El proyecto ‘No dudaría en volver a reír’ de la asociación juvenil Aldaba, vinculado a los salesianos de Utrera, ha ofrecido un verano más una escuela de verano y ha acompañado a los niños de la barriada de la Paz de Utrera en el campamento del oratorio. Con estas actividades la asociación pretende ofrecer “un apoyo indispensable para escapar el mayor tiempo posible de ambientes poco favorables para el estudio y el desarrollo personal”, según Carlos García, miembro de Aldaba y uno de los coordinadores del proyecto.
La escuela de verano se desarrolló durante el pasado mes de julio, de lunes a jueves en las instalaciones del colegio Salesiano de Utrera, y la jornada del viernes en la piscina municipal de Consolación. “Los contenidos académicos no es lo más destacado, sino el acompañamiento de unos niños y niñas que suelen pasar muchas horas solos en la calle”, apunta García.
Posteriormente, estos niños pudieron vivir “una experiencia única de convivencia, educación desde el ocio y tiempo libre” en el campamento del oratorio. En esta ocasión se realizó en el albergue diocesano de Villanueva, en Córdoba, en la sierra de los pedroches. Al igual que años anteriores, el campamento ha compartido las actividades con la Asociación de mujeres de Santiago el Mayor, que realizan su labor social con el mismo colectivo en la zona del Tinte durante todo el año.
Aunque durante el curso escolar se trabaja con alrededor de 30 menores de la barriada de la Paz de Utrera, este año la escuela de verano ha acogido a 40 niños de entre 4 y 17 años, “numero ampliado para acoger los menores de las familias en intervención de los Servicios sociales de la localidad en el periodo estival”, explica. En el caso del campamento del oratorio han asistido un total de 22 jóvenes, primando la participación de aquellas familias que no pueden disfrutar de vacaciones este verano.
El proyecto ha llevado a cabo actividades de deporte, desayuno diario e higiene dental, refuerzo escolar, formación en valores y actividades acuáticas. Además, durante todo el campamento han trabajado las emociones y los sentimientos, con el fin de que los niños y jóvenes pudieran conocerse mejor, relacionarse con los demás y les ayudase en “la búsqueda de su felicidad”.
“Terminamos este curso con un balance muy positivo -asegura Carlos García-, tanto en los menores que han participado como en sus familias, claro ejemplo es su implicación y apuesta por sus estudios durante el periodo escolar y la mejora en los hábitos de vida”. Igualmente, agradece a los más de treinta voluntarios de la comunidad de salesianos, salesianos cooperadores, equipo animador de Aldaba y de la ciudad de Utrera por “haber dedicado su tiempo y esfuerzo por mantener y colaborar con este proyecto”.