Monseñor José Ángel Saiz se dio cita el pasado 25 de enero con una representación de 31 de los 34 conventos de clausura que hay en la Archidiócesis de Sevilla. Los tres restantes, las carmelitas de Osuna, las Clarisas de Estepa y las Agustinas de Sevilla, no pudieron participar por cuestiones relacionadas con la pandemia.
En total, 80 hermanas de distintos carismas y congregaciones se reunieron por primera vez con el nuevo prelado en el monasterio del Espíritu Santo, compartiendo una jornada que –confiesan- “nos hacía gran ilusión porque hacía tiempo que echábamos de menos este primer encuentro con él, aunque comprendíamos su programa para ir conociendo la Archidiócesis”.
De igual forma, supuso una oportunidad para el reencuentro entre religiosas de distintas congregaciones, quienes coincidieron en que “la comunicación online no es suficiente”.
La jornada comenzó con la celebración de la Eucaristía en la iglesia del monasterio, presidida por el Arzobispo y concelebrada por el delegado episcopal para la Vida Consagrad, José Ángel Martín. “En un momento tomó el aspecto de un Vaticano en pequeño por la gran variedad de carismas representados en los distintos hábitos”, señala una de las consagradas que participó en el encuentro.
Durante su homilía, monseñor Saiz se refirió a la conversión de san Pablo y animó a las presentes a experimentar su propia conversión, “a vivir un auténtico cambio de mentalidad que nos ayude a ser cada día un poco más coherentes en el seguimiento al Señor y a caminar juntos todos dentro de la Iglesia”.
Terminada la Misa, el Arzobispo pudo conversar con todas las religiosas a las que instó a pedirles lo que quisieran. Fueron unánimes dos puntos: en primer lugar, que fuera a conocer cada uno de los conventos de la diócesis y, en segundo término, solicitaron la actualización de los cursos de formación permanente. “A todo fue contestando mostrando una cercanía y una naturalidad que nos conquistó”, comenta otra religiosa.
Finalmente, don José Ángel recalcó que las monjas de clausura están “en el corazón de la Iglesia y del Obispo” y prometió visitarlas en sus respectivos monasterios.