El obispo nivariense impartió su tradicional retiro en la parroquia de La Concepción de La Laguna (sede provisional de la Catedral).
Su reflexión la centró en la virtud de la esperanza. «Virtud -dijo siguiendo al Catecismo de la Iglesia Católica- por la que aspiramos al Reno de los Cielos y a la Vida Eterna, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo, con el auxilio del Espíritu». Álvarez remarcó que «la historia no está condenada al fracaso» y subrayó la necesidad de «la esperanza en la perspectiva del «don» y de la acogida a ese «don». Invitó además a los participantes a reflexionar y reconocer que «no tenemos la capacidad para salvarnos nosotros mismos». Por eso, para acoger a Jesús que viene, «hemos de pedir perdón por nuestras faltas de esperanza», y continuó señalando algunas exigencias para cultivarla: «pureza de corazón, amar con pasión lo que se espera, combatir los enemigos de la esperanza, vigilar para descubrir los signos de esperanza, comprometerse en los cambios necesarios, agradecer los logros, etc».
En la segunda parte de la reflexión Álvarez volvió a destacar la unidad de las virturdes de la fe, la esperanza y la caridad dejando espacio para la oración con el Santísimo expuesto.
