Más de cien agentes de pastoral han participado en el curso Juan: Formación dediscípulos. Los miembros de la Comisión Diocesana de la Misión, los equipos de cada uno de los 17 arciprestazgos y los seminaristas, dirigidos por Mar Milera y Ángel Ruiz, de las escuelas de evangelización S. Andrés, han vivido una intensa experiencia de discipulado, enmarcada en el segundo año de implementación del PDP.
Con una metodología activa y una potente simbología, con momentos de reflexión, oración y experiencias conjuntas, la iniciativa pretende avanzar en el objetivo diocesano de «involucrar(SE) y mejorar la condición de discípulos de los que ya participan activamente de la vida de la Iglesia, puesto que del buen discípulo, nace el buen misionero.
Por otro lado, el obispo tuvo un coloquio durante estas jornadas con los participantes, aprovechando la presencia de los miembros de las distintas comisiones para acompañamiento e impulso de la misión.
Una muy buena experiencia que pretende ahora difundirse, con las adaptaciones precisas, a fin de ir creando en la diócesis espacios motivadores y sanadores (EG 77) para seguir avanzando en una Iglesia en salida misionera.
Las jornadas concluyen con la participación en el comienzo de curso pastoral para Tenerife que se desarrolla este domingo en La Laguna.
Desde la llamada de Jesús: «hagan discípulos míos a todas las gentes», los participantes fueron iniciados en ocho bloques temáticos: Plan de Dios y estrategias de Jesús (sin discípulos el plan de Dios no puede trascender); maestro y discípulo (primero es lo primero. Primero discípulo y luego apóstol), didáctica de Jesús (Jesús no enseñó a aprender, enseñó a enseñar), un día con el maestro (no se puede vivir como Jesús, si no se vive con Jesús), examen de admisión (no somos admitidos en la escuela del discipulado, si no pasamos el examen de admisión), siete relaciones del discípulo (un discípulo es tal cuando todas sus relaciones son armónicas), metodología de Jesús (la eucaristía es el programa de formación del discípulo de Jesús) y el octavo, hagan esto en memoria mía (no somos verdaderos discípulos hasta que no formemos otros discípulos).
Ahora, por lo tanto, toca «Ajarái», ir delante para seguir a Jesús, para formar a otros discípulos, para involucrarse en el seguimiento y la amistad con Jesucristo, e Involucrar a otras personas. Después de haber estado a los pies del maestro escuchando, se trataba de favorecer una vida y unas obras que hagan a los participantes «más sospechosos de ser discípulos del Galileo».