Esta mañana se celebró en la Catedral la solemne Eucaristía en el día principal de las fiestas del Santísimo Cristo de La Laguna. Precisamente, «el centro de la fiesta es Cristo» recordó el obispo Bernardo Álvarez que presidió la celebración.
A las 10:15 horas daba comienzo el disparo de las tradicionales Salvas a la salida del pendón de la ciudad desde las Casas Consistoriales, para proceder a su traslado a la Catedral.
La procesión cívico-militar llegaba a las puertas del templo poco antes de las 11:00 horas. En dicho pórtico, el obispo recibió a la representación oficial de la casa Real que ostentó en esta ocasión el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.
La Santa Misa, cantada por el coro del Orfeón La Paz, se celebró con gran devoción y solemnidad en un templo totalmente lleno. Numerosas personalidades políticas, entre ellas, el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo y el presidente del Cabildo Insular, Carlos Alonso, no faltaron a la cita con el «Cristo moreno», así como el Pleno del Ayuntamiento de Aguere.
En su homilía, el prelado nivariense hizo hincapié en los motivos para realizar esta fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, y que no son otros que el amor de Dios que le llevó a enviar al mundo a su hijo Jesucristo que «murió por nosotros». «Esta es la razón de que hagamos fiesta en honor de Cristo crucificado»- señaló. «Su entrega por nosotros fue consciente, libre y voluntaria, movida por el amor a Dios y por el amor a nosotros».
Álvarez Afonso expuso que este «por nosotros» tiene tres sentidos complementarios: por causa de nuestros pecados, en lugar nuestro y a favor nuestro.
La imagen del Santísimo Cristo de La Laguna nos habla a nosotros de Cristo, nos muestra las huellas de su pasión y también las huellas de nuestra fe y devoción. Sobre todo, nos muestra lo que no se ve, el amor y la misericordia de Dios en el corazón de miles de fieles a través de la historia – expuso el obispo.
Por último, citando al Papa Francisco, el prelado indicó que «necesitamos detenernos en oración para pedirle a Él que vuelva a cautivarnos. Nos hace falta clamar cada día, pedir su gracia para que nos abra el corazón frío y sacuda nuestra vida tibia y superficial. Puestos ante Él con el corazón abierto, dejando que Él nos contemple, reconocemos su mirada de amor. ¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva! –expuso el prelado para finalizar apuntando un deseo, «ojalá estos días nos dejemos inundar por el abundante amor de Cristo. Detengámonos ante él en oración para que nos vuelva a cautivar».
Terminada la Eucaristía, el Cristo de La Laguna, acompañado de gran cantidad de devotos, emprendió la procesión del retorno a su Santuario. Esta noche será el esperado espectáculo de fuegos anunciando la llegada del Cristo a la plaza, tras su procesión por las calles de la ciudad.