El templo de San Agustín de Osuna acogió ayer la Misa Exequial por el alma de Francisco Javier Carreño Cuevas, seminarista de segundo curso fallecido el día anterior después de un año de lucha contra un tumor cerebral. Fue presidida por el Arzobispo, mons. Juan José Asenjo, y concelebrada por un amplio número de sacerdotes, entre ellos el vicario episcopal de la Zona Sur, Antonio Jesús Rodríguez Báez, el rector del Seminario, Antero Pascual, los párrocos de Osuna y el párroco de Santa María Magdalena de Dos Hermanas, Manuel Sánchez Heredia, que había acompañado a Javier en su proceso vocacional.
La iglesia estaba completamente llena de familiares, amigos y vecinos; también estuvo presente el Seminario Metropolitano al completo. El féretro con el cuerpo de Javier, recibido por el vicario episcopal, fue llevado frente al altar por miembros de la Hermandad del Santo Entierro de Osuna, a la que pertenecía el seminarista.
Mons. Asenjo expresó sus condolencias de forma especial a sus hermanos y sobrinos. En su homilía recordó los motivos para la esperanza cristiana, que invita a creer que la vida no termina en la muerte. El sentido de la oración y del ofrecimiento de la Eucaristía por Javier, afirmó, es el de que pedirle a Cristo resucitado y ascendido al Cielo que le dé su abrazo definitivo y que acoja sus méritos como “excelente cristiano y seminarista” perdonando sus pecados. Lamentó el hecho de la pérdida de un seminarista en la Archidiócesis, motivo por el que incidió en la necesidad de seguir pidiendo al “dueño de la mies” que envíe buenos sacerdotes a su Iglesia, “como habría sido Javier”.
Al finalizar la Eucaristía, el féretro fue portado hasta el coche fúnebre por los seminaristas de su curso, momento que se vivió con especial emoción. La misa funeral se celebrará el próximo martes 24 de mayo en la iglesia de San Carlos de Osuna.