En la mañana de hoy, 31 de diciembre de 2022, el Señor ha cumplido su promesa con el Papa Emérito Benedicto XVI: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas… me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros” (Jn. 14,2-3).
Damos gracias a Dios por su vida y ministerio. Sus talentos naturales, y los que recibió por gracia de Dios, los hizo fructificar al servicio de la Iglesia y del mundo. Su vida como Sacerdote, como Obispo y como Papa, ha dejado una huella profunda en la historia de la humanidad.
Particularmente, su capacidad intelectual, que desarrolló en el campo de la filosofía y la teología (con la publicación de muchos libros), así como en sus discursos, catequesis y homilías hacen de él un auténtico “Padre de la Iglesia”. Sin duda, el Señor le está diciendo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel… entra en el gozo de tu Señor” (Mt. 25,21).
En relación con nuestra Diócesis Nivariense, en el primer año de su Pontificado, el 29 de junio de 2005, firmó mi nombramiento de Obispo de San Cristóbal de la Laguna. A partir de entonces tuve varios encuentros con él, tanto en Roma como en sus visitas a España: Valencia (2006), Santiago de Compostela y Barcelona (2010) y Madrid (2011). En el trato personal era una persona muy afable. Siempre recuerdo que en mi primer encuentro (6 de julio de 2005), al decirle que era de la Islas Canarias, me contestó: “oh, allí viajan muchos alemanes”.
Invito a todos los diocesanos a pedir al Señor que le conceda el descanso el eterno, y para que se cumplan en él las palabras del Apocalipsis: «¡Bienaventurados los muertos, los que mueren en el Señor! Sí, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan» (Apoc. 14,13).
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense