La eucaristía es sacramento admirable es, además, alimento y produce efectos en quien la recibe dignamente. Estas fueron las ideas centrales desarrolladas por el obispo, Bernardo Álvarez, en la homilía de este domingo de Corpus en la Misa que presidió en la Catedral.
En un templo repleto de fieles se encontraban, entre otros, el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo; el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz; Efraín Medina, el consejero insular del Área de Empleo, Comercio, Industria y Desarrollo Económico, Efraín Medina; así como el general jefe del Mando de Canarias, Pedro Galán al que acompañaban otros mandos militares.
También participaron en la Misa la Hermandad del Santísimo y el Comité Ejecutivo de la Junta de Hermandades y Cofradías de La Laguna.
Bernardo Álvarez comenzó su homilía destacando la importancia de la eucaristía como sacramento; como realidad visible que nos comunica otra realidad divina. En el caso de la eucaristía, es “presencia amorosa de Cristo”. En ella, “no veneramos una imagen, sino al mismo Jesús, vivo, glorioso, resucitado, presente entre nosotros de manera real y verdadera – expuso. Por ello, en la tarde del Corpus honramos en nuestras calles esta presencia divina tan cercana y festejamos llenos de gratitud a quien ha querido quedarse para siempre entre nosotros en el sacramento de la cena- enfatizó el prelado nivariense.
En segundo lugar, el obispo quiso recordar que la eucaristía es “alimento”. “El Señor se convierte en alimento del caminante, viático del peregrino y banquete en el que el Señor nos invita a participar”. Para el obispo Jesús nos presenta un programa de vida basado en el amor, la entrega a los hermanos, el perdón y el espíritu de servicio. “La tarea del amor servicial sólo es posible vivirla con la gracia y la fuerza interior que nos brinda la eucaristía”- sostuvo.
En tercer lugar, la última parte de su homilía la dedicó Álvarez Afonso a exponer “los efectos que produce en quien la recibe dignamente”. Esos efectos son el amor y la unidad. En el día nacional de Caridad, recordó el lema de Cáritas de este año: “Vive la misericordia. Deja tu huella”. Además, expuso la importancia de la campaña de Cáritas diocesana: “ama la persona. Ama sus derechos”. “Como bien sabemos los últimos años están siendo especialmente duros para los pobres, los parados, los inmigrantes, los sin techo y para cientos de familias que sufren las consecuencias de la grave crisis económica de estos años”.- aseveró.
Para Álvarez, la emergencia social, que genera tanto dolor, sufrimiento y desesperación no está superada”. Por ello, exhortó a los que participan en la eucaristía a “tener signos de misericordia y compasión en este Año Jubilar; signos de fraternidad; un género de vida más austero por solidaridad con los que nada tienen, y para poder compartir con ellos, no sólo lo que sobra, sino incluso aquello que estimamos necesario”. Recordando la afirmación de Jesús leída en el evangelio: “Dadles vosotros de comer”, el obispo defendió que todos, cada uno, puede hacer algo para contribuir a una sociedad mejor, para ayudar al necesitado.
Después de la Misa, se realizó la procesión del Santísimo Sacramento por las calles alfombradas del centro de la ciudad. Al término de la misma, el obispo Álvarez impartió la bendición con Jesucristo presente en la Sagrada Eucaristía.
