Profesionales de los medios de comunicación sevillanos esbozan distintas facetas de la personalidad y el legado de monseñor Asenjo Pelegrina, ahora que concluye su servicio al frente de la Iglesia en Sevilla, con un denominador común: su cercanía y capacidad de trabajo.
Alberto García Reyes (ABC de Sevilla)
Un pastor tiene que ser un faro espiritual y moral, una fuente de humanidad. Pero un buen hombre tiene, además, que alumbrarse por dentro para verse las debilidades y no temerlas, para asumirlas y restaurarlas, para pedirse perdón y concedérselo, para ser su primer servidor y el de los demás. Don Juan José Asenjo es una persona luminosa porque no huye de su fragilidad y por eso manda muy de cerca. Porque es un espejo contra el miedo de los feligreses. Porque ningún lugar por el que pasa queda igual que antes de su presencia. Doy gracias al Señor por presentármelo en mi vida porque a través de sus ojos, ahora delicados, he podido ver a Dios dentro de mí con más claridad que nunca. Y he aprendido que para ser bueno cumpliendo lo que nos encargan hay que ser antes bueno cumpliendo lo que nos exigimos a nosotros mismos.
Charo Padilla (Canal Sur Radio)
Si hay alguien que ha luchado en los últimos años por la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo de las hermandades, ese es don Juan José Asenjo. Lo tuvo claro desde el primer día que llegó a Sevilla. Por eso, no dudó en “invitar” a las pocas hermandades que quedaban, a incorporar a la mujer con pleno derecho. Sin discusión. Y si en esta ciudad servidora ha llegado a ser pregonera, la primera en 80 años, es por él. “Charo, tienes que dar el pregón” me decía cada vez que nos encontrábamos en un acto. Yo rehuía, me escondía. Pero él insistía una y otra vez, “Charo tienes que dar el pregón”. Él me dio la confianza que yo no tenía, me animó constantemente. Creyó en mí y me apoyó de manera incondicional. Guardo como un tesoro el mensaje que me envió cuando leyó el texto que llevaría al Maestranza. Sé que, a partir de ahora, nos quedarán muchas tardes de charla. Sin prisas.
Pedro Ochoa (COPE Sevilla)
Humanidad, cariño, cercanía y ejemplo de honda espiritualidad. Estas son las palabras que vienen a mi mente cuando pienso en lo que mi Arzobispo, don Juan José, me ha dejado en estos años. Como persona, he sentido su cariño y su cercanía cuando me tocó soportar el momento más doloroso de mi vida. Como profesional de la comunicación, he experimentado la admiración de conocer a una persona íntegra, amante de la verdad, por encima de convencionalismos. Y como cristiano, me ha servido de modelo y estímulo su mensaje para buscar siempre lo profundo, lo esencial de nuestra fe.
Cristóbal Cervantes
“Vamos a rezar juntos el Ángelus”
Eso me dijo en su despacho aquella mañana cuando las campanas de la Giralda anunciaban las doce. Fue el día que conocí a la persona cercana y humilde que se escondía bajo la mitra del Arzobispo. Recuerdo que la primera entrevista que concedió en Sevilla a primeros de 2009 fue en un plató de televisión del Estadio Olímpico. Seguramente metáfora de la carrera que afrontaba. No iba a ser fácil llegar a la meta. Y es que las cosas importantes nunca lo son. Hoy que ha alcanzado el pódium del cariño y el respeto, hoy que es Hijo Adoptivo de Sevilla, querido don Juan José, muchas gracias.
Fran López de Paz (Canal Sur Radio)
Los surcos derechos
Nada más llegar y cuando se le preguntaba por su familia, el Arzobispo Asenjo recordaba a su padre como el hombre que hacía en el campo de Sigüenza los surcos más derechos. Y hacía así con la mano y marcaba una línea recta. Aquella imagen de la niñez asomado a la ventana de su casa da la impresión de que ha marcado su trayectoria vital. La rectitud, que consisten en hacer las cosas como deben hacerse, ni un metro más a un lado, ni un metro más a otro, no es una virtud que se prodigue demasiado. Por eso, cuando desde la misma Iglesia se señala al relativismo como un bien en desuso en el otro lado se encuentra Asenjo que desde el primer momento, y a veces sin que le entendiéramos, tuvo claro que las cosas no tenían más que un camino. Que para ir de un problema a la solución solo había una línea recta. Como los surcos de Sigüenza.
Francisco Correal (Diario de Sevilla)
Un confesor confesante
Yo descubrí a don Juan José Asenjo cuando aceptó acompañarme para un Paseo en la sección que publicaba en el Diario de Sevilla. Quedamos un lunes. Me citó en la puerta de San Onofre, la capilla de Adoración Perpetua a la que todos los primeros días de la semana acudía para confesar. Estaba lloviendo. Le dejé mi paraguas, con el que lo fotografió mi compañero Juan Carlos Vázquez por el andén del tranvía. Descubrimos a un pastor sencillo que conocía el nombre de sus ovejas y yo diría que en muchos casos sus apellidos. Un confesor confesante en el confesionario andante del periodista.
Carlos Navarro (Diario de Sevilla)
Nos deja don Juan José un sello de serenidad imprescindible en cualquier persona con responsabilidades de gobierno. Un hombre paciente y calmado. Siempre vamos a recordarle como un Arzobispo de una importantísima espiritualidad, generoso y con una capacidad de sacrificio que es todo un testimonio en la sociedad de hoy. Monseñor Asenjo es el prelado que fue de menos a más. Me queda la impresión de que llegó a Sevilla como un solvente gestor de la Iglesia y que se ha terminado de forjar en Sevilla como un buen pastor. Y, por encima de todo, la mejor sensación es que su pontificado se nos ha hecho corto.
Inmaculada Jiménez (COPE Sevilla)
Me considero una mujer afortunada porque mi trabajo como periodista me ha permitido conocer a don Juan José en la distancia corta. Así, no solo he podido disfrutar de la hondura de muchas de sus Homilías, sino que también he notado la ternura de su mirada y la calidez de su mano cuando me he acercado para comunicarle un problema personal o para presentarle a algún familiar o amigo. Sevilla ha tenido a una buena persona al frente de su Archidiócesis y siempre formará parte de su Iglesia. Gracias, mons. Asenjo por estos años y siga acompañándonos.
Susana Herrera Márquez
“Su fortaleza en el Señor ”
He tenido la oportunidad de entrevistar en distintas ocasiones a D. Juan José. Llegó de Córdoba diciendo que tenía que haber pagado por ser obispo, porque había sido una etapa imborrable. Estoy convencida, que cada momento vivido, y cada experiencia es única para él. En nuestro primer encuentro, me contaba con cuánto entusiasmo y amor estaba preparando todo para traerse a su madre. Finalmente, no pudo ser, y aceptó la voluntad de Dios, como el Viacrucis que le ha tocado vivir con la salud, siempre desde el convencimiento de que ella seguía presente intercediendo ante el Señor, en su día a día. Como seguirá en esta nueva etapa en la que le deseo se siga sintiendo bendecido y querido, y con Dios en el centro de todo.
Javier Rubio (ABC de Sevilla)
Monseñor Asenjo, mi pastor
La primera impresión fue de sorpresa cuando, al término de una entrevista profesional nada más llegar a Sevilla, se hincó de hinojos para rebuscar sendos rosarios que nos obsequió. Nunca había visto a un arzobispo por los suelos, con la mayor naturalidad. Don Juan José ha sido mi pastor. Quiero decir que es el primer prelado de Sevilla por el que he rezado, luego de reavivar la fe en un retiro de evangelización kerigmática en 2016, y al que he encomendado -también con la mayor naturalidad- mi familia. Siempre he sentido su cercanía y su cariño, confío en que los sienta de vuelta con estas palabras.
Carlos Colón (Diario de Sevilla)
Un sacerdote que cree en Dios en la séptima acepción de la palabra según la RAE (“tener por cierto que alguien existe verdaderamente”) y no solo en la primera (“tener algo por cierto sin conocerlo de manera directa”). Y un arzobispo que no ha olvidado que es un sacerdote y espera la jubilación para, sin desatender el servicio que se le solicite, volcarse en la meditación y la oración sin obligaciones de gestión que para otro carácter representarían algo ajeno a él: poder y relumbrón. Por eso este hombre piadoso y providencialista ganaba tanto en las distancias cortas, cuando se podía mostrar como el párroco de Sevilla en el sentido en que se llamó a Juan XXIII el párroco del mundo.
Paco García (Radio Sevilla -SER)
En los años de pontificado de don Juan José, nuestros encuentros han sido eminentemente profesionales: pregunta-respuesta en las ruedas de prensa y, que yo recuerde, una entrevista presencial en los estudios de Radio Sevilla. No obstante, guardo un grato recuerdo personal de cuando fui invitado a Palacio por la festividad de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Me presenté: “Paco García, Radio Sevilla, Cadena SER”. A lo que me respondió con un lacónico “la SER, la SER”. Me acordé entonces de lo que con gracia sublime decía el añorado Juan Luis de Tarifa y le espeté: “Monseñor, la SER es mala pero el hambre es peor”, aflorando en su rostro de castellano serio una sonrisa que me transmitió su cariño y cercanía.