Esta tarde se ha celebrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla una emotiva Eucaristía en la que Pilar Trujillo ha sido admitida en el orden de las vírgenes consagradas, el Ordo Virginum. La Misa la ha presidido el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, y con la nueva consagrada, ya son once las mujeres pertenecientes a este orden en la Archidiócesis hispalense.
En su homilía, el arzobispo de Sevilla explicó que el orden de las vírgenes, “ligado íntimamente al ministerio del Obispo y a la Iglesia particular, tuvo una extraordinaria importancia en la Iglesia antigua”. Fue, de hecho, la más antigua forma de vida consagrada.
Más adelante explicó que las vírgenes consagradas viven en medio del mundo. No pertenecen a ninguna familia religiosa, ni dejan a su familia o su trabajo profesional. No hacen voto de pobreza, aunque tratan de vivir desapegadas de los bienes materiales. Tampoco hacen voto de obediencia, aunque están especialmente vinculadas al obispo, que puede señalar un campo concreto de apostolado, casi siempre al servicio de su propia parroquia o de un sector concreto de la pastoral diocesana; sí deben vivir el consejo evangélico de la castidad, por eso hacen propósito de guardar castidad perfecta.
“Un servicio humilde y discreto, y a la vez fructífero y eficaz”
En referencia al carisma de la virginidad, subrayó que “es un don de Dios. Nadie puede pretender este estilo de vida si el Señor no le llama, ya que -añadió- supera las capacidades del ser humano”. En su opinión, la nueva floración de esta antigua vocación en la Iglesia es “un regalo del Espíritu Santo que todos debemos acoger, acompañar y agradecer”. “Ellas ofrecen en las diócesis o en sus parroquias un servicio humilde y discreto, y a la vez fructífero y eficaz. Su misma presencia edifica a la Iglesia porque con su testimonio nos están recordando a todos que el Señor es el primero y supremo valor de la vida y que merece ser amado con el mismo amor con que Él nos ama”, apuntó el arzobispo.
Monseñor Saiz concluyó su alocución con un deseo: “Quiera Dios que en nuestra Archidiócesis y en toda la Iglesia sean muchas las jóvenes que se sientan atraídas por el testimonio de entrega total a Jesucristo de nuestras vírgenes consagradas, que permanecen en el mundo, en sus trabajos y en su familia, ofreciendo su corazón y su vida entera por bien de la Iglesia y de todos los hombres”.
Antes de finalizar la Misa ha tomado la palabra Pilar Trujillo, que ha tenido unas emotivas palabras de gratitud hacia todas las personas que le han acompañado en un discernimiento que ha desembocado en la ceremonia que se ha celebrado en la seo hispalense. De forma especial, se he referido a su familia, a los sacerdotes que le han acompañado en este camino de fe y al resto de mujeres que confirman el Ordo Virginum en Sevilla, así como al arzobispo.