hacer un repaso breve a la historia del nacimiento de la diócesis y su catedral, recordó el momento del cierre al culto cuando el Obispo Felipe Fernández García, decreta «cerrar al culto el templo catedralicio, desde las 24 horas del día 30 de Junio de 2002 en adelante, por el tiempo que fuere necesario». «Han pasado ya casi doce años y ahora, en estos comienzos de 2014, el 31 de enero, estamos en disposición de reabrir de nuevo al culto la Santa Iglesia Catedral de La Laguna, y poder celebrar en ella el Primer Centenario de su Consagración» – señaló.

Por otro lado, Bernardo Álvarez resumió el camino recorrido, «12 años no exentos de grandes dificultades técnicas y económicas». Mientras las cuestiones técnicas han sido solventadas, las económicas solo lo han sido en parte. «Nos queda aún un gran esfuerzo que realizar para cubrir totalmente los gastos – indicó

INFORMACIÓN ECONÓMICA

En este punto dio detalles en su intervención de las cuestiones económicas. «Desde que se comenzaron los estudios sobre el estado de la Catedral, se han invertido 15.327.000 euros. De ellos, hasta el presente, la Administración del Estado, a través de distintos ministerios, ha aportado 8.227.000 Euros; Cabildo de Tenerife y Ayuntamiento de La Laguna, 1.200.000. Quedan pendientes de pago 5.900.000 Euros, de los cuales 3.550.000 Euros corresponden al Ministerio de Cultura conforme al convenio firmado el año 2010. El resto, 2.350.000 Euros, tenemos que seguirlo buscando y para lo cual esperamos contar con las aportaciones de los fieles en general, así como con el apoyo del Gobierno de Canarias y otras entidades públicas y privadas».

Igualmente, señaló las innovaciones tecnológicas del edificio y que la obra «ha supuesto una considerable mano de obra, directa e indirecta, que ha permitido que muchos profesionales de distintos campos hayan tenido trabajo. Lo que significa que la inversión económica ha ahorrado un buen dinero a las arcas del paro y ha revertido en el bienestar de muchas familias».

La parte final de la intervención del obispo estuvo dedicada a agradecerle a Dios, las personas e instituciones que colaboraron o intervinieron en esta obra. «Damos gracias a Dios por la sensibilidad, preocupación y compromiso efectivo de las generaciones que nos han precedido. Nos han legado, no sólo la materialidad del «templo catedral», sino todo su contenido de arte sacro, contribuyendo así a la dignidad propia del primer templo de la diócesis.

Nuestro especial reconocimiento y gratitud para todas las personas que en estos últimos doce años, con alma, corazón y vida, han puesto su saber, voluntad y buen hacer, en defensa de la Catedral de La Laguna y su necesaria rehabilitación, que ahora felizmente vemos culminada»- resaltó.

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