La Iglesia del Hospital de los Venerables Sacerdotes se bendijo el 14 de septiembre de 1698 por el Arzobispo de Sevilla don Jaime Palafox, dedicándose a San Fernando, de cuya canonización se cumple el 350 aniversario en este año de 2021.
Al estar dedicada esta iglesia al santo conquistador de la ciudad de Sevilla, encontramos varias representaciones suyas entre las que sobresale el magnífico lienzo titulado “Apoteosis de San Fernando” que corona el retablo mayor y que es obra de Lucas Valdés. Igualmente, por su calidad sobresale esta pequeña escultura realizada por Pedro Roldán en 1698 en madera estofada y policromada también por Lucas Valdés, quien la entrega a la Hermandad de los Venerables Sacerdotes en mayo de 1699.
Si bien en esta ocasión aparece sedente, esta imagen desarrolla el modelo iconográfico que Roldán consagra en su magnífica escultura realizada para la Catedral de Sevilla en 1671 con motivo de la canonización y que actualmente se encuentra en la Sacristía Mayor, para cuya realización el 3 de abril de 1671 el Cabildo de la Catedral da permiso a Pedro Roldán para que examine en rostro del Santo, así como a Murillo quien realizará a su vez el magnífico retrato que se halla hoy en el Pabellón neoclásico de la Catedral.
Esta escultura de Roldán, que cada año procesiona en el Corpus Christi, se inspiraba en el modelo que Francisco Pacheco realiza para la primera imagen oficial de San Fernando, realizada en Roma por el grabador francés Claude Audrane “el Viejo” en 1630, coincidiendo con la bula del Papa Urbano VIII, primera imagen sugerida por el jesuita Juan de Pineda, de la cual existe una réplica en la Catedral de Sevilla: una pintura sobre cobre atribuida igualmente a Pacheco, de hacia 1634.
Tan solo 120 centímetros mide esta hermosa imagen de San Fernando de los Venerables que hoy estudiamos y que hace pareja con otra de similares dimensiones que representa a San Pedro revestido de pontifical, obra de idéntico autor y cronología.
Pedro Roldán nos muestra aquí al Santo Rey sentado en un trono, dirigiendo su mirada hacia lo alto con devoción. Aparece con sus atributos de rey: la corona, símbolo de autoridad y realeza, y la bola del mundo, que es la insignia máxima de poder y simboliza el dominio sobre el Imperio. En su mano derecha enarbola la espada, símbolo de la guerra, pero también de la justicia. En el caso de San Fernando, la espada enriquece su significado al representar la vuelta al cristianismo de las ciudades por él conquistadas, por lo que es también signo del poder divino sobre los enemigos de la fe. La espada del santo conquistador se conserva en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla y es usada cada año en la procesión conmemorativa del aniversario de la conquista de la ciudad en la fiesta de San Clemente.
Como es común en las representaciones de San Fernando, viste anacrónicamente como un caballero cristiano del siglo XVII en lugar de como un monarca del siglo XIII. Así, lleva armadura y calzas, así como gola y manto de armiño que presenta una bella decoración de castillos y leones.
La iconografía de San Fernando sedente y levantando la espada con su mano derecha la encontramos por primera vez en una de las miniaturas de las Cantigas de Santa María, de su hijo Alfonso X el Sabio, del códice que se encuentra hoy en la Biblioteca Nacional Central de Florencia, de comienzos del siglo XIV, concretamente en la cantiga número 92. De fines del siglo XV es el pendón carmesí del Concejo de Sevilla que hoy forma parte de la colección del Ayuntamiento hispalense y que muestra de nuevo al Santo Rey entronizado levantando la espada con su mano derecha y en su izquierda sosteniendo el orbe, de la misma manera que aparece en la tabla de comienzos del siglo XVI que se halla en la Sala Capitular del Monasterio sevillano de San Clemente y que según el historiador Alfonso Rodríguez G. de Ceballos pudo inspirarse en dicho pendón, si bien hay que señalar igualmente que desarrolla el modelo iconográfico del grabado de la portada de la “Historia del emperador Carlomagno y los doce pares de Francia”, obra publicada en Sevilla en 1525.