El tercer domingo de octubre queda reservado cada año para celebración de uno de los principales hitos de religiosidad popular en nuestra diócesis: la Romería de Nuestra Señora de Valme, en Dos Hermanas. Una cita que congrega anualmente a más de 200.000 fieles llegados de distintos puntos de la provincia de Sevilla pero que en esta ocasión no pudo llevarse a cabo a consecuencia de las inclemencias meteorológicas. Un hecho inédito en la historia de este centenaria celebración. En su lugar, se llevó a cabo una serie de actos en el interior de la Parroquia de Santa María Magdalena de la localidad nazarena, que se convirtió en el epicentro devocional y emocional de la jornada.
La celebración romera de cada tercer domingo de octubre es el epílogo a un amplio calendario de actividades religiosas y culturales en torno a la Protectora de la ciudad de Dos Hermanas, que dio comienzo a principios de octubre pero que concentra sus días álgidos en la semana previa a la Romería. La Función Principal en honor a la Santísima Virgen de Valme, celebrada el día 11, marcó el pistoletazo de salida a esta semana de vísperas. En esta ocasión, la ceremonia religiosa fue oficiada por el Arzobispo, mons. Juan José Asenjo, que invitó a los fieles a vivir con intensidad y profundidad el Año de la Misericordia, cuya apertura tendrá lugar a principios del próximo mes de diciembre.
Si por algo han destacado este año los cultos dedicados a esta imagen fernandina -estrechamente ligada a la Reconquista de Sevilla-, ha sido por su especial dedicatoria a la canonización de Madre María de la Purísima, que tuvo lugar el mismo día previsto para la Romería. Con el fin de sumarse a este hito de la Iglesia en Sevilla, sendas reliquias de la nueva santa sevillana así como de santa Ángela de la Cruz (cedidas por la Hermandad de la Amargura de Dos Hermanas) fueron trasladadas al templo de la patrona donde se celebró la función, el quinario y el besamanos de la principal devoción mariana de la localidad nazarena.
(Foto: abcdesevilla.com)
