Diez años han tenido que esperar los habitantes de La Palma para celebrar una jornada como la de este pasado domingo 29 de junio. El izado de la bandera de la patrona palmera y la Bajada del Trono dieron el pistoletazo de salida de esta LXX edición de la Bajada de la Virgen de las Nieves. Más de 50.000 de personas, ataviadas con trajes típicos, disfrutaron de este día espléndido en un ambiente festivo y cargado de devoción a María.
A las 11:00 horas, la Bandera de la Virgen, con el anagrama de María bordado en su centro, fue bendecida en la celebración de la Eucaristía, en la parroquia de El Salvador, por el sacerdote José Francisco Concepción Checa. Posteriormente, la enseña blanca fue transportada por numerosos ciudadanos y autoridades civiles, desde el atrio del ayuntamiento hasta el Castillo de la Virgen, donde fue izada.
En la tarde, el vicario general, Antonio Pérez, presidió la Misa de Romeros en el Real Santuario Insular. Pérez expresó que esta Bajada es de, algún modo, más especial si cabe debido a las experiencias dolorosas que han vivido los palmeros en los últimos años con la pandemia y la erupción del volcán. “No ha sido sencillo vivir en La Palma estos últimos años que nos han conducido hasta las fechas lustrales de 2025. En medio del desierto del dolor, los palmeros hemos conocido la provisionalidad de nuestros planes y la imposibilidad de controlar nuestro presente y, mucho menos, nuestro futuro”.
En este sentido, Pérez añadió que ahora se abre un tiempo para caminar en esperanza. “Hoy, como siglos atrás, volvemos a mirar a María de Las Nieves. Esta vez, bajo el lema ‘Peregrina de esperanza’. Sí, acertadamente las comunidades palmeras han elegido este lema en sintonía con el jubileo universal al que nos convocó el querido papa Francisco. Como nos invitaba el pregonero de esta cita con María: ‘honremos ese vínculo centenario y entendamos esta Bajada de la Virgen como un símbolo vivo de renovación y esperanza’.
Por último, el vicario general pidió a María que nos ayude a sanar el dolor y las heridas de estos años. “Que ella ilumine nuestra mirada, para que podamos contemplar la vida con asombro y gratitud; fortalezca nuestra marcha, para que ningún obstáculo sofoque la luz y el calor de nuestra esperanza, que no es otra que Jesús, el Señor, el hijo de María, la esperanza que no falla”.
Finalizada la Eucaristía, tuvo lugar la romería de la Bajada de las piezas del Trono y del altar de la Virgen de las Nieves hasta la parroquia matriz de El Salvador, trasladadas por las personas agraciadas en el sorteo que se celebró el sábado.
A la llegada al referido templo de la capital palmera, los custodios de la Virgen dejaron armado el trono de las Nieves que aguardará la llegada de la imagen mariana el próximo 13 de julio, cuando haga su entrada triunfal en la ciudad.