Beatificación de Rafael Martínez Navarro, nombrado canónigo de la Catedral de La Laguna en 1921

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Este próximo sábado 16 de octubre, a las 11:00 horas, en la Mezquita-Catedral de Córdoba, el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y delegado pontificio, presidirá la solemne beatificación de 127 mártires, que fueron víctimas de la persecución religiosa en la diócesis cordobesa entre 1936 y 1939.

Entre los referidos mártires se encuentra Rafael Martínez Navarro, quien fuera Canónigo de la Catedral de La Laguna en la que tomó posesión el 12 de agosto de 1921. Asimismo, Martínez fue profesor de Historia Eclesiástica en nuestro Seminario Diocesano.

RAFAEL MARTÍNEZ NAVARRO

      Nació en el Barrio del Campo de la Verdad (Córdoba), en el seno de una familia abnegada y trabajadora formada por Rafael Martínez Serrano, propietario, y María de la Concepción Navarro Mesa. Le bautizaron a los dos días de nacer en la Parroquia del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba. Fue confirmado cuatro días después por Mons. Ceferino González, en visita pastoral.

      A los 11 años ingresó en el curso preparatorio o de primeras letras del Seminario de la Purísima, abierto por el Obispo Fray Ceferino González en la Calle Gondomar de Córdoba.

      Atravesó grandes temores y titubeos acerca de su vocación, llegando incluso a abandonar los estudios sacerdotales entre 1899 y 1901. En estos años trabajó como viajante de una fábrica de aguardientes de Rute y en Sevilla como dependiente de una tienda de quincallería. Pero, regresó al Seminario y fue ordenado presbítero el 28 de marzo de 1903.

         Su primer destino será la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Montemayor, donde sólo estará cinco meses. El 5 de febrero de 1904 es nombrado por la Diputación Provincial capellán auxiliar del Hospital de Agudos de Córdoba, pasando en un mes a ser capellán primero. Ya quedan superados todos sus temores de crisis vocacional sobre el ejercicio de la predicación, pues obtiene licencia ministerial para ella.

         Es en esta época cuando se le detecta una enfermedad que le obligará a acudir anualmente al Balneario de Carratraca (Málaga) y al de Valencia.

         Solicita entonces dispensa para cursar los estudios de licenciatura en Sagrada Teología en Sevilla, pero se le niega. Por ello, decide concluir los estudios de Derecho Canónico que no había completado en el Seminario. Más tarde, el 4 de octubre de 1913, obtenía la licenciatura en Derecho Canónico.

         A modo de experiencia y ejercicio, don Rafael realizó los exámenes del concurso de curatos convocados, pero no optó por ninguna de las parroquias vacantes. Será en 1913 cuando opte a la Parroquia de Ntra. Sra. del Carmen de Lucena. Toma posesión de ella como cura propio el 4 de marzo de 1914. En 1920 será también nombrado confesor ordinario de las Hermanas Mercedarias y del Colegio de la Purísima Concepción de la localidad.

         Es nombrado canónigo de la Catedral de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife), de la que tomó posesión el 12 de agosto de 1921. De ella pasa a la Catedral de Badajoz, y de ésta a la de Córdoba, para la que es nombrado por el rey Alfonso XIII el 17 de octubre de 1928 por permuta hecha con don Emigdio de la Riva. Tomó posesión en calidad de Prefecto de Ceremonias.

         El 18 de julio de 1936 don Rafael tomó el tren de Algeciras hasta Carratraca, donde tenía programado pasar su mes de vacaciones en el balneario para hacerse una cura de su afección cutánea. En la estación ya sabía que se había producido el Alzamiento Nacional, y el jefe de la estación le propuso devolverle el importe de su billete, lo cual declinó. En el balneario coincidió con don Rafael Machuca, coadjutor de Estepa, y con don Antonio Blanco, sacerdote encargado de la Parroquia del Puerto de la Torre. Los tres fueron encarcelados el mismo 18 de julio y trasladados después a la capital malagueña. En la cárcel don Rafael no ocultó su condición sacerdotal en su inscripción del registro de entrada, aunque se le indicó que podría haberlo hecho.

         Tras el bombardeo de la aviación nacional sobre Málaga el 22 de agosto, comenzó el calvario de los prisioneros, y en represalia fueron fusiladas 46 personas. A las once de la noche del 30 de agosto, la aviación volvió a bombardear Málaga. A las dos de la mañana, unos milicianos penetraron en las brigadas de presos y fueron señalando a unas sesenta victimas que habían de sacrificar. Según relata el P. García Alonso, SJ, un preso en otra brigada que pudo salvarse, en ese grupo murieron el canónigo de Córdoba don Rafael Martínez y don Rafael Machuca, sacerdote de Estepa.

         Los restos mortales de don Rafael, junto con los de los sacerdotes asesinados en Málaga, fueron trasladados solemnemente a la Catedral, donde descansan en la cripta del altar del Santísimo Cristo de los Mártires o “de los Caídos”.

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