El Obispo presidió este martes, 2 de febrero, la eucaristía central del día en la Basílica de Candelaria. En el templo lleno de devotos se encontraban la alcaldesa de la Villa Mariana, María Concepción Brito, y la Corporación municipal, el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso y varios consejeros insulares, la representación del Gobierno de Canarias estuvo encabezada por la consejera de Hacienda, Rosa Dávila. Asimismo asistieron, la subdelegada del Gobierno en la provincia, el cuerpo consular, diputados regionales, varios alcaldes de la Isla y las autoridades militares.
«Hoy es la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, por manos de María, por eso esta fiesta aparece «como memoria conjunta del Hijo y de la Madre, es decir, celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre – señaló el obispo Álvarez.
El prelado Nivariense destacó en su homilía que para nosotros, en Canarias es la fiesta de nuestra patrona, es la fiesta de la Virgen María de Candelaria. Es la fiesta de la luz, de la Virgen que trae en sus brazos, tal como aparecen representado en nuestra imagen, a Cristo su hijo, manifestado como luz del mundo, representado por la vela, la candela en la otra mano.
Bernardo Álvarez destacó la importancia de las personas mayores a partir de la figura de los ancianos Simeón y Ana que aparecían en el evangelio proclamado en la Misa. Ellas «con el paso del tiempo pueden quedar marginadas por la sociedad, y a veces hasta por la propia familia; descartadas, como dice el Papa Francisco: ancianos como Simeón, ancianas como Ana, sin peso en la vida, llenos de achaques, a los que despectivamente calificamos de santurrones o beatos, pero que han sabido ver la luz de Dios en brazos de María. Sin ellos jamás seríamos nosotros cristianos. Con toda la paciencia que sus achaques y manías no exigen, jamás les pagaremos nuestra deuda con ellos, de ser luz, de no ser tinieblas – expuso. «Nos aportan lo más importante y necesario, con su fe nos muestran a Jesús como la luz y sentido de sus vidas y nos invitan a seguir sus pasos».
En la última parte de la homilía Álvarez expuso la necesidad de que los cristianos sean discípulos misioneros. «Nuestro Plan Diocesano de Pastoral para los próximos cinco años, tiene como lema, «una diócesis en salida misionera», y pretende reavivar en todos los que nos reconocemos cristianos la conciencia de que somos misioneros del evangelio. Que, como discípulos de Cristo, todos, de una forma u otra, estamos llamados a transmitir nuestra fe a los demás, con el testimonio de nuestra vida y con nuestras palabras» – indicó.
Después de la Eucaristía tuvo lugar la procesión de la imagen de «la morenita» por la plaza de la patrona de Canarias.