Nueva edición del Misal: herencia de la larga historia litúrgica de la Iglesia

Archidiócesis de Sevilla
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El domingo 5 de marzo, primer domingo de Cuaresma, entra en vigor en España una nueva edición del Misal en lengua española. Sin querer ser exhaustivos, las principales novedades de esta edición van desde el diseño de la publicación hasta la traducción del latín, pasando por la inclusión de nuevos textos procedentes de la tradición de la Iglesia o la musicalización de casi todas las partes de la misa.

El volumen se ha hecho con una cuidada edición y encuadernación, más grande (21 por 28 centímetros) que el anterior, con tipos de letras creados para el Misal y el Leccionario. En sus 1.386 páginas se incluyen más ilustraciones, alguna a todo color. Lo mismo se puede decir del Leccionario, cuyos volúmenes están en curso de publicación. El resultado son unos libros que, según destaca Luis Rueda, delegado diocesano de Liturgia, “en su aspecto exterior manifiestan la dignidad que le es propia de su contenido, la Palabra de Dios y la Oración de la Iglesia”.

Una nueva traducción

Los textos de la edición en latín (que sirve de base a todas las lenguas del mundo) se han traducido aportando abundantes cambios de expresión, retoques, precisiones, que dan una mayor fidelidad y literalidad al texto latino, tal como pedía la Santa Sede en la instrucción Liturgiam authenticam. Esta nueva traducción ha afectado a las palabras de consagración del cáliz (“que será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados”) y a todos los demás textos del Misal.


La Ordenación General del Misal Romano

Este documento, que contiene el sentido y la descripción de la celebración de la Misa (una especie de “manual de uso”), ha sido nuevamente estructurado y notablemente enriquecido, desde los puntos de vista teológico, pastoral y espiritual; y se han introducido también numerosas precisiones, así como algunos cambios sobre determinados ritos. Todo ello para adaptar este documento al Código de Derecho Canónico y a los demás libros litúrgicos que fueron publicados después de 1975.

Nuevos textos

Casi todas las partes del Misal han sido enriquecidas con nuevos textos procedentes de la tradición de la Iglesia y otros de nueva composición. Más concretamente, en el Propio del Tiempo se han añadido formularios completos de misas y oraciones: para el 20 de diciembre, misas para las vigilias de Epifanía y la Ascensión; oraciones de bendición sobre el pueblo para la Cuaresma; una oración conmemorando los dolores de la Virgen para el Viernes de Dolores; otra de temática bautismal el último sábado de Cuaresma; once oraciones para la Pascua; y se han retocado muchas oraciones del Tiempo Ordinario. En el Ordinario de la Misa, los cambios afectan sobre todo a la plegaria eucarística. Así, en la parte conclusiva de los prefacios antes del canto del ‘Santo’ han vuelto a aparecer las diversas jerarquías de los ángeles que habían desaparecido (ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, serafines, querubines), igual que se han añadido más fórmulas de conclusión de los prefacios (exactamente treinta y dos); la expresión de las plegarias eucarísticas “de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre” ha sido traducido por “de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre”, lo cual –destaca Rueda- “expresa más claramente nuestra fe en la transformación de las especies eucarística en el Cuerpo y la Sangre del Señor”. La plegaria eucarística quinta (también conocida como del Sínodo Suizo) se llama ahora plegarias eucarísticas que pueden usarse en las misas por diversas circunstancias, y así responden mejor al uso al que se destina. También se les ha cambiado el orden -la quinta ha pasado a ser la primera- y se ha ajustado mejor su traducción. Además, en todas las plegarias eucarísticas se ha introducido el nombre de san José, como veníamos haciendo por mandato de Benedicto XVI, y se han añadido varios textos para las bendiciones solemnes y oraciones sobre el pueblo.

En cuanto al Propio y el Común de los Santos, desde la edición de 1975 se han incorporado al Misal los textos eucológicos de cuatro memorias obligatorias y de dieciocho memorias libres nuevas, entre ellas las memorias de san Juan XXIII y san Juan Pablo II. Se han unificado los títulos de las fiestas marianas llamando a la Virgen “Bienaventurada Virgen María”, y el Común de Santos ha sido enriquecido con nuevos formularios (las misas de la Virgen pasan de siete a once) y se han reorganizado (por ejemplo, el Común de Pastores).

También hay novedades en las misas rituales, por diversas necesidades, votivas y de difuntos. Las rituales se han reordenado y se ha introducido una para la institución de lectores y acólitos; Las misas por diversas necesidades pasan de cuarenta y seis a cuarenta y nueve formularios, y aquí se han colocado ahora los formularios “en los aniversarios del matrimonio” que antes figuraban entre las rituales; En las votivas se ha añadido la de ‘la Divina Misericordia’, la de ‘Nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote’ (que antes no estaba en el misal latino porque era propia de España) y una de ‘San Juan Bautista’. Las misas de difuntos también han sido objeto de una nueva organización.

Los textos bíblicos

Tanto los textos de los nuevos Leccionarios como los textos bíblicos presentes en el Misal contienen las versiones de la Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. El mismo texto, pues, resonará con idéntica traducción en la liturgia, en la catequesis, en la enseñanza de la Religión, en los documentos oficiales de la Iglesia, etc. “Lo cual es importante y significativo desde el punto de vista de la comprensión, fijación en la memoria y vivencia de la Palabra de Dios”, comenta Luis Rueda.

La música

Se han musicalizado casi todas las partes de la misa para que pueda ser cantada como está recomendado, particularmente los domingos. Se nos invita a incluir cantos en la misa (como ya hacemos: canto de entrada, de ofertorio, de comunión, etc.), pero sobre todo a cantar la misa (plegaria eucaristía, Evangelio, aclamaciones con sus respuestas, oraciones, salmos, lecturas, etc.). Tanto en el Leccionario como en el Misal se ha incluido las músicas para poder cantar las lecturas (primera, segunda y Evangelio). El modelo melódico del canto del Evangelio con su aclamación (“Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús”) imita la cadencia de las Palabras de la Consagración y la aclamación posterior (“Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección ¡Ven, Señor Jesús!”) subrayando musicalmente el paralelismo entre el culmen de la mesa de la Palabra (Evangelio) y el de la mesa de la Eucaristía (Consagración). Además, en el Leccionario se ofrecen veinte fórmulas musicales para poder cantar los Salmos Responsoriales y diez para el canto del versículo antes del Evangelio (Aleluya y otros textos en Cuaresma).

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