A primera hora de la tarde de este domingo finalizaba el curso “Emaús” dirigido por dos responsables de la “Escuela de Evangelización S. Andrés”.
En las instalaciones de la que fue Residencia Universitaria Santo Tomás, más de sesenta personas de distintos rincones de la diócesis vivieron esta experiencia. Una nueva oportunidad para ser mejores discípulos misioneros, a partir de la escucha de la Palabra.
Acompañados por José H. Prado Flores Director Internacional de EESA y Ângela Chineze Directora de la Oficina Nacional de EESA en Brasil, los participantes vivenciaron y actualizaron en sus vidas la experiencia de los discípulos de Emaús a través de un potente “lenguaje simbólico”, así como con momentos orantes, formativos, participativos y celebrativos.
¿No ardía nuestro corazón mientras nos explicaba las Escrituras? Es la pregunta que se hicieron aquellos discípulos. Ahora en esta propuesta se volvía a poner en valor la Palabra de Dios, la cual es capaz de transformar una Vida. Ella es – siguiendo algunas imágenes – fue presentada por Chineze creativamente como lámpara y luz, espada, martillo, miel, lluvia y nieve, semilla, pan que alimenta. En definitiva, a partir del Encuentro con la Palabra, en el camino, se hace uno misionero. “A evangelizar se aprende evangelizando”.
El obispo también quiso escuchar con su presencia en la noche del sábado algunas vivencias de las personas presentes, al tiempo que alentó a todos a ser discípulos que comparten lo que han experimentado, la alegría que han vivido estos días.
Prado, por su parte, quiso destacar a la hora de presentar el objetivo de los diversos cursos de esta Escuela que “la nueva evangelización requiere evangelizadores nuevos. No hay evangelización sin evangelizadores. No hay misión sin misioneros. Los nuevos evangelizadores no nacen por generación espontánea. Hay que formarlos. Eso pretende la Escuela S. Andrés”. A partir de la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, “buscamos muchos hermanos para que podamos, como Andrés, llevarlos a Jesús. Que puedan así predicar mejor, amar y servir mejor que nosotros. Esta es la misión que tenemos y el por qué de nuestro nombre”.
El curso finalizó celebrando la Eucaristía y compartiendo el almuerzo. Eduardo Rodríguez, delegado para la Nueva Evangelización, presidió la Misa. En su homilía sintetizó el sentido del “camino de Emaús” a partir del relato de Lucas.
La diócesis cuenta ya con un equipo de laicos y vida consagrada, coordinado por el vicario del sur, Fernando Delgado, de cara a prestar el servicio de impulsar esta herramienta de nueva evangelización en estas Islas.