
Los recientes acontecimientos como la quema intencionada de una mezquita a punto de ser inaugurada en Piera (Barcelona) o la respuesta violenta de linchamiento orquestada tras una execrable agresión a un vecino de Torre Pacheco (Murcia), son motivo de profundo dolor, pero también de reflexión creyente. Como obispo y como ciudadano no puedo sino alzar la voz desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia ante lo que no ha de pasar desapercibido: la creciente instrumentalización del dolor y el miedo para alimentar discursos que siembran división, odio y sospecha hacia personas migradas, muchas de las cuales han llegado a nuestras tierras buscando lo que todo ser humano anhela: dignidad, paz y oportunidades. Los datos sobre los beneficios económicos y sociales de la migración en España son incuestionables, y debido a nuestro lamentable invierno demográfico sabemos que necesitaremos más. Quien lo oculte o lo niegue, sencillamente miente.
admin2025-07-15T08:14:36+00:00